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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

miércoles, 13 de febrero de 2008

Liberalismo moderno: peligroso y engañoso materialismo

La palabra liberal deriva del latín liber, libre, y antes del fin del siglo XVIII significa sólo “condición de un hombre libre”. Así se hablaba de “artes liberales” o “profesiones liberales”. Después, el término fue aplicado también a las cualidades del intelecto o del carácter que se consideraban como un ornamento propio de quien ocupaba una alta posición social, debido a su riqueza y educación. Así pues, liberal tiene el sentido de intelectualmente independiente, dotado de una mentalidad amplia, magnánimo, franco, abierto y genial. Además, Liberalismo puede también significar un sistema político o una tendencia opuesta a la centralización y al absolutismo. En este sentido, Liberalismo no difiere del espíritu y las enseñanzas de la Iglesia Católica. Desde el fin del siglo XVIII, sin embargo, la palabra ha sido aplicada cada vez más a ciertas tendencias en la vida intelectual, religiosa, política y económica, que implicaban una parcial o total emancipación del hombre respecto al orden sobrenatural, moral y divino.

Normalmente, los principios de 1789, o sea de la Revolución Francesa, son considerados como la carta magna de esta nueva forma de Liberalismo. El principio más fundamental afirma una irrestricta y absoluta libertad de pensamiento, religión conciencia, credo, palabra, prensa y política. Las consecuencias necesarias de esto son, por un lado, la abolición del derecho divino y de cualquier clase de autoridad derivada de Dios; la relegación de la religión, desde la vida pública, al dominio privado de la conciencia individual de cada uno; la ignorancia absoluta del cristianismo y de la Iglesia como instituciones públicas, legales y sociales; por otro lado, supone el poner en práctica una absoluta autonomía de cada hombre y ciudadano en todo tipo de actividades humanas, y una concentración de toda la autoridad pública en una “soberanía del pueblo”. Esta soberanía popular en todas las ramas de la vida pública, como la legislación, administración y jurisdicción, es para ser ejercida en el nombre y por orden de los ciudadanos, de tal modo que todos deberían tener y compartir el control de esto. Un principio fundamental del Liberalismo es la proposición: “Son contrarias al derecho, libertad y dignidad naturales, innatos, e inalienables de sujetarse por uno mismo a una autoridad, cualquier principio, regla, medida o sanción que no estén dentro uno mismo”. Este principio enunciado implica la negación de toda verdadera autoridad; porque la autoridad necesariamente presupone un poder que está fuera y sobre el hombre vinculándolo moralmente.

Estas tendencias, sin embargo, estuvieron más o menos activas mucho antes de 1789; sin duda son coetáneas con el género humano. El Liberalismo moderno las adopta y propaga bajo la engañosa máscara del Liberalismo en su auténtico sentido. Como descendiente directo del Humanismo y de la Reforma en los siglos XV y XVI, el Liberalismo moderno fue más desarrollado por los filósofos y letrados de Inglaterra, especialmente por Locke y Hume; por Rosseau y los Enciclopedistas en Francia; y por Lessing y Kant en Alemania. Su auténtica cuna, sin embargo, fueron los salones de los librepensadores moderados de la nobleza francesa (1730-1789), especialmente de Madame Necker y su hija Madame de Staël. La última más que nadie fue la conexión entre los elementos librepensadores antes y después de la Revolucion y el centro del moderno movimiento Liberal tanto en Francia como en Suiza. En su visión político-religiosa Madame de Staël está íntimamente conectada con Mirebeau y el partido Constitucional de la Revolución. Estas concepciones encuentran la más clara exposición en su obra "Considèrations sur les principaux Èvènements de la Rèvolution française". Ella aboga por la mayor posible libertad individual, y denuncia como absurda la derivación de la autoridad humana desde Dios. La posición legal de la Iglesia, según ella, tanto como institución pública, así como propietaria de bienes, es la de una organización nacional que está, por lo tanto, enteramente sujeta a la voluntad de la nación; la propiedad eclesiástica no pertenece a la Iglesia, sino a la nación; la abolición de los privilegios eclesiásticos está totalmente justificada, ya que el clérigo es un enemigo natural de los principios de la Revolución. La forma ideal de gobierno es la república en los estados más pequeños y, en los más grandes, la monarquía constitucional, siguiendo el modelo de Inglaterra. Todo el arte de gobernar en los tiempos modernos, consiste, de acuerdo con Madame de Staël, en la técnica de dirigir la opinión pública y en el aprovechamiento de ésta en el momento preciso.

