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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El lado oscuro de la economía

Fuente Church Forum, autor S. Velasco

La crisis económica de la Eurozona aparece constantemente en los medios. Y también es noticia la crisis alimentaria en el Cuerno de África. ¿Qué pasa con el sistema económico mundial, que no resuelve la pobreza de tantas naciones?

El problema económico contemporáneo es muy complejo y abarca ámbitos muy diversos, que no se limitan a las leyes del mercado. En lo más profundo de esta crisis financiera hay un "factor ético", que por ser no-económico, pocas veces es tomado el cuenta. Sin embargo, la reciente crisis económica de Grecia, lo ha puesto de manifiesto, como lo muestra un informe publicado por el diario español "El País" [Artículo: "Las claves de la crisis griega"].

Ahí se explica que "durante los últimos años, el Gobierno griego maquilló sus deudas, presentando a la Unión Europea unos informes que no reflejaban la gravedad de la situación. La cruda realidad llegaría a finales de 2009, cuando (…) Yorgos Papandreu (…) ponía al descubierto la dramática realidad económica de su país con un déficit público superior a lo anunciado sobre el 13% del PIB".

Antonio Argandoña, Profesor de la prestigiada IESE Business School, afirma que se trata de "una crisis causada por la codicia, entendida no como la simple búsqueda de beneficios, sino como la perversión del legítimo derecho al lucro". Explica que desde siempre se han empleado mecanismo de control no para evitar la codicia, sino para que ésta no degenerase en fraudes y corrupción. Pero ahora, dice, esto ha cambiado, porque esos mecanismos han dado pie a la corrupción, y documenta hasta seis "conductas inmorales" que originaron la actual crisis financiera.

Como se puede apreciar, no todo son leyes del mercado. También ha jugado un papel importante la falta de ética, pero no ha surgido ninguna voz civil o política con peso internacional que lo denuncie. Ha sido el Papa Benedicto quien ha tomado la iniciativa de advertir de este mal, en su encíclica "Cáritas in veritate" (29.VI.2009).

Mons. Dominique Mamberti, en su discurso ante la asamblea general de la ONU: Recientemente, un alto funcionario de la Santa Sede, Mons. Dominique Mamberti, disertó sobre esta crisis ética en la LXVI Asamblea General de la ONU (27.IX.2011). Afirmó que "todos sabemos que un elemento esencial de la crisis actual es el déficit de ética en las estructuras económicas". Y sostuvo que "la economía ya no puede funcionar solamente por una autorregulación del mercado, y menos aún, por los acuerdos que se limitan a conciliar los intereses de los más poderosos". Por esa razón, la economía "necesita una razón de ser ética, con el fin de funcionar para el hombre" .

Mamberti explicó que "la idea de producir bienes y servicios (…) de una manera estratégica (…) sin buscar con esas acciones hacer el bien, es decir, sin una ética, se ha revelado una ilusión ingenua o cínica, siempre fatal. Cada decisión económica tiene una consecuencia moral". Por eso, concluyó que "la economía necesita una ética (…) centrada en la persona y capaz de ofrecer perspectivas a las nuevas generaciones".

El sistema económico actual tiene un lado muy oscuro: la codicia. Por eso, hoy mismo es urgente una nueva y profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus objetivos, y establecer un sistema nuevo, que tenga como base la ética, y considere siempre la solidaridad y el desarrollo de todos los pueblos. ¿No será esto una utopía? El colapso de la Eurozona, la hambruna el Cuerno de África y la corrupción en México, gritan que no lo es, que ya es hora de incluir la ética en la economía.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La Ideología de Género

Autor: Jorge Scala

En el lenguaje se define el género masculino o femenino de las palabras, de manera arbitraria -es decir, sin que tenga relación alguna con la sexualidad, por ejemplo: la mesa es de género femenino y el vaso es de género masculino, sin que en ninguno de ambos casos, haya connotación sexual alguna-. Extrapolando esto a los seres humanos, se pretende sostener que hay un sexo biológico, que nos es dado y, por ende, resulta definitivo; pero -a la vez-, toda persona puede construir libremente su sexo psicológico o “género”.

Al comienzo, se usan los términos sexo y género, de modo intercambiable, como si fueran sinónimos y luego, cuando la gente se acostumbró a utilizar la palabra género, se le va añadiendo, imperceptiblemente, el nuevo significado de “sexo construido socialmente”, por contraposición al sexo biológico. El proceso final, es el común de los mortales hablando de género, como una autoconstrucción libre de la propia sexualidad. Y el cerebro ya quedó lavado…

Esa libertad para “construir” el propio “género”, se interpreta como autonomía absoluta, en dos sentidos simultáneos: 1º) cada uno interpreta como quiere qué es ser varón y qué es ser mujer; interpretación que, además, podrá variar cuantas veces el sujeto lo estime conveniente; y 2º) cada persona puede elegir hoy y ahora, si quiere ser varón o mujer -con el contenido subjetivo que ella misma haya dado a esos términos-, y cambiar de decisión cuantas veces le plazca. A esa elección absolutamente autónoma, la denominan “opción sexual”.

Ahora bien, en la “construcción del género”, interviene también la percepción que el resto de la sociedad tiene, sobre lo que es ser varón o ser mujer. Y esto crea una doble interacción: por un lado, cada persona con su concepción del género, influye en la sociedad; y por el otro, la sociedad toda influye en lo que cada persona percibe, como el contenido del género. Por esto se afirma que el género sería: el “sexo socialmente construido”.

Otro aspecto que importa subrayar, es que si el género se construye autónomamente, no tienen sentido -es más, serían ideas perniciosas-, las concepciones de la complementariedad de los sexos y, por ende, la norma de la heterosexualidad en las relaciones humanas. El matrimonio sería una opción para quienes la quieran, pero es una opción más, de igual valor que la cohabitación sin compromisos, las relaciones ocasionales, la prostitución, la homosexualidad, la pederastia, el bestialismo, etc. Cada uno elige autónomamente lo que quiere y le gusta, y no sólo nadie debe impedírselo, sino que el Estado debe facilitarle los medios a cada persona, para satisfacer sus instintos sexuales a su gusto, sin correr el riesgo de un “embarazo no deseado”, o de contraer una enfermedad sexualmente transmitida. El único límite es la violación de la “libertad sexual” de un tercero. Estos son los “derechos sexuales y reproductivos”, reivindicados por el feminismo fundamentalista.

La “desigualdad de género” sería la que ocurre, cuando los varones están a cargo de la vida pública, el poder y el trabajo; y las mujeres de la vida privada y la procreación; ésta impide a las mujeres participar en la vida pública y, por ende, tener poder. Esto explica que la maternidad, es vista como un mal por el feminismo radical, y por eso reivindica el “derecho” al aborto. El “empoderamiento” de la mujer, tendería a superar la “desigualdad de género”, haciéndola participar del poder y la vida pública.

Por contraposición la “igualdad de género”, implicaría que mujeres y varones somos iguales, pero en sentido de idénticos, y no en el tener igual dignidad y derechos. Esto es una consecuencia del presupuesto antropológico, según el cual todo ser humano podría -con autonomía absoluta-, elegir su propio género, ya que esto vale tanto para varones como para mujeres. Por ello, la diferencia biológica sexual, es percibida casi como una provocación a la confrontación -mujeres boxeadoras o futbolistas-, y no como un llamado a la complementariedad.

Otros vocablos derivados de esta ideología, y que tienen un significado preciso, son el “sexismo” y la “homofobia”. El “sexismo” sería poner cualquier límite a la conducta sexual -por ejemplo, penalizar la prostitución, la pornografía, la esterilización voluntaria, la homosexualidad, etc.; esas serían leyes “sexistas”-. Si cada uno construye su género autónomamente, y no hay leyes de la naturaleza, es tan válido ser heterosexual que homosexual, bisexual, transexual, travestido, transgénero, y todas las perversiones inventadas o a inventarse.

La “homofobia”, sería considerar que las relaciones naturales entre los seres humanos, son las heterosexuales. Eso sería tener fobia a la igualdad -entendida como identidad- entre los géneros… En definitiva, se trata de imponer una nueva antropología, que es el origen de una nueva cosmología, y promueve un cambio total, en las pautas morales de la sociedad.

Las consecuencias sociales e institucionales de la ideología de género:

Resulta fácil advertir las consecuencias en la familia y en la sociedad, en caso que se llegara a imponer la ideología de género, en la cultura popular de nuestro pueblo argentino. Evidentemente, si cada quien “construye” con autonomía absoluta su sexualidad psicológica, sin ninguna relación con la biológica, entonces:

a) No existiría más el matrimonio, porque toda unión sexual tendría igual valor;

b) No existiría más la familia, porque cualquier clase de unión sexual sería el origen de un nuevo “tipo” de familia. Si todo es familia, a la postre, nada es familia…

c) No habría más varón ni mujer, todos seríamos andróginos, porque si cualquiera le da el contenido que quiere a la feminidad y la masculinidad, sin que nadie pueda objetarlo, entonces ya no existiría más esa distinción, sólo reservada a lo biológico.

d) La entrega gratuita de contraceptivos, las esterilizaciones voluntarias, la instrucción genital en las escuelas y el aborto, pasarían a ser considerados derechos humanos fundamentales -los derechos sexuales y reproductivos-.

e) Terminaría colapsando la misma sociedad, por la destrucción de su célula básica -la familia, basada en el matrimonio heterosexual, monogámico e indisoluble o, al menos, estable-.