Hoy no basta con defender la familia en privado sino que hay que defenderla públicamente en la vida social y política.
La familia necesita de leyes justas que amplíen y protejan el compromiso matrimonial entre un hombre y una mujer y primen esa realidad como el ámbito ecológicamente idóneo para las nuevas vidas.
Además se necesitan políticas públicas que homologuen en materia de apoyo a la familia, y que se facilite a las nuevas generaciones tener convicciones familiares, es decir, creer que hacer familia es posible.
Asimismo la familia sigue siendo la forma de vida elegida voluntariamente por la inmensa mayoría y la institución más valorada en todas las encuestas, por eso no puede dejar de asumir su responsabilidad histórica de exigir su plena ciudadanía y reivindicar el aprecio y la ayuda que merece.
Es la ideología de género con la que se pretende una y otra vez desde el poder desprestigiar a la familia. Este tipo de pensamiento es minoritario entre la población en general, pero tiene una influencia notable en determinados ambientes culturales, periodísticos y políticos que la hacen muy aparente.
Hay que conocer la ideología de género, ser consciente de su peculiar terminología, su agenda política y los grupos que la apoyan. Es una ideología alejada de la realidad de la vida personal y familiar de la inmensa mayoría, saber esto es la manera de defender a la familia de ella.
Si en la vida pública actuásemos y hablásemos como hablamos en privado y defendiésemos para las leyes lo mismo que aplicamos en nuestra vida personal y familiar la ideología de género quedaría inmediatamente reducida a lo que es: un planteamiento absolutamente sectario, minoritario, extravagante e impracticable sobre la persona y la sexualidad.
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