Ya que los así llamados principios liberales de 1789 están basados sobre una noción errada de libertad humana, son, y deben serlo siempre, contradictorios e indefinidos en sí mismos, siendo imposible, en la práctica, llevarlos a efecto consistentemente. En consecuencia todas las distintas clases y matizaciones del Liberalismo que han sido desarrolladas, se han mantenido de hecho en una aplicación más conservadora que lógica de los principios liberales que deberían respaldar. El Liberalismo fue primero formulado por el Protestantismo Ginebrino (Rosseau, Necker, Madame de Staël, Constant, Guizot); no obstante fue desde Francia que se esparció por el resto del mundo, así también lo hicieron sus diferentes tipos más respresentativos. Estos fueron desarrollados en estrecha conexión con las diferentes Revoluciones producidas en Europa desde 1789.

Los principales tipos de Liberalismo son:

1.- Liberalismo antieclesiástico. Liberalismo antiguo, primero sostenido por Madame de Staël y Constant. Puede ser descrito como Liberalismo de salón, propio de los librepensadores de las clases más educadas, quienes, sin embargo, no consienten en llegar a ser políticos prácticos u hombres de estado; ellos fueron observadores superiores, críticos infalibles, permaneciendo por encima de todos los partidos. Más tarde algunos pocos de estos viejos liberales, animados por una auténtica caballerosidad liberal, se erigieron a favor de los derechos de las mayorías oprimidas contra las mayorías jacobinas, por ejemplo Littrè y Laboulaye en Francia (1879-1880).

2.- Estrechamente conectado con este Liberalismo antiguo de Madame de Staël está el Liberalismo que fue originado en la sala de lectura de Royer-Collard y en el salón del Duque de Broglie (1814-1830). Fue el Liberalismo de los políticos prácticos y los estadistas, quienes pretendieron restablecer, mantener y desarrollar, en los diferentes estados, la forma constitucional de gobierno basada en los principios de 1789. Los más prominentes representantes de este grupo fueron, junto a de Broglie, Royer-Collard, Guizot en Francia, Cavour en Italia, von Rotteck y sus partidarios en Alemania.

3.- El Liberalismo Burgués, que fue la natural consecuencia del Liberalismo doctrinario; se adaptó más a los intereses de las clases adineradas y dotadas de propiedades; debido a que el clero y la nobleza habían sido desposeídos de su poder político, éstas fueron las únicas clases que pudieron usar de las nuevas instituciones, no estando el pueblo suficientemente organizado e instruido para hacerlo. Las ricas clases industriales, además, fueron, muy desde el comienzo en todos los países, el principal sostén del Liberalismo y, el Liberalismo por su parte, fue forzado para favorecer sus intereses. Esta clase de Liberalismo burgués gozó de su más alto favor en Francia durante el tiempo del rey-ciudadano Luis Felipe (1830-40), quien abiertamente reconoció su dependencia de él. Floreció en Alemania, como “Liberalismo nacional”, en Austria, como “Liberalismo político en general”, en Francia como el Liberalismo del partido Oportunista de Gambetta. Sus rasgos característicos son materialistas; sus ideales sórdidos atienden sólo a un irrestricto disfrute de la vida, al egoismo en la explotación del económicamente débil, por medio de tarifas que se aplican según los intereses de las clases. Mantiene una sistemática persecusión del Cristianismo y, en especial de la Iglesia Católica con sus instituciones, junto con una frívola desconsideración y, aun una imitación burlesca, del orden moral divino. Incluye además una indiferencia cínica en la elección y uso de los medios —asesinato, corrupción, fraude, etc.— para luchar contra sus oponentes y adquirir una absoluta preponderancia y control de todo.

4.- Los “partidos progresistas” Liberales están en oposición a los Conservadores y los Liberales de las clases burguesas, en cuanto éstos, una vez en el poder, normalmente dedican poca o ninguna atención a promover las mejoras sociales acordes los principios liberales, mientras que los progresistas ponen más esfuerzo en los mismos objetivos fudamentales del Liberalismo y luchan contra una cínica política parcializada hacia intereses particulares; por esta razón los progresistas aparecen ante el observador de fuera como más imparciales y honestos.

5.- Los Liberales Radicales se adhieren a las ideas modernas progresistas, que tratan de poner en práctica sin considerar el orden existente o los derechos, ideas y sentimientos de otras personas. Así fue el primer partido político Liberal en 1810: los jacobinos españoles. Este es el Radicalismo, que bajo una máscara de libertad está ahora aniquilando los derechos de los católicos en Francia.

6.- Los Démocratas Liberales quieren hacer a las masas del pueblo común el factor decisivo en los asuntos públicos. Ellos se refieren especialmente a las clases medias, cuyos intereses pretenden considerarlos