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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

jueves, 30 de diciembre de 2010

El Mito de la "Superpoblación", la mentira creada por Robert Thomas Malthus (economista inglés 1766-1834)

Los controlistas nos han vendido el control de población como algo necesario y urgente... Nos han hecho creer que somos demasiados en el mundo y que los países, especialmente los más pobres, deben imponer drásticas políticas de reducción de la tasa de natalidad, o muy pronto, todos moriremos por falta de recursos o porque, siendo demasiados, contaminaremos nuestro planetas hasta hacerlo invivible.

A no pocos católicos les han "vendido" la historia de que somos muchos y de que la Iglesia es "retrógrada" por oponerse al control de la natalidad. Algunos, incluso han terminado diciendo "soy católico... pero estoy de acuerdo con el control de la natalidad".

Pero ¡Alto!: ¿Realmente es necesario el control natal? ¿Nos estamos quedando sin alimentos? ¿Nos estamos quedando sin espacio? ¿Las naciones pobres son pobres porque tienen mucha gente?

Aquí tenemos algunas respuestas a los mitos de la superpoblación:

El Nacimiento de un Mito

El Mito del control poblacional no surgió de la nada ni tampoco es una idea moderna basada en datos científicos. Es un mito creado por el economista inglés Robert Thomas Malthus (1766-1834). Malthus aplicaba un aumento aritmético a las subsistencias y uno geométrico a la población, adoptando para sus proyecciones periodos de 25 años cada uno. Malthus aplicó esta hipótesis a su nativa Inglaterra: Así, en los primeros 25 años, población y abastecimiento resultan iguales, porque ambos se doblan. En el siguiente periodo la población llegaría a los 28 millones pero con un abastecimiento adecuado sólo para 21 millones. Al término del cuarto periodo (que Malthus señala como 1898), la población llegaría a 112 millones, en tanto los abastecimientos alcanzarían tan sólo para 35, quedando 77 millones de seres totalmente privados de alimentos.

¿Y que pasó? Bueno... cualquiera sabe que el país de Malthus -no uno sino casi dos siglos después- cuenta con poco menos de 58 millones de habitantes y supera en 32 puntos el nivel mínimo de necesidades calóricas per capita.

La ley de Malthus y su cálculo, simplemente carecen de respaldo en los hechos; constituyen un error intelectual, típico del cientismo del siglo XIX: atribuir a los hechos sociales complejos las características de la materia física y de variables y elementos de número manejables.

Todo no pasaría de la anécdota si no fuera porque muchos y poderosos personajes hacen que el cálculo maltusiano siga teniendo vigencia y que se invoque para justificar las políticas coercitivas y la cuantiosa inversión publicitaria hecha con recursos públicos.

Desmintiendo Mito por Mito:

1.- "Se acaban los recursos"

Instituciones como la Conferencia de las Naciones Unidas para la Conservación de los Recursos llegó ha predecir que para 1975 -es decir, muchos años atrás - se habrían agotado las reservas de plomo, cromo, zinc y cobre del mundo.

Los alimentos y otros recursos naturales, para 1980, no alcanzarían para satisfacer las demandas del mundo entero y el poco que quedaría se vendería a precios exorbitantes.

La Verdad:

- El precio de todos los metales y minerales, incluyendo el petróleo, han registrado un decrecimiento sostenido. Los metales no sólo no escasean, sino que hoy se venden más baratos que en 1968 o 1975.

- Más población es alimentada en el mundo actualmente que hace 20 años y los alimentos, en general bajan de precio. ¿La razón? que la tierra cultivable por habitante, en vez de reducirse se ha incrementado en los últimos años, incluso en aquellas naciones que pueden considerarse "superpobladas". ¿Cuál es la razón? el empleo de mayor y mejor tecnología en el mundo agropecuario ha mejorado la producción de productos agrícolas y de crianza. Está demostrado que el hambre no es producto de la falta de alimentos o el exceso de población, sino de pésimas políticas gubernamentales o la injusta distribución de la riqueza. En efecto, el alimento que se arroja al mar en Europa para mantener precios competitivos en el mercado podría dar de comer a dos tercios de la población hambrienta del mundo.

- Julian L. Simon y Hernan Khan, autores del libro The Resourceful Earth, sostienen que la reducción del precio y el incremento de los recursos básicos se debe a que "los mecanismos usados por el hombre, que nos conducen a la noción del límite, no son aplicables a los recursos. Deberíamos pensar, más bien, en eso que hemos llamado la mentalización del trabajo (es decir la aplicación de la mente humana en la tarea de multiplicar las subsistencias al ritmo de las necesidades) para explicarnos por qué, cada cierto tiempo regular, superamos los límites que anteriormente parecían infranqueables". En otras palabras, cuando los recursos parecen acabarse, la inteligencia humana encuentra nuevos medios para sobreponerse a la escasez.

2.- "Aunque hayan recursos, nos estamos quedando sin espacio físico porque somos muchos"

La Verdad:

La realidad es que la tierra está subpoblada y con una población distribuida de manera irregular. Un dato fundamental: Si se juntara toda la población del mundo en una ciudad como Nueva York, es decir, con una razonable zona industrial, áreas verdes, oficinas y residencias, la ciudad con toda la población del mundo entraría completa en el estado norteamericano de Texas y se alimentaría con un terreno cultivado equivalente a la India. ¡El resto del planeta estaría totalmente vacío!

Por otro lado, las regiones más pobladas no son las más pobres: la densidad poblacional del mundo se encuentra en zonas como Hong Kong, Taipei, Tokio y Manhattan, todas ellas con niveles de vida altamente superiores al standard. Lo curioso es que estas ciudades no decrecen justamente porque la gente no quiere irse, sino más bien mudarse allí. La razón: la concentración de población concentra también servicios y, por tanto, incrementa el bienestar. El caso caótico de otras ciudades como Calcuta se debe más a un problema de administración y organización que a la mucha población.

3.- "Los países pobres son pobres porque tienen demasiada población"

La Verdad:

No hay vinculación entre pobreza y población, contra lo que sostiene el mito maltusiano. El especialista de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, Ronald D. Lee, sostiene que "docenas de estudios, comenzando por el de Kuznets (1967) han establecido la no asociación entre la tasa de crecimiento de la población y el crecimiento de la tasa de ingreso per cápita".

No ha sido posible demostrar la existencia de un patrón que relacione más población con menos riqueza o menos población con más riqueza: algunos países empobrecían con el crecimiento poblacional, otros se enriquecían. La riqueza o pobreza, por tanto, depende de otros factores no relacionados con el de la población.

Finalmente, la no relación entre población y riqueza de una nación es demostrable empíricamente, mirando un mapa: naciones "superpobladas" como Taiwán, Japón, Corea, tienen una densidad poblacional entre 150 y 200 veces mayor que la de Somalia, y el ingreso per cápita es entre 200 y 500 veces superior.

4.- "Las naciones pobres necesitan reducir su población por lo menos temporalmente para salir del subdesarrollo porque 'una torta se reparte mejor entre menos invitados a la mesa' "

La Verdad:

Este argumento ha sido uno de los más seductores para las naciones subdesarrolladas, especialmente en América Latina. Sin embargo, las estadísticas demuestran que, aún si fuera necesario controlar la población, esto es imposible. Los casos de Inglaterra, Suecia, Estados Unidos y China demuestran dos cosas: que la conducta reproductiva de los seres humanos no es controlable ni siquiera por medios represivos, y que las variables que operan son absolutamente imprevisibles. China es ejemplo de lo primero: a pesar de las amenazas de castigos, la población sigue creciendo a un ritmo razonable, digamos "autorregulado". De lo segundo son las proyecciones de Suecia en 1935, cuando la población era de 5.1 millones, se pensaba que la población llegaría a 6.1 millones en 1990. Suecia llegó a los 8.3 millones. Con Inglaterra pasó exactamente lo contrario: las proyecciones auspiciaban un crecimiento poblacional del 30% en 20 años, cuando la población creció en apenas 5%, poniendo en peligro la tasa de reposición generacional.

Pero la realidad es que no es necesario controlar la población. Todo país necesita una tasa de reposición mínima de entre el 2.2% y el 2.3% de crecimiento poblacional con el fin de evitar que la población anciana sea superior a la población joven. Una tasa de reposición mayor al 2.3% no implica ningún problema, pero sí lo contrario: un número menor de jóvenes estará manteniendo a una población cada vez mayor de ancianos: lo que ya está sucediendo en Europa y para lo cual se están dictando paradójicas leyes para promover la natalidad "hacia dentro" con la misma pasión con que promueven el antinatalismo para los países pobres. Si las proyecciones son correctas, en América Latina, la actual tasa de crecimiento poblacional, proyectada al año 2025, nos llevará a tener una proporción jóvenes-ancianos equilibrada y bien distribuida.

La conclusión es que actualmente América Latina NO necesita reducir en nada su tasa poblacional, de lo contrario estaría hipotecando su futuro.

martes, 21 de diciembre de 2010

EL ABORTO: OBRA MAESTRA DEL DEMONIO, por el Padre Thomas J. Euteneuer - Un muy profundo y brillante análisis

de Pro Vida-Miami, el Lunes, 20 de diciembre de 2010

Hace un tiempo visité el centro de abortos de Leroy Cahart en Omaha, Nebraska, EEUU, donde se practican abortos “por nacimiento parcial”. Pude ver, incómodamente, un lugar totalmente repulsivo y lleno de maldad humana. Solamente con mirar el dilapidado centro para reparación de vehículos convertido en una fábrica para matar bebés, y la suciedad en toda el área, no pude menos que pensar que el mal del aborto degrada todo lo que toca.
El aborto no es solamente una plaga social; es también una negación espiritual del plan de Dios para la felicidad y el bienestar del ser humano. Cuando Dios dice “¡sí!” a la vida y la fertilidad, el demonio grita un rotundo “¡no!”
El poder espiritual del aborto consiste en su perfecta violación de todos los mandamientos de Dios.      
En primer lugar, la mayoría de los abortos son pecados contra el sexto y el noveno mandamientos adulterio, fornicación y lujuria. 
Ciertamente, el aborto es un pecado contra el quinto mandamiento, que prohíbe el homicidio directo.  
De la misma manera, viola también el tercer mandamiento, porque la inmensa mayoría de los bebés mueren por aborto los sábados, que son días de mayor actividad comercial de los centros de abortos. (El sábado es, tradicionalmente, el día de observancia judía, que fue trasladado al domingo por la Iglesia Católica luego de la resurrección de Cristo.) 
Hispanos por abortos 
El aborto constituye también un revés del cuarto mandamiento, pues el padre y la madre “deshonran” al niño de la manera más espantosa, maldicen la santidad de Dios en su segundo mandamiento, que se manifiesta en Su única criatura hecha “a Su imagen y semejanza” (Génesis 1:27).
Por ser una falsa religión, el aborto constituye una violación del primer mandamiento que prohíbe la veneración de deidad alguna fuera de Dios. No cabe duda de que esta “religión” se sostiene a base de un sistema altamente sofisticado de falsedades y engaños, que llevan a la mujer a acudir al centro de abortos, todo lo cual viola también el octavo mandamiento: “No levantarás falso testimonio”.  
Más aún, el aborto nos roba, a nivel personal y nacional, de nuestras esperanzas para el futuro, cimentado en nuestros bebés, rechazando así el séptimo mandamiento: “No robarás”. Todos aquellos que estudian el asunto de la inmigración, deben recordar que la presencia de más de 40 millones de inmigrantes hispanos en EEUU, ha llenado el vacío dejado por la destrucción de 47 millones de nuestros propios niños por medio del aborto. Esa destrucción ha ocurrido a partir de la decisión judicial a favor del aborto, llamada “Roe v Wade”, que el Tribunal Supremo de EEUU emitió el 22 de enero de 1973. Aquel dicho “la naturaleza aborrece un vacío” tiene tanta verdad en los asuntos de la demografía, como en los de la física.  
Una verdadera fuerza espiritual
Finalmente, el décimo mandamiento, que prohíbe codiciar los bienes del prójimo, trata sobre el pecado capital de la avaricia, que es precisamente lo que motiva a los aborteros. En ocasiones se oye a los aborteros decir que odian el aborto, pero ellos aman el dinero que hay detrás de ello. 
El aborto es como una gran vorágine espiritual que hala a las personas hacia el interior de sí misma, y hasta la Iglesia también podría verse comprometida por este mal. Los pecados de la Iglesia son pecados de omisión inspirados por el aborto – lo cual se ve en el terrible silencio de los sacerdotes sobre este tema, los líderes políticos ‘católicos’ herejes que apoyan el aborto, la fácil justificación del aborto por educadores católicos, la falta de verticalidad moral del personal médico católico en cuanto a los anticonceptivos abortifacientes y la esterilización, y la lista continúa. 
Todo lo que he señalado tiene el propósito de informarles de que el aborto es una fuerza espiritual que rechaza el plan de Dios para el amor, la vida y la familia.

El aborto no solamente destruye los cuerpos, pues también destruye las almas; y esto, tomando en cuenta la eternidad, es la gran obra maestra del demonio.

Agradecemos a la Lic. Marlene Gillette, abogada y gran colaboradora de VHI, la traducción de este artículo, cuyo título original es “Abortion: The Devil’s Masterpiece, que fue publicado en el boletín electrónico semanal Spirit and Life, Vol. 1, No. 78, 3 de agosto del 2007, y disponible en el portal de HLI: http://www.hli.org/


















Benedicto XVI no cambió doctrina moral de la Iglesia sobre el condón, aclara nota del Vaticano

VATICANO, 21 Dic. 10 / 11:36 am (ACI)

Tras la polémica por las tergiversaciones de un sector de la prensa sobre un extracto del libro-entrevista del Papa Benedicto XVI "Luz del Mundo" difundido por L’Osservatore Romano, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) explica hoy que el Santo Padre no ha cambiado la doctrina de la Iglesia sobre el condón y reitera que en el caso de la prostitución su uso no legitima los preservativos sino que muestra un primer paso en la toma de conciencia hacia la responsabilidad.

En la nota publicada con el título "Sobre la banalización de la sexualidad. A propósito de algunas lecturas de ‘Luz del mundo’", la CDF denuncia que las palabras del Papa han sufrido "diversas interpretaciones incorrectas, que han creado confusión sobre la postura de la Iglesia Católica acerca de algunas cuestiones de moral sexual".

Ha sucedido también que "el pensamiento del Papa se ha instrumentalizado frecuentemente con fines e intereses ajenos al sentido de sus palabras, que resulta evidente si se leen por entero los capítulos en donde se trata de la sexualidad humana. El interés del Santo Padre es claro: reencontrar la grandeza del plan de Dios sobre la sexualidad, evitando su banalización, hoy tan extendida".

Algunas de estas interpretaciones erradas presentaron las palabras de Benedicto XVI "como afirmaciones contrarias a la tradición moral de la Iglesia, hipótesis que algunos han acogido como un cambio positivo y otros han recibido con preocupación, como si se tratara de una ruptura con la doctrina sobre la anticoncepción y la actitud de la Iglesia en la lucha contra el SIDA".

En realidad, aclara la nota, "las palabras del Papa, que se refieren de modo particular a un comportamiento gravemente desordenado como el de la prostitución" que aparecen en las páginas 131 y 132 del libro Luz del Mundo "no modifican ni la doctrina moral ni la praxis pastoral de la Iglesia".

La nota señala luego que el Papa no se refiere ni a la moral conyugal ni a las normas morales sobre la anticoncepción detalladas por el Papa Pablo VI en la Encíclica Humanae Vitae de 1968, donde se excluye toda acción que busque hacer imposible la procreación.

"Pensar que de las palabras de Benedicto XVI se pueda deducir que en algunos casos es legítimo recurrir al uso del preservativo para evitar embarazos no deseados es totalmente arbitrario y no responde ni a sus palabras ni a su pensamiento", prosigue el texto de la CDF.

La nota señala que Benedicto XVI habla en el extracto del libro sobre el uso del preservativo en el caso de la prostitución, un "comportamiento que la doctrina cristiana ha considerado siempre gravemente inmoral" como indican la constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II y el numeral 2355 del Catecismo de la Iglesia Católica.

El texto precisa además que la Iglesia y el Estado deben trabajar para librar de la prostitución a las personas ligadas a ella y advierte que el SIDA ha hecho más dramático este problema.

"Quien es consciente –dice el texto– de estar infectado con el VIH y que por tanto puede contagiar a otros, además del pecado grave contra el sexto mandamiento comete uno contra el quinto, porque conscientemente pone en serio peligro la vida de otra persona, con repercusiones también para la salud pública".

Sobre esto, el Papa "afirma claramente que los profilácticos no son ‘una solución real y moral’ del problema del SIDA, y también que la ‘mera fijación en el preservativo significa una banalización de la sexualidad’, porque no se quiere afrontar el extravío humano que está en el origen de la transmisión de la pandemia".

Por otra parte, "es innegable que quien recurre al profiláctico para disminuir el peligro para la vida de otra persona, intenta reducir el mal vinculado a su conducta errónea. En este sentido, el Santo Padre pone de relieve que recurrir al profiláctico con ‘la intención de reducir el peligro de contagio, es un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida en forma diferente, hacia una sexualidad más humana’".

Se trata, indica la nota, "de una observación completamente compatible con la otra afirmación del Santo Padre: ‘Ésta no es la auténtica modalidad para abordar el mal de la infección con el VIH’".

El texto de la CDF explica luego que las palabras del Papa han sido interpretadas por algunos en relación a la doctrina del "mal menor" y precisa que "no es lícito querer una acción que es mala por su objeto, aunque se trate de un mal menor".

"El Santo Padre no ha dicho, como alguno ha sostenido, que la prostitución con el recurso al profiláctico pueda ser una opción lícita en cuanto mal menor. La Iglesia enseña que la prostitución es inmoral y hay que luchar contra ella".

Sin embargo, indica la nota, "si alguien, practicando la prostitución y estando además infectado por el VIH, se esfuerza por disminuir el peligro de contagio, a través incluso del uso del profiláctico, esto puede constituir un primer paso en el respeto de la vida de los demás, si bien el mal de la prostitución siga conservando toda su gravedad. Dichas apreciaciones concuerdan con lo que la tradición teológico moral ha sostenido también en el pasado".

La nota de la CDF recuerda que la Iglesia Católica siempre está cerca de las personas que padecen SIDA y debe promover la "abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad dentro del pacto conyugal".

Sobre esto, señala la CDF, "hay que denunciar también aquellos comportamientos que banalizan la sexualidad, porque, como dice el Papa, representan precisamente la peligrosa razón por la que muchos ya no ven en la sexualidad una expresión de su amor".

La nota concluye con una cita del Papa Benedicto XVI que aparece en la página 131 del libro Luz del Mundo": "Por eso la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte de la lucha para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda desplegar su acción positiva en la totalidad de la condición humana".

Para leer la nota completa ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=350

sábado, 18 de diciembre de 2010

La Masonería, sepa más de esta serpiente

La prueba de que los masones son una secta satánica:

Ellos consideran que sus orígenes luciferinos fueron revelados a Hiram Abiff y esta es su leyenda, lea bien y preste atención:

La leyenda de Hiram Abiff

La maestría masónica explica que estando cerca la terminación del Templo, Salomón encargó a Hiram Abiff que realizase el diseño de todas las obras de decoración del Templo. Éste instaló el taller de fundición en una explanada no lejos del Jordán y otorgó a los masones tres categorías: Aprendiz., Compañero y Maestro, enseñándoles signos, toques y palabras de paso. Habían 70.000 aprendices, 8.000 compañeros y 3.600 masones.

Cuando el Templo estaba a punto de ser terminado, la reina de los sabeos Balkis, princesa cuya belleza era célebre en todo Oriente, viajó a Jerusalén para conocer a Salomón, pero el encuentro no resultó del todo afortunado. Balkis, tras conocer por el cuervo Hud-Hud un asunto relacionado con la cepa de vid que se encontraba junto al altar, recriminó a Salomón: “para asegurar tu propia gloria has violado la tumba de tus padres; y esta cepa...” Y éste respondió con serenidad “que en su lugar elevaré un altar de Porfirio y de maderas de olivo, que haré decorar con cuatro serafines de oro”. “Esta viña -dijo Balkis- ha sido plantada por Noé, tu antepasado. Al levantarla de cuajo has cometido un acto de rara impiedad. Por ello, el último príncipe de tu raza será clavado en este madero como un criminal. Pero el suplicio salvará tu nombre del olvido y hará llover sobre tu casa una gloria inmortal”. Balkis añadió que quería conocer a Hiram Abiff y, finalmente, lo consiguió. Tras conocerlo, argumentó que deseaba conocer a los masones y Salomón se negó. Pero el genial maestro masón por excelencia, Hiram Abiff, subió en ese instante a un bloque de granito y con la mano derecha realizó un signo parecido a la T, relacionado con Tiro, Tubalcaín...; y los masones se reunieron y guardaron un silencio y una quietud asombrosos.

Algunos días después de los hechos narrados, Bedoni, ayudante y fiel discípulo de Hiram Abiff, sorprendió a tres compañeros: Fanor el sirio (albañil), Anru el fenicio (carpintero) y Matusael el judío (minero), planeando sabotear la obra. Y la obra resultó momentáneamente saboteada, provocando que un Bedoni desesperado por no haber advertido a tiempo a Hiram se lanzase a la ardiente lava. Hiram Abiff, desolado por el fracaso, se retiró llorando y entonces soñó el sueño más importante de su vida. Tubalcaín lo transportó al Monte Zión y al centro de la tierra y le transmitió la tradición luciferina más pura y excelsa:

“De la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco está presidido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de plata dorada; sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada de las entrañas del bronce, le dice:

-Reanima tu alma, levántate hijo mío. Ven sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella...

-Espíritu, ¿quién eres? (pregunta Hiram)

-La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil...

-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice Hiram)

-Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris...

-¡Potencias inmortales! (exclama Hiram) Entonces es verdad. ¿Tú eres...?

-Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubalcaín.

Llevándole como en un sueño a las profundidades de la Tierra, Tubalcaín instruye a Hiram Abiff en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.

En el seno de la Tierra, Tubalcaín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Iblis, Caín, Enoc, Irad, Mejuyael, Matusael, Lamec, Tubalcaín...

Y entonces le transmite a Hiram la tradición luciferina: Al comienzo de los tiempos, hubo dos dioses que se repartieron el Universo, Adonai, el amo de la materia y el elemento Tierra, e Iblis (Samael, Lucifer, Prometeo, Baphomet), el amo del espíritu y el fuego. El primero creó al hombre del barro y lo animó. Iblis y los Elohim (dioses secundarios) que no quieren que éste sea un esclavo de Adonai, despiertan su espíritu, le dan inteligencia y capacidad de comprensión. Mientras Lilith (hermana de Iblis, Samael, Lucifer, Baphomet...) se convertía en la amante de Adán (el primer hombre) enseñándole el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva y la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina (según las tradiciones talmúdicas Caín nació de los amores de Eva e Iblis, y Abel de la unión de Eva y Adán).

Más tarde, Adán no sentirá más que desprecio y odio por Caín, que no es su verdadero hijo. Caín dedica su inteligencia inventiva que le viene de los Elohim, a mejorar las condiciones de vida de su familia, expulsada del Edén y errante por la tierra.

Un día, cansado de ver la ingratitud y la injusticia, se rebelará y matará a su hermano Abel.

Caín aparece ante Hiram Abiff y también le explica su injusta situación, añadiendo que en el curso de los siglos y los milenios, sus hijos, hijos de los Elohim e Iblis, trabajarán sin cesar para mejorar la suerte de los hombres, y que Adonai, celoso tras intentar aniquilar a la raza humana tras el diluvio, verá fracasar su plan gracias a Noé, que será ‘avisado por los hijos del fuego’.

Al devolver a Hiram a los límites del mundo tangible, Tubalcaín le revela que es el último descendiente de Caín, ‘último príncipe de la sangre’ del Ángel de Luz e Iblis, y que Balkis pertenece también al linaje de Caín, que es la esposa que le está destinada para la eternidad”.

Tras regresar al Templo conducido por Tubalcaín, Hiram Abiff está aturdido por el sueño y las visiones, acaba la obra y se une a Balkis.

Casi terminadas las obras del Templo de Jerusalén, tres compañeros que veían difícil ser admitidos en la maestría masónica, decidieron conseguirla por la fuerza. Apostados cada uno en una puerta del Templo, invitaron a Hiram a desvelar sus secretos. Como éste no quiso revelarlos, cada uno le asestó un golpe (uno con una regla sobre el gaznate, otro con una escuadra de hierro sobre el pecho izquierdo y un tercero con un mazo en la frente) y lo hirieron de muerte. Los asesinos escondieron el cuerpo sin vida de noche en un bosque, plantando sobre su tumba una rama de acacia (símbolo de la inmortalidad y la maestría). Hiram fue descubierto y vengado. Su cuerpo reposó en el Monte Zión, a unos pocos metros de la Puerta de Zión.

Historia.

Conocida más universalmente por francmasonería, procede por su etimología del francés franc (libre) y masón (albañil); es decir, albañil libre, aludiendo con ello a lo que la masonería considera como su remoto origen; la comunidad de albañiles que dirigidos por Hiram (Abiff) de Tiro construyó el templo de Salomón. Más que sociedad secreta, como ha sido considerada, diremos que la masonería es una sociedad cerrada que, por fundamentarse en unos principios determinantes ha sufrido modificaciones y transformaciones paralelas a los supuestos ideológicos, intelectuales, morales y religiosos que le dieron vida. Aunque suele hablarse de un periodo mítico y legendario de la masonería (mito de Hiram Abiff) y de otro periodo llamado de masonería "antigua" u "operativa" (que no es sino la continuación y transformación de las agrupaciones gremiales del Medioevo y del Renacimiento), la auténtica masonería, considerada en el moderno significado de la palabra, llamada "masonería moderna" o "masonería especulativa", surgió a principios del siglo XVIII con carácter de sociedad de "iniciados", primero al culto divino, que más tarde deviene en iniciación a las virtudes y adquiere el matiz filantrópico-racionalista con que se le distingue.

La masonería propiamente dicha surgió en 1717 por obra de los pastores protestantes ingleses James Anderson y J. T. Desaguliers, continuadores del movimiento espiritual inspirado por Comenio. Recibe una estructuración sistemática y definida en 1723, cuando publica Anderson, The Constitutions of the free-masons. Desde entonces, la masonería recogió las influencias de las corrientes intelectuales del enciclopedismo del siglo XVIII y del racionalismo y liberalismo del siglo XIX. Se difundió muy rápidamente por Europa: en 1721, se constituyó la primera logia en Francia; en 1717, en Rusia, establecida por Pedro I; en 1723, en España; en 1734, en La Haya; en 1738, en Boston; etc.

La establecida en Francia, de origen escocés, estuardista, fue favorecida por el espíritu racionalista francés: estableció como rito el "escocés antiguo y aceptado", frente al de York de las logias inglesas; y, en 1738, al fundarse la Gran Logia de Francia, la francesa quedó desvinculada de la inglesa, encontrándose desde entonces en abierta oposición. De esta división nacieron las tres ramas principales de la masonería actual: Rito ingles, Rito escocés, Rito simbólico francés. Frente al carácter aristocrático y puritano de la masonería inglesa, la francesa evolucionó hasta un difuso deísmo, inspirado en el racionalismo naturalista que poco a poco le hace perder el matiz religioso que tenía aquella; más adelante, en un segundo proceso de transformación, cambia su concepción de una base aristocrática de la sociedad por una estructura más democrática, intelectual y politizada.

Aunque se ha querido ver siempre una activa participación política en los designios de las logias, a las que se atribuyen la casi totalidad de las revoluciones burguesas del siglo XIX, lo cierto es que, en principio, la masonería no tomó parte trascendente en ellas. Hoy día está en entredicho la relación que pudo tener con la Revolución francesa, a pesar de la coincidencia de lemas de las mismas en el epígrafe de "libertad, igualdad y fraternidad". Pero mientras que en la masonería anglosajona pervive el espíritu estático y religioso inicial, la francesa se convierte, pasado el Terror y bajo el Imperio, en paladín de las nuevas tendencias liberales. Masón y liberal serán términos coincidentes en algunos países europeos; durante el siglo XIX, la burguesía mercantil, intelectual o militar, desplaza al aristocratismo y al afán de perfectibilidad humana que la dominaban al nacer.

En 1804, La Gran Logia General de Francia se convierte con Napoleón en el primer centro impulsor de la masonería en Europa, siendo designado gran maestre José Bonaparte.

El predominio de la masonería francesa en Europa origina una incisión interna en el universalismo de la misma. La inicial ruptura de las logias francesas, por motivos religiosos, se acentúa más aún a mediados del siglo XIX, cuando la Gran Logia de Francia suprime la obligación del lema: "A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo", quedando separada por ello del cuerpo masónico general y siendo repudiada por la Gran Logia unida de Inglaterra. Desde entonces persiste la división. Por un lado, la andeísta, de carácter ritual, muy conservador en moral y en costumbres, que forma un bloque dirigido por Inglaterra; por otro, una masonería carente de espíritu religioso, más intelectual, con base humanística e implicada fuertemente en los acontecimientos de su tiempo, particularmente en el campo del compromiso político; no obstante, al quedar superado el liberalismo político intelectual, que le dio base, por nuevas tendencias (socialismo, totalitarismo, neocapitalismo, etc.), devino en mero humanismo formalista.

En Inglaterra y países nórdicos, la masonería sigue vinculada a las realezas; en Francia, inclinada siempre a fórmulas de gobierno basadas en la estricta libertad individual, fue siempre respetada por todos los regímenes políticos hasta 1940 en que el mariscal Petain la declaró fuera de la ley; aunque, posteriormente, en tiempo del general De Gaulle, quedó sin validez dicha ley.

En el siglo XX se han efectuado varios intentos de unificación. El de 1910 fracasó al negarse Inglaterra a reconocer a la Gran Logia de Francia, que insistía en no aceptar el espíritu ritual y simbolismo religioso que tenía aquella. El 15 de Mayo 1954 se llevó a cabo, sin éxito, otro nuevo intento, no obstante, cinco grandes logias europeas llegaron a un acuerdo de unificación en Luxemburgo, dejando recluida a Inglaterra. Finalmente y tras algunas defecciones (las de Austria, Suiza, etc.), varios países europeos, como Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, según los acuerdos de sus respectivos grandes maestres aceptados en las reuniones de Estrasburgo y Bruselas de 1961 han llegado a una fusión total sustentada en la libertad de conciencia y tolerancia mutua, acuerdos a los que posteriormente se ha adherido Italia.

En la actualidad las logias masónicas más florecientes están en los EE.UU., que poseen cuatro de los cinco millones de masones regulares que se calcula hay en el mundo; le siguen los de Inglaterra con medio millón. Fieles a sus antecedentes liberales, las sociedades masónicas son inconformistas de todo régimen político autoritario y están inscritas como una corriente más del pensamiento contemporáneo. Se declaran propugnadoras de una vaga espiritualidad deísta y de un humanismo trascendente. En 1960, el gran maestre de la Chaine d´Union declaraba que "los jalones permanentes de nuestra obra y justificación de nuestra existencia" estaban marcados por: el sentimiento de la fraternidad, el sentido cívico a escala universal y la protección del hombre y de los valores que representa y que le caracterizan esencialmente, a saber: aquiescencia a la razón, a los valores morales permanentes y a la libertad.

Masonería en España.

El tipo de masonería estudiado hasta ahora no fue exactamente el que arraigó en los países latinos, concretamente en Italia y España, en los que la masonería se ha considerado siempre como sociedad secreta con fines más secretos aún, claramente anticatólica y muy vinculada a la actividad política; además, por ser la masonería sociedad internacional se han señalado a los masones como traidores a la patria.

En España, la masonería moderna o especulativa, que es la masonería en el sentido actual de la palabra, fue establecida en 1727 al fundarse la Matritense, primera logia de Madrid, por Lord Wharton, si bien funcionaba otra desde 1726 en Gibraltar. Años después, en 1739, Lord Raimond constituía la Gran Logia Provincial de España, con sede en Andalucía. Son logias de fundación y obediencia inglesas y, durante el siglo XVIII, mantuvieron, en gran parte, el espíritu inicial que las creara, formando parte de las mismas una minoría ilustrada española, de carácter selectivo aristocrático e intelectual. La figura más destacada de este periodo es el conde de Aranda, que desvincula la masonería española del Oriente ingles, aceptando en cambio el rito escocés de las logias francesas. En 1780, se crea el primer Gran Oriente español, que alcanza gran florecimiento con Montijo, sucesor de Aranda. En este primer periodo, la masonería española tiene ya alcance y significación política debido a la actividad de Aranda y, principalmente, de Montijo, en quien se ha querido ver uno de los responsables del motín de Aranjuez.

Al iniciarse el siglo XIX, la influencia masónica en España es doble: hay logias de inspiración francesa favorecidas por la presencia en España de José Bonaparte, y las hay de inspiración inglesa. De aquellas formas parte los ilustrados llamados afrancesados; de estas los patriotas, entre los cuales se forman los cuadros de los liberales que intervienen en las Cortes de Cádiz. Las logias españolas quedaron reducidas a la clandestinidad al retornar Fernando VII, si bien en 1816 se establece un nuevo Gran Oriente en Granada, continuación del de Montijo; estas logias, que eran el vehículo de transmisión de la ideología política liberal, devienen en reductos de conspiraciones contra la monarquía absoluta. La masonería española adquiere entonces unas características peculiares: carácter conspirador y reducto del militarismo romántico liberal, pues a ella pertenecen todos aquellos (Lacy, Riego, Torrijos, etc.) que protagonizaron en España, de manera sistemática y continuada, el sinfín de pronunciamientos propios del siglo XIX hispánico.

Los hombres que acceden al poder durante el llamado trienio constitucional (1820-23) procedían del Gran Oriente español; un grupo discrepante sale de las logias y, aceptando de estas sólo el ritual y los símbolos, constituyen una sociedad típica española, los Comuneros, donde se sustituye la doctrina masónica por un especial ideal revolucionario, burgués y liberal, aplicado a España. Es este el momento de más fuerte influjo político de la masonería española, particularmente en 1822. En este mismo año se funden masones y parte de los comuneros (el ala izquierda de los comuneros pasa al carbonarismo), bajo la dirección de Pérez de Tudela, terminando así por desvirtuarse lo que quedara en las logias de primitivo espíritu masónico.

En 1824, la masonería está prohibida y de nuevo en clandestinidad, sin embargo, entre las revoluciones de 1854 y 1868, las logias españolas actúan con efervescencia en los medios políticos, educacionales, intelectuales y militares, adquiriendo un fuerte matiz anticatólico. Hasta 1868 no sale la masonería a la calle, reconocida públicamente, asistiendo los miembros de las logias con sus insignias y símbolos a los entierros del infante Enrique y de Prim (1870). A raíz de la revolución de 1868, la masonería española conoce un periodo, aunque corto, de auge e influencia en la vida nacional. Los responsables más directos de la revolución pertenecían a las logias, civiles o militares; por ello, en la Constitución de 1869 se cree percibir claras huellas del espíritu masónico español que le dio vida. Este papel decisivo jugado por la masonería en España perdura durante el efímero reinado de Amadeo I, quien había detentado elevados grados en las logias italianas. Con la Restauración, en 1874, aparecen nuevas leyes que la prohíben y desde entonces se ha querido siempre ver en ella un activo artífice de los múltiples y contradictorios bandazos y vaivenes de la política hispánica. De modo especial se le atribuye una participación muy directa en la implantación de las dos repúblicas españolas, estimándose que jugaron un significativo papel en el desarrollo y desenlace de los acontecimientos que originarán la Guerra Civil de 1936. En 1888, los tres Grandes Orientes españoles, además del Supremo Consejo de Colón en la Habana, se unificaron en uno solo, formando logia aparte el Gran Oriente militar español.

Los reyes españoles de la casa de Borbón, que nunca aceptaron grados de la masonería, al menos hasta 1874, la prohibieron a medida que lo hacía la Iglesia Católica.

A raíz de la Bula prohibitiva de Clemente XII, en 1738, lo hizo Felipe V; después Fernando VI, Fernando VII, etc. La masonería estuvo prohibida por Ley del 1º de marzo de 1940, sobre delitos de masonería y comunismo.

Análisis doctrinal.

Definición y finalidad.

Acerca de la masonería existen multitud de conceptos y apreciaciones, bien por la complejidad del movimiento, bien porque las mismas definiciones que la masonería da de sí misma suelen ser poco precisas, sin manifestar a veces sus verdaderos y últimos fines, o sin indicar sus objetivos o logros en la realidad.

Según los ritos ingles y escocés, la masonería es "un hermoso sistema de moral revestido de alegoría e ilustrado por símbolos". El artículo 1º de los Estatutos del Gran Oriente de Bélgica es algo más concreto: "una institución cosmopolita y en proceso incesante, que tiene por objeto la investigación de la verdad y el perfeccionamiento de la humanidad. Se funda sobre la libertad y la tolerancia, no formula dogma alguno, ni descansa en él. Uno de sus adeptos precisa más sus objetivos y la define así: "La francmasonería es una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva, que procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, los sentimientos de abnegación y filantropía y la tolerancia religiosa: que tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y confundiéndolos en mutuo afecto de tierna correspondencia".

Uno de los artículos fundamentales de la constitución de 1723 se expresa así: "todo masón está obligado en virtud de su título, a obedecer la ley moral; y si comprende bien el arte, no será jamás un estúpido ateo, ni un irreligioso libertino. Así como en los tiempos pasados los masones estaban obligados, en cada país, a profesar la religión de su patria o nación, cualquiera que esta fuese, en el presente nos ha parecido más a propósito el no obligar mas que aquella en la que todos los hombres están de acuerdo, dejando cada uno su opinión particular: a saber, ser hombres buenos y verdaderos, hombres de honor y probidad, cualquiera que sea la denominación o creencias conque puedan distinguirse. De donde se sigue que la masonería es el centro de unión y el medio de conciliar una verdadera amistad entre personas que (sin ellas) permanecerían en una perpetua distancia.

De este texto y de las definiciones dichas, parece que la finalidad de la masonería es el ser una reunión de hombres que creen en Dios (Ser Supremo), que respetan la moral natural y quieren conocerse y trabajar juntos a pesar de la diversidad de opiniones religiosas, o de su pertenencia a confesiones o partidos opuestos. Pero bajo este difuso deísmo y filantropía se puede intuir una realidad más profunda. León XIII en su encíclica "Humanum Genus" puso de manifiesto como las doctrinas religiosas, filosóficas y morales en que se inspira la masonería como tal cualquiera que sea las opiniones particulares de sus miembros, llevan a la negación de la existencia de Dios; a la negación de la misma moral; y abre camino al ateísmo, al panteísmo, al iluminismo, al espiritismo, etc.

Masonería regular e irregular.

Al extenderse la masonería por Europa, esa finalidad filantrópica y humanitaria que en sus principios se proponía la masonería no se mantuvo. Al lado de la masonería propiamente dicha, ordinaria, oficial, ortodoxa, surgieron numerosas sectas, unas particularmente herméticas, cabalísticas, eclécticas y seudo místicas (martinistas franceses, pietistas alemanes) u otras netamente políticas (iluminados bávaros); e incluso la masonería regular conforme pasaban los años se iba dividiendo en numerosas ramas y ritos.

El paso definitivo de esta ruptura lo dio el Gran Oriente de Francia en 1877 al borrar de sus estatutos la obligación, hasta entonces exigida, de la creencia en el Ser Supremo al que dan el nombre de Gran Arquitecto del Universo. De resultas de esta actitud se siguió la condena de la Gran Logia de Inglaterra contra el Gran Oriente francés. La posición adoptada por la masonería francesa era consecuente con la actitud anticlerical, laicista y racionalista que sus miembros propugnaban. El paso francés fue secundado por muchos Orientes y Logias, tanto europeos como hispanoamericanos, que no admitieron "como primera condición para ser miembros de la masonería la creencia en el Ser Supremo, condición ante la que no cabe ningún compromiso".

De la masonería, pues, no se puede hablar en un sentido unívoco, ya que no existe una única masonería; existen muchas manosearías independientes unas de otras (masonería inglesa, norteamericana, alemana, austriaca, escandinava, holandesa, el Gran Oriente de Francia La Gran Logia Nacional francesa, las masonerías italianas, las latinoamericanas, etc.) y dentro de estas mismas se da una variedad extraordinariamente de ritos (Rito escocés antiguo y aceptado, Rito de York, Rito escocés rectificado, Rito mixto universal, etc.). A la hora de analizar la masonería se tendrá que distinguir, más en cuanto a la finalidad que persiguen que en cuanto a los principios fundamentales de su doctrina, una masonería regular u ortodoxa, frente a una masonería irregular y heterodoxa. La primera sigue más fiel a los principios sobre los que fue fundada: creencia en un Ser Supremo, respeto de la Biblia y no injerencia en cuestiones políticas y confesiones, y ha preferido dedicar su actividad al campo humanitario; Y la segunda es la propugnada por el Gran Oriente francés, atea, sectaria y declaradamente anticatólica.

Doctrina.

La exposición unitaria de la doctrina masónica es difícil y compleja, dada la existencia de diversos tipos de masonería, si se hace a un nivel fenomenológico, de experiencia concreta, de finalidad que persiguen. La tarea se facilita, aunque no está exenta de dificultad, si se intenta ir a los fundamentos últimos de las doctrinas masónicas y a las consecuencias a las que, sosteniendo tales doctrinas, se llega. La encíclica Humanum genus de León XIII sirve de base para el desarrollo y análisis de la doctrina propugnada por la masonería. Puede analizarse su doctrina desde el punto de vista religioso, desde el punto de vista moral, y desde el punto de vista filosófico.

Desde el punto de vista religioso: la masonería proclama como principio básico e incontrovertible la independencia absoluta de la razón humana frente a cualquier autoridad o enseñanza. El naturalismo y el racionalismo son su punto de partida. Consecuencia de esta radical decisión es la negación de la mayor parte de deberes con Dios y el indiferentismo. Todas las enseñanzas de la Iglesia no serían más que mitos de los que el hombre moderno y culto debe librarse. En la recepción de los grados supremos es de rigor la apostasía, bien de manera expresa, bien mediante la realización de acciones sacrílegas que la suponen. Como la Iglesia Católica afirma ser la encargada de transmitir la enseñanza de Cristo, la masonería cae fácilmente en el deseo de combatirla; no es de extrañar que una de las metas más codiciadas de la secta haya sido la de "suprimir la sagrada potestad del Romano Pontífice y destruir por entero el Pontificado, instituido por derecho divino"

Las verdades religiosas cognoscibles con la luz natural de la razón y que son como los fundamentos de la fe - existencia de Dios, espiritualidad e inmortalidad del alma, distinción entre el bien y el mal, recompensa y castigos eternos, etc. - se convierte pronto para los masones en producto de la superstición y del fanatismo. Aunque suelen hablar, ejemplo: de un Ser Supremo con el nombre de Gran Arquitecto del Universo, este resulta bien distinto del Dios de la revelación cristiana, trascendente al mundo, providente, personal. Para la masonería, Dios viene a ser una palabra del vocabulario de los pueblos infantiles, que se repudia cuando se alcanza la madurez de la civilización. Tal madurez supone la emancipación de la humanidad de cualquier tipo de "esclavitud", civil, religiosa y moral.

Así sea tolerancia inicial con las diversas nociones de Dios va cambiando según se progresa en la escala jerárquica de la masonería. En el Rito Escocés Antiguo y Venerado, uno de los más difundidos, en el momento de recibir el grado 13, el Gran Maestro recuerda al candidato: "cuando fuiste iniciado en nuestra orden manifestasteis la idea de Dios según vuestro criterio y en armonía con vuestras creencias religiosas. Aunque aprobado nosotros vuestra manera de pensar sobre este importante asunto, deseamos que os sirváis amplificar aquellas primeras opiniones acerca de la existencia de Dios, y decirnos si habéis establecido alguna modificación a cuanto entonces expresasteis, como consecuencia de los estudios masónicos o de los dictados de vuestra conciencia. Los francmasones no pueden fomentar la existencia de Dios en el concepto sometido al efecto por las religiones positivas, porque en este caso tendrían que mostrarse partidarios de una u otra creencia religiosa, y bien sabéis que esto se opondría al principio de máxima libertad consignado en sus estatutos".

Moral masónica

La masonería "predica la moral universal, una e inmutable, más extendida, más universal que la de las religiones positivas, todas ellas exclusivistas, puesto que clasifican a los individuos en paganos, idólatras, cismáticos..." Como en consecuencia inmediata de esta vaga moral naturalista, se sigue fácilmente la negación de toda norma moral objetiva (ley eterna, ley divina, etc.), es el relativismo moral, que puede llegar, en la teoría y en la práctica, a sostener el principio de que el fin justifica los medios.

Aunque quizá partiendo de la masonería irregular, esta se ha mostrado especialmente activa, según denuncia de León XIII, en la promulgación de leyes anticristianas, prescribiendo las órdenes religiosas, confiscando los bienes de la Iglesia, promoviendo activamente el divorcio, suprimiendo la enseñanza religiosa de las escuelas, quitando los emblemas cristianos de hospitales, aulas, tribunales de justicia, etc., También cabe enumerar entre sus objetivos el alejamiento de los sacerdotes de la cabecera de los moribundos, la inhumación con un solo rito civil, etc. El resumen de actividades de la Logi-Unión de los Pueblos, en 1891, proclamaba que "todas las grandes leyes que desde hace veinte años han sido aprobadas (en Francia), y las que se aprobarán en lo sucesivo, han sido elaboradas en nuestros Talleres y han sido objeto de nuestros trabajos"

Desde el punto de vista filosófico: la masonería acepta y patrocina todas las teorías que no pretendan para sí la exclusividad de la verdad. Es un sistema ecléctico en el que, rechazando toda apertura a lo sobrenatural, caben tanto el ateísmo como el panteísmo, el iluminismo o el espiritismo, las doctrinas maniqueas como el politeísmo. De un modo más o menos oficial, los escritores masones han presentado la filosofía del siglo XVIII, y el deísmo como su propia enseñanza, si bien no decisiva. En la masonería caven todos los sistemas filosóficos con tal que no tengan un contenido católico. Su religión es la de la Humanidad; su Evangelio, la Ciencia; su Dios, la Razón; filosóficamente podría calificarse como un escepticismo y relativismo de tipo práctico, y poco especulativo.

Declaraciones de la Santa Sede.

Sustentando la masonería estas doctrinas (naturalismo, racionalismo, indiferentismo, gnosticismo, deísmo, etc.) no es de extrañar que la Santa Sede la haya condenado repetidamente. La primera intervención, antes de la división de la masonería, es de Clemente XII el 24 de abril 1738 con la Constitución In eminenti: "Teniendo la misión de salvar las almas. Nos ordenamos a todos los fieles, en nombre de la santa obediencia, que no se agreguen a estas sociedades de masones. También les prohibimos propagarlas o favorecerlas. Todos los cristianos deben abstenerse de esas reuniones y congresos bajo pena de excomunión inmediata, reservada exclusivamente a Nuestra Persona". Benedicto XIV interviene de nuevo para acallar las voces que sostenían que la Constitución In eminenti había dejado de obligar (Constitución Providas, 18 de mayo 1751).

Posteriores condenas son las de Pío VII, con la Constitución Ecclesiam a Jesu Christo, de 12 sept 1821; León XII, con la Bula Quo graviora, de 13 marzo 1825; Pío VIII, con la Encíclica Traditi, de 21 de mayo 1829; Gregorio XVI, con la Encíclica Mirari vos de 15 agosto 1832; Pío IX, con la Encíclica Qui pluribus de 9 noviembre 1846 y Quanta cura de 8 diciembre 1864; y el mismo Pío IX en la Bula Apostolicae Sedis de 12 octubre 1869 resume así las sanciones contra la masonería: "declaramos sometidos a la excomunión latae sententiae reservada al Soberano Pontífice a todos los que dan su nombre a las sectas de los masones o carbonarios, o bien a las asociaciones del mismo genero que conspiran, ya públicamente, ya en secreto, contra la Iglesia o las legítimas potestades; y a quienes favorecen esas sociedades, de la manera que sea; y también a quienes no denuncien a sus jefes y directores, hasta que los denuncien".

Documento importante es la Encíclica Humanum genus, 20 abril 1884, de León XIII, donde se exponen los fundamentos últimos de la secta y los peligros que entraña para la fe. Es también importante la alocución consistorial de 20 de noviembre 1911 de Pío X (AAS 30 nov. 1911); la Sagrada Congregación del Santo Oficio (actualmente Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe) el 27 de junio 1838, declaraba que en la condena general están comprendidas también la masonería escocesa, irlandesa y norteamericana. Pío XII, el 24 junio 1958, señaló como "raíces de la apostasía moderna el ateísmo científico, el materialismo dialéctico, el racionalismo, el laicismo, y la masonería, madre común de todas ellas".

La disciplina vigente está recogida en los cánones 684, 2335 y 2336 del CIC. En el primero se prohíbe a los fieles dar el nombre de asociaciones secretas, condenadas, sediciosas, sospechosas o que procuran sustraerse a la legítima vigilancia de la Iglesia. En el segundo, se indica que los que dan el nombre a la secta masónica incurren ipso facto en excomunión. En el tercero recoge las penas impuestas a los clérigos que dan su nombre a la secta masónica.

La masonería actual.

En enero de 1968 la prensa occidental divulgó una decisión del Episcopado Escandinavo, fechada en octubre de 1966, que permitía a dichos obispos conceder autorización para continuar inscritos en la logia a los masones que quisieran ingresar en la Iglesia Católica. Con este hecho se ha querido ver un cambio en la posición de la Iglesia respecto a la masonería. Se sostiene la tesis de que la masonería actual no es la misma de hace un siglo, que hay que distinguir entre la masonería regular anglosajona y la de los países latinos, y que sólo a esta última se habían dirigido las reprobaciones pontificias de los dos últimos siglos. Ante noticias que presentaban como inminente una declaración pontificia en tal sentido, la Radio Vaticano hizo público el 16 marzo 1968 el siguiente comunicado: "Según recientísimos informes de la prensa diaria de varios países, la Santa Sede habría autorizado la permanencia en la organización masónica a personas convertidas al catolicismo, y tendría la intención de mudar profundamente la disciplina canónica acerca de la misma masonería. Por el competente Dicasterio de la Santa Sede hemos sido autorizados a desmentir tales informaciones como carentes de fundamento".

Es verdad el cambio experimentado por la masonería en la actualidad, incluso la masonería irregular ha perdido en parte su carácter sectario y anticatólico. Por otra parte, el diálogo personal con los masones, como con todo el mundo, por parte de los cristianos individualmente, forma parte de la convivencia humana y del trato apostólico que todo cristiano con la debida preparación está obligado a vivir; cosa distinta es el diálogo con la masonería en sí, como asociación o como doctrina, que exige prudencia y personas competentes, si en alguna circunstancia fuese oportuno o conveniente; incluso la Iglesia podría levantar las penas disciplinares vigentes actualmente como los que dan su nombre a una secta masónica; pero esto no significaría la aprobación de la masonería. Tampoco podría decirse que, a partir de ese momento, los católicos podrían inscribirse en la masonería, o que los masones podrían ser simultáneamente miembros activos de la masonería y de la Iglesia. La cualidad buena o mala de una doctrina o institución es intrínseca a ella misma, anterior e independiente de cualquier declaración del magisterio. La masonería no es inconciliable con la Iglesia porque ha sido condenada; sino al revés: Ha sido condenada porque es inconciliable; y continuará siéndolo -aunque la Iglesia, por motivos psicológicos o pastorales, decida suprimir la excomunión mientras no cambien substancialmente sus principios anticristianos. No es la diferencia, aprobación o reprobación oficial que lo convierte a una doctrina en buena o mala. Ej. El hecho de que no se condene expresamente el Islamismo no significa su aprobación, ni permite a los católicos formar parte simultánea de la Iglesia y del Islam; o si la autoridad eclesiástica levantara la excomunión que recae sobre los que procuran eficazmente el aborto, no por eso el aborto dejaría de ser pecado moral: es siempre -con excomunión y sin ella- un atentado grave a la ley moral.

Lo mismo ocurre con la inscripción en la masonería: con excomunión y sin ella, un católico no puede formar parte de una secta o sociedad masónica (pecaría mortalmente), pues se hallaría en peligro próximo e inmediato de apostasía, y estaría cooperando en el mal. Mientras no cambien los principios ideológicos de la masonería, esta es inconciliable con la doctrina católica. La masonería ha cambiado, aunque más en su aspecto externo; no suele aparecer como perseguidora de la Iglesia, ni hace mucho hincapié en el secreto; presenta a algunos de sus miembros públicamente, celebra grandes reuniones, saca fotografías en la prensa, proclama sus ideales de fraternidad universal; y esto, también en los países latinos, donde tradicionalmente actuaba en forma violenta. Sin embargo, en los puntos fundamentales, en sus presupuestos doctrinales sigue siendo una mezcla de naturalismo, racionalismo, indiferentismo religioso, deísmo, etc.; aunque en su forma más radical, tal como lo resumía León XIII, no son ya tan virulentamente sostenidos, en el sentido de que muchas logias no insisten tanto en ellos y centran más su atención en realizaciones prácticas de tipo humanitario o de vida social de todas formas aquellos principios continúan de alguna forma presentes.

Es siempre un gran riesgo -en muchas circunstancias, pero en concreto por lo que se refiere al diálogo con la masonería- la abdicación de la fe en nombre de un humanismo radical sin Dios. En aras de unos valores que se presentarían como unos ideales o superiores, al menos desde un punto de vista práctico e inmediato, invocando una fraternidad filantrópica, se prescinde fácilmente, primero, de Dios como autor del orden sobrenatural y de la Redención, y se excluye, por tanto, toda religión revelada. Al recluir la fe a un mero plano de convicciones de conciencia se termina por eliminar a Dios de la vida de los hombres, reduciéndolo a una mística expresión de la Humanidad, del Universo, etc. Y de esta forma se destruye el orden moral, privado ya de fundamento.

Origen.

Los masones definen que ellos no son una secta, sino un pensamiento filosófico. Sin embargo, la mayoría de los autores que escriben sobre sectas, los incluyen como una más. La masonería tiene afinidad con los movimientos esotéricos, es pseudo-espiritual y pseudo-religiosa. Varias de las sectas que hemos tratado han estado relacionadas de una forma u otra con la masonería. La Teosofía, el Espiritismo de Allam Kardec, los Rosacruces.

Es muy discutido el origen de la masonería. Algunos autores lo sitúan en los comienzos de la antigüedad oriental; otros admiten que su fundador fue Hiram Abiff, arquitecto del templo de Salomón, que había sido masón; otros más dicen que se deriva de corporaciones de operarios creados por Numa, en el 715 A.C. Cierto autor masón afirmó que Jesús usó muchas enseñanzas masónicas en su doctrina, y que el origen de la masonería se pierde en la noche de los tiempos.

Como vemos:

En cuanto a los orígenes de la masonería se han dicho diferentes cosas. Se ha afirmado que proceden de Egipto, del templo de Salomón y de ministerios antiguos. Sin embargo su nombre proviene de la palabra inglesa "free-mason" que designa al obrero que pule la piedra. Se trata de albañiles libres que se organizan en forma especial para asegurar formar un grupo de trabajadores calificados. Eso sucede en la edad media. Este grupo incluye los que no pertenecen a él. Para lograr esto guardan secretos técnicos y profesionales sobre palabras, signos y manejo de instrumentos. Para que esto sea efectivo y el secreto se guarde hacen un juramento. En su origen la masonería tuvo incluso patronos; uno de ellos fue San Juan Bautista.

Luego los masones evolucionan y cambian de espíritu. En 1717 se unieron cuatro logias y formaron la gran logia de Londres. Esta siguió en 1723 las Constituciones de J. Anderson, que era una reglamentación jurídica. Ahora sus trabajos y arquitectura toman un sentido simbólico; ya no se trata de construir catedrales de piedra como lo hicieron anteriormente, sino de edificar la catedral humana, el hombre ideal, esto se hace para dar gloria al gran Arquitecto del Universo que es Dios. En el siglo XVIII la masonería se extiende por Europa y América.

Después de 1815 una parte de la masonería toma otro sentido político y religioso especialmente en Francia, Italia y otros países latinoamericanos; algunos se unieron a los que eran adversarios del orden religioso y monárquico; en Italia quisieron conseguir el fin del papado y de la Iglesia; en Francia defendieron las leyes anticlericales de la tercera república; en España defendieron la república que terminó en 1936. A esta línea de masonería se le llamaba "irregular". Era más intelectual, humanista y racionalista. La logia del "Gran Oriente de Francia" prohibió ya en 1877 hablar del "gran Arquitecto del Universo", es decir, de Dios. La de Inglaterra no siguió este camino y defendió incluso principios como "la fe en la gran voluntad revelada". La masonería ha sido prohibida en varios países por razones políticas y religiosas.

En varios países de América Latina, la masonería estuvo ligada a su independencia e historia. No estuvo tan ligada a la Gran Logia de Inglaterra que era conservadora, ritual religiosa. La francesa fue diferente. "El ejemplo francés, anticlerical, laicista, racionalista y no pocas veces declaradamente ateo, fue imitado por muchos Orientes y Logias de América Latina, hasta nuestros días".

Por eso, en muchos casos, nos hemos encontrado con masones deístas, anticlericales, racionalistas y defensores de la libertad absoluta de conciencia. No hubo demasiados deseos de entendimiento con la Iglesia Católica. Cuando se dieron contactos fue más bien a un nivel personal. Claro que después del Concilio Vaticano II se dio un ambiente diferente e intentos de cambios. Pero como veremos posteriormente los logros no son tantos.

No obstante lo dicho: La propaganda masónica declara que la masonería es una institución esencialmente caritativa, filantrópica, filosófica y progresista; que tiene como meta la indagación de la verdad, el estudio de la moral, el combate de la superstición y la práctica de la caridad; que en ella quiere trabajar solamente para el mejoramiento material y social de la humanidad; afirman reconocer y defender la existencia de Dios, la prevalencia del espíritu sobre la materia y que, por eso, ningún ateo o materialista puede ser masón, que la masonería no se opone a la religión, mucho menos a la Iglesia Católica, más bien recomienda que cada uno practique su religión; que no hay ninguna incompatibilidad entre la masonería y la Iglesia; que la masonería proclama la tolerancia y el respeto a las convicciones religiosas y políticas de los otros, la autonomía de la persona humana, el amor a la familia, la fidelidad a la patria y la obediencia a la ley; que ella considera a todos los hombres hermanos, libres e iguales, cualquiera que sea su raza, nacionalidad o religión; que sus leyes, constituciones y reglamentos prohíben expresamente hablar o discutir sobre política o religión; que hubo incluso obispos, curas y frailes ilustres miembros de la masonería sin que hubiera percibido la más mínima dificultad contra su fe y sus convicciones católicas; que sus leyes y rituales exigen constantemente que el verdadero masón sea virtuoso, ejemplar, de buenas costumbres, muerto para el vicio, sin errores ni perjuicios, observante de la ley, patriota, cumplidor del deber, apóstol del bien, generoso, devoto, confiante, pacífico, hermano de todos, protector de las viudas, abogado de los oprimidos..."

Sin embargo, también se exige al masón no profesar ideologías cristianas en sus principios, ser progresista, guardar los secretos, jurar bajo diversas penas incluida la muerte. En la masonería se dan misterios, secretos, esoterismo. Por eso los consideran secta. Lo afirmado consta en su documento oficial.

Doctrina.

No se puede hablar de principios universales que sean válidos para todos los masones, ya que hay diferencia entre ello. Sin embargo podemos decir que destaca el siguiente pensamiento.

La existencia de Dios.

Muchos masones lo aceptan como el "Gran Arquitecto del Universo". Se trata de un Dios constructor del mundo, ordenador de la materia. Falta la idea de un Dios personal con el que el hombre se puede comunicar. Lo más importante en la existencia de una "fuerza superior". Se cae en un deísmo.

La libertad.

Teóricamente los masones defienden el derecho a pensar libremente, a creer lo que cada uno desee. Pero ya hemos visto que a algunos masones les imponen normas y juramentos que les quitan la libertad. Cuando a uno le dirigen el pensamiento y le exigen no decir nada de los secretos que encuentre no le conceden una absoluta libertad de conciencia. Los masones no pueden fomentar la idea de Dios de una religión, porque irían contra su principio de máxima libertad.

Importancia de la razón.

Los masones le conceden toda la fuerza a la razón y a la conciencia, dicen que la razón es autónoma. Para los católicos la razón tiene importancia; pero la verdad se encuentra entre la adecuada relación entre la razón y la fe, entre razón y comprensión de la revelación divina. Así evita uno ser un "racionalista". Los masones basan su verdad en la razón y la ciencia.

Tolerancia e indiferencia.

La mayoría de los masones dicen que ellos son tolerantes con todos, que no imponen dogmas y que solo admiten lo que se discute racionalmente. Sin embargo el hecho de considerar todas las religiones iguales y no optar por ninguna es un indiferentismo religioso. Para el cristiano la revelación de Dios es garantía de verdad; en la Biblia explicitada por la Iglesia asistida por el Espíritu Santo está toda la verdad sobre Dios, el hombre y el mundo. No obstante la tolerancia, no se permite discutir los principios masónicos, cambiarlos.

La enseñanza laicista.

Los masones al tratar de mantenerse públicamente indiferentes ante la religión concreta han defendido los estados y la enseñanza laica o sin religión. Por eso han defendido tanto la separación entre Iglesia y Estado. También han luchado por escuelas públicas sin las clases de religión. Muchas veces su actitud privada ha sido deferente, ya que han enviado sus hijos a colegios católicos. Ciertamente Dios y la religión no estorban al hombre, sino que le ayudan. Los masones, al defender teóricamente la libertad de conciencia para no caer en el fanatismo, violencia e injusticia, terminan en la neutralidad. El mismo Estado tiene que ser indiferente y neutro respecto de las religiones concretas. Pero ya hemos señalado que no son neutros respecto de sus principios, doctrinas, rituales y normas. En el fondo se cae en un agnosticismo.

Moral y religión natural.

La moral no debe estar ligada a ninguna creencia religiosa ni basarse en pretendidas revelaciones divinas. Si queremos creer en las numerosas declaraciones oficiales, la finalidad de la masonería sería "el estudio y la práctica de la moral". Pero, hemos visto, una moral sin Dios, sin Cristo, sin Evangelio, incluso sin concepciones metafísicas.

La religión oficial y pública debe mantenerse en los límites de la religión natural indicados por las verdades básicas pacíficamente aceptadas y comunes a todas las religiones.

Además de esta religión común a todos, se deja a cada uno sus creencias individuales. Pero también existen críticas a la religión católica y sus prácticas. La masonería aparece como una sociedad secreta de fines filantrópicos y humanitarios. Su filosofía es religiosa, muy parecida al deísmo. (Deísmo = Palabra en extremo compleja. Se trata de un sistema que, si bien admite a un Dios personal, rechaza algunos de sus atributos positivos o, cuando menos, su acción reveladora. Es exactamente ese aspecto negativo que ya señaló Bossuet, calificándolo de "ateísmo disfrazado". Hacia la mitad del siglo XVI aparecen unos adversarios del cristianismo ostentando por vez primera el nombre de "deístas". Sin embargo, en Inglaterra es donde, en la segunda mitad del mismo siglo, se consolida dicha doctrina. Voltaire, Rousseau y los enciclopedistas fueron los que contribuyeron a su desarrollo en Francia. Gran parte de los errores propugnados por este sistema están solemnemente condenados por el Concilio Vaticano).

En 1717 fue fundada la Gran Logia de Londres, por el reverendo anglicano James Anderson y por el hugonote refugiado Jean Theophile Desaguliers. Sus principios fundamentales, al inicio fueron: tolerancia religiosa; fe en el progreso de la humanidad; fe en Dios; cierto racionalismo que excluye las formas exteriores de la religión organizada como iglesia; aversión contra el sacerdocio oficial, contra la fe en los milagros y otros".

Relación con la Doctrina católica.

Entre la Iglesia Católica y la masonería se mantuvieron conversaciones oficiales en los años 1974-1980, por encargo de la Conferencia Episcopal Alemana. Se trató de constatar si la masonería ha experimentado cambios, tales que consientan a los católicos a pertenecer a ella. Se han estudiado los tres primeros estadios o grados de pertenencia a la secta. Después de atento examen, la Iglesia Católica ha constatado que existen contrastes fundamentales e insuperables. En su esencia la masonería no ha cambiado, la pertenencia a la masonería pone en duda fundamentos de la existencia de Cristo; debido a que no ha sufrido cambios en la actualidad se llegó a la conclusión obvia: No es compatible la pertenencia a la Iglesia Católica y al mismo tiempo a la masonería.

Las razones son:

a. El relativismo y el subjetivismo son convicciones fundamentales en las actitudes masónicas.

b. El concepto masónico de verdad niega rotundamente la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad.

c. El concepto masónico de religión es relativo: todas las religiones serían para expresar la verdad sobre Dios.

d. El concepto masónico del gran arquitecto del Universo es deísta, un Dios que no sería un ser personal, sino más bien neutral, un "algo".

e. El concepto masónico de Dios no admite la posibilidad de una verdadera revelación o auto manifestación de Dios.

f. El concepto masónico de tolerancia no se relaciona solamente con las personas sino también con las ideas, aunque sean contradictorias.

g. Los rituales masónicos dan la impresión de ser, pero no son sacramentos.

h. El concepto masónico sobre el hombre perfecto: lo que vale no es la gracia sino la virtud, y está en un sentido de auto redención, que no deja lugar para la doctrina cristiana sobre justificación.

i. La espiritualidad masónica pide de sus adeptos una total y exclusiva pertenencia, dedicación y entrega, que ya no deja lugar para las exigencias espirituales de la Iglesia.

Organización:

Está organizado en ritos que se dividen en grados. Unos grupos tienen más grados que otros. Así el de York tiene 10 y el escocés 33.

Los juramentos:

Para cada grado de la masonería hay un juramento específico con las promesas evangélicas. La realidad es que el masón jura no revelar cosas que todavía no conoce.

El ritual de iniciación:

Para el primer grado (aprendiz) se le pone una venda en los ojos, y con vestimentas especiales se le conduce a la puerta del templo, donde él afirma que es un profano que se está allegando a la luz de la masonería. Y así, en forma semejante, se suceden los rituales para cada grado.

Los símbolos:

Se usan mucho los instrumentos del albañil y del arquitecto, así como los que usaban los sacerdotes del Antiguo Testamento. El delta -triángulo que tiene en el centro un ojo que representa todos los atributos de la divinidad- se encuentra encima del trono del venerable Maestro, entre el sol y la luna, que representan las fuerzas del sumo Creador. La escuadra representa la mortalidad; el nivel, la igualdad y la plomada, la rectitud

El culto:

El segundo código masónico dice que el verdadero culto a Dios consiste en las buenas obras. En el ritual empleado para el candidato a Maestro Masón (grado 3), el venerable abre y cierra el trabajo en nombre de Dios y de un patrono, digamos, "San Juan de Escocia". El absurdo es evidente.

Las oraciones:

Hacen oraciones; con todo, no las hacen en el nombre de Jesús, como lo enseña la Biblia, ni tampoco lo mencionan a Él.

Ceremonias fúnebres:

En los funerales hay una ceremonia en la logia, sin la presencia del cuerpo del fallecido; otra en una iglesia o en una residencia; y otra en el cementerio. En todas ellas se enfatiza la salvación por las obras y se afirma que el fallecido está pasando de la logia terrestre a la logia celestial. Lógicamente, esta manera de hablar se fundamenta en que la masonería cree que su adepto está salvo: una salvación sin Cristo y sin su sangre expiatoria.

En cuanto al funcionamiento concreto nos encontramos con una logia que es una agrupación de masones, presidida por un maestro. Una obediencia o Gran Logia que es una federación de logias presidida por un Gran Maestro; estas son nacionales. Igualmente se llaman logias "a los templos o locales donde se reúnen o trabajan; también se llaman escuelas, talleres, templos o santuarios". El delantal es el símbolo del trabajo y de la jerarquía tradicional de aprendices, compañeros y maestros.

¿Porqué nos debe interesar?¿En qué afecta nuestras vidas?

Actualmente la masonería impulsa, mediante leyes y a través de su séquito de políticos y periodistas, la ideología de género que contempla la abolición de la familia natural y el matrimonio entre un hombre y una mujer.

Invierten grandes sumas de dinero (proveniente de laboratorios, fundaciones, organismos mundiales oficiales y gobiernos) en sobornar políticos y periodistas para promover el aborto y el "matrimonio" homosexual como la adopción de menores por estas parejas.

Si analizamos LA REFORMA EDUCATIVA, LA VIOLENCIA DE GÉNERO, EL DIVORCIO EXPRESS, LOS DERECHOS LGTB, etc., nos encontramos que son parte de la ideología de género y que están envenenando a nuestra sociedad con el único fin de promover la destrucción de la familia (la familia es una de las vallas más importantes para adoctrinar a los niños), el control natal (intervienen financiando grandes laboratorios que fabrican anticonceptivos y condones, además de "clínicas" de aborto) y el "matrimonio" homosexual, negocio lucrativo para la reproducción in vitro ya que no puede procrear por sí mismo.

Esta mentalidad maltusiana es la que reina en las logias.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Salvemos a Asia Bibi

Pakistán ha condenado a Asia Bibi a muerte por ser católica. No le quedan muchos días de vida. Las autoridades pakistaníes la acusan de blasfemia: cometió el terrible "delito" de defender públicamente su fe.

Escribe una petición de indulto al Presidente de Pakistán ahora:

http://porasiabibi.org

El plazo máximo para presentar alegaciones contra la sentencia de muerte expira el próximo lunes, 22 de noviembre. Si no lo impedimos, a Asia le queda poca vida.

Actúa ahora para no tener que ver mañana en el telediario la noticia de su ejecución. Envía tu petición de indulto al Presidente de Pakistán y a la Embajada pakistaní en España:

http://porasiabibi.org 

En su pueblo, Ittanwali, viven 1.500 familias. Solo tres son cristianas. La familia de Asia, también sus hijos, menores de edad, fue perseguida por sus vecinos, apaleada y torturada. Y ella terminó ante la justicia.

Primero la condenaron a una multa equivalente a lo que gana en un año un trabajador en Pakistán. Y luego la condenaron a muerte por decir que la Verdad reside en el Evangelio.

La presión directa sobre el presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, puede salvarla. También la presión sobre Embajada pakistaní en España.

En Pakistán demasiados condenados a muerte no llegan vivos a la horca: un gran número de ellos aparecen asesinados en sus celdas, mientras aguardan la ejecución de la sentencia.

Firma ahora y envía tu mensaje al Presidente de Pakistán:

http://porasiabibi.org

Yo ya he firmado.

Sólo te costará un minuto.

¡Muchas gracias!

sábado, 11 de diciembre de 2010

La "pobreza" a la peruana

Luis García Miró Elguera acierta en su columna editorial como director de diario Expreso del Peru revelando la triste realidad de nuestro país pésimamente gobernado por socialistas arcaicos que nos vacían los bolsillos a través de exagerados y complicados impuestos que asfixian sin asco a los pobres enriqueciendo a los corruptos:

Un correo electrónico que llegó a nuestras manos grafica la patética realidad de todo país que se jacta de estar protegido contra el imperialismo del Primer Mundo, poniendo barreras arancelarias a bienes a los que califica de "suntuarios" –en contraste con lo que en los países desarrollados se conoce como instrumentos de trabajo, cuando no de primera necesidad– y fijando altas tasas de impuestos –a renta y a las transacciones comerciales– para gravar "a los que más tienen".

El documento contrasta el presupuesto de un peruano contra el de un norteamericano, en casos elementales como la compra de automóviles –un "lujo" en sociedades primitivas como la nuestra y un bien de trabajo o elemento de transporte básico en los países desarrollados–, pasando por los tributos, el interés bancario, la energía, la gasolina, etc.

Es evidente que a lo largo de las décadas el mundo ha avanzado en forma diametralmente opuesta a la mentalidad de pato del político criollo, que insiste en gravar el progreso a costa de mantener en la inopia a la población.

Acá la creencia errada es que subiendo los aranceles y los impuestos los peruanos estaremos mejor porque de esa manera nos defendemos de la invasión manufacturera del mundo avanzado, a la vez que los menesterosos vivirán mejor fruto de la sobretributación a los ricos.

Pero la realidad del mundo revela que este pensamiento socialistoide es uno de los mejores instrumentos de atraso para el ser humano. País donde se aplican estas ideas trasnochadas, país que vive en el ostracismo.

"¿Cómo puedes llamarte pobre –pregunta el norteamericano a su "indigente" amigo peruano– si eres capaz de pagar tres veces más que yo por la gasolina, o si estás dispuesto a asumir tarifas de teléfono, celular y electricidad 80 % más caras que las que yo pago en EEUU?, ¿Cómo te consideras pobre –insiste el estadounidense– si pagas el triple que yo por servicios bancarios y las tarjetas de crédito?, ¿Con qué cara te llamas pobre si pagas US$ 38 mil por el mismo auto que a mí me cuesta US$ 20 mil?¡No te entiendo!", clama con toda razón el amigo norteamericano, a quien los ineptos políticos peruanos consideran peyorativa y erradamente rico. "¿Cómo me hablas de pobreza si pagas 19 % por IGV, mientras yo pago por lo mismo 6 %?, ¿Por qué te sientes paupérrimo si eres capaz de llegar a pagar hasta 320 % de impuestos por artículos ´de lujo´ como combustibles, gas, alcohol o cigarros, cerveza, etc.?¿Porqué alucinas que eres pobre si, a diferencia mía, tú pagas por adelantado los tributos a las ganancias y a los bienes personales, mientras acá en EEUU no pagamos impuesto a la Renta si ganamos menos de US$ 3 mil –S/.9 mil– al mes? ¿Y por qué insistes en ser pobre si pagas 38% o más de intereses sobre tu tarjeta de crédito, cuando yo pago sólo 7.5 %, o si asumes un impuesto automotor de mil soles por cada auto, cuando aquí pagamos US$ 15 dólares por lo mismo?" Y las interrogantes siguen y siguen en la misma dirección.

La verdad es que vamos a contrapelo de lo que necesita una sociedad para salir del atávico atraso en que se encuentra desde hace dos siglos.

El nuevo gobierno que se instale el 28 de julio del año entrante necesita impulsar la verdadera transformación del Perú, modernizando el concepto de Estado según la realidad contemporánea y la coyuntura global del mundo del progreso.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Los políticos brasileños gays son intolerantes

El experto en temas de homosexualidad, Julio Severo, denuncia que el lobby homosexual en Brasil está presionando a los senadores para aprobar, sin audiencias públicas previas entre este 8 y 9 de diciembre, la llamada ley "Brasil sin homofobia".

Esta norma convertiría en un delito, sin derecho a fianza, cualquier crítica a la homosexualidad.

Severo señala en su blog que el Senado estudia la aprobación del proyecto de ley PLC 122 que convertiría en un "crimen sin fianza la crítica al comportamiento homosexual, es decir, impondría en Brasil una ley que tratará como criminal a toda persona que exprese una opinión contraria al homosexualismo".

Esta presión se asemeja a la que permitió la firma del PNDH3 , un "Plan de Derechos Humanos" de 2009 –también en diciembre "aprovechando" las fiestas de fin de año– por parte del gobierno de Lula da Silva.

Este plan promueve la despenalización del aborto, las uniones homosexuales, la restricción de la libertad religiosa y de prensa, entre otras cosas, que ha sido duramente criticado en diversas ocasiones por los obispos de Brasil.

Julio Severo comenta además que "aprovechando la estación de la Navidad y el aparente relajamiento de cristianos y políticos, parlamentarios vinculados a la militancia gay tienen la intención de presentar una petición extra-curricular pidiendo la dispensa de la realización de las audiencias públicas para que, en vez de continuarse discutiendo el PLC 122, éste sea inmediatamente votado".

lunes, 6 de diciembre de 2010

Acerca de ser "divisivo" o ser "sembrador de división"

Autor Deal Hudson; Fuente InsideCatholic.com; Traducido por Teófilo de Jesús
Cada grupo tiene sus palabras claves. Estas palabras sirven a una importante función social: estas permiten a los miembros de un grupo a emitir un juicio duro contra otros sin tener que rendir cuentas.
En el mundo católico, cuando a alguna persona se le llama "divisiva" lo que significa es que la tal persona es demasiado conservadora como para ser confiable. Aquellos que son "divisivos" amenazan "la unidad de la Iglesia" al cuestionar la lealtad de sus líderes a las enseñanzas de la Iglesia.
¿Qué extraño, verdad?
No todos entienden estas palabras claves, pero es porque se supone que no todos las puedan entender. Las palabras claves sirven para proteger a todos aquellos que no quieran ser molestados por preguntas inquietantes.
Las palabras claves protegieron a los líderes de la Iglesia de tener que contestar preguntas acerca de la influencia de homosexuales activos en el sacerdocio.
En el pasado, cuando publicaciones católicas como la revista Crisis cuestionaron esto, se las etiquetaron como "divisivas".
Si la unidad de la Iglesia debe de ser protegida de la enseñanza de la Iglesia, entonces, ¿qué tipo de unidad tenemos?
Es el tipo de unidad que impide a los sacerdotes a recordarles a su grey la posición de la Iglesia respecto al control artificial de la natalidad o respecto a la homosexualidad, el tipo de unidad que permite a una universidad referirse a sí misma como católica mientras deforma consistentemente la enseñanza de la Iglesia.
Este arreglo quizás es más apropiado para la formación de coaliciones políticas de base amplia. Los partidos políticos forman coaliciones para ganar el voto mayoritario porque si los partidos excluyesen a todos los que no estuviesen de acuerdo con cada punto de sus plataformas, perderían.
Pero, ¿es esta la unidad que la Iglesia debería perseguir, una unidad preocupada con los números? Esa es la falsa unidad deseada por esos líderes que no quieren que la influencia "divisiva" de la enseñanza sana de la Iglesia avergüence a los católicos de cafetería.
Algunos dirán, correctamente, que la unidad de la Iglesia es, primero que todo, una unidad en Cristo, quien es una persona, no un principio. Ellos argumentarán que la fe es un viaje personal en vez de la aceptación intelectual de un credo o enseñanzas morales.
Como consecuencia, el "cuidado pastoral" requiere que a los católicos no se les haga sentir menos católicos por su rechazo de esta enseñanza o aquella.
Algunos, de hecho, podrían usar la noción de "cuidado pastoral" como una excusa para ignorar el contenido de la fe, sin embargo, la dimensión moral de la vida espiritual no puede ser descartada.
La cuestión de que si tenemos que llamar a todos los católicos a reconocer plenamente la enseñanza católica, permanece.
Este tipo de evangelismo, un evangelismo dirigido a quienes ya pertenecen a la Iglesia, corre el riesgo de crear ese mismo divisionismo que la mayoría de los líderes aborrecen. La disensión es algo que se encuentra tan a menudo y que se le reta tan raramente que ya se le ha normalizado.
Cuestionarla ya se ve como imprudente, o sea, "divisivo". Al menos aquellos que disienten con una coalición política son más honestos al hacerlo y el liderato político raramente teme invocar la plataforma política para mantener a los coaligados a la raya.
El asunto de la homosexualidad activa en el sacerdocio persiste como objeto de gran preocupación para nuestros obispos. Si nuestros obispos están listos para meditar seriamente acerca de la intersección de la orientación homosexual como "un desorden objetivo", de los actos homosexuales como moralmente malos, y la vocación del sacerdocio célibe, queda por verse.
Dado el obvio estado de nuestro sacerdocio, quien se atreva empujar estas preguntas probablemente quede marginalizado como alguien que siembra división.
Tomando una frase prestada de Santo Tomás de Aquino, ahora es el momento de distinguir para unir.
No habrá unidad en la Iglesia mientras que al pueblo se le engañe y se ignore la enseñanza de la Iglesia.
Esta columna fue publicada originalmente en el número la revista Crisis de septiembre del 2002. La traducción y publicación de este artículo en esta bitácora fueron aprobadas por el Sr. Deal Hudson.
Comentario de Teófilo de Jesus:
Lo mismo aplica con quienes pretenden hacer cambios en la liturgia sin autorización, cambiando lo que es lícito con lo que no lo es. Si uno les llama la atención, a uno se le acusa de sembrar división, mientras que la cuestión central, que si uno entonces debe acatar las normas litúrgicas de la Iglesia se ignora.
Se pretende autorizar las innovaciones desde una ficticia autorización del Concilio Vaticano II o apelando al imperativo del "cuidado pastoral" para legitimar los excesos.
El análisis del Sr. Hudson no es solamente correcto, mas también es aplicable en un sinnúmero de situaciones en donde la disensión y las desobediéncias son normativas y quien las cuestione es objeto de insulto, ridículo y marginación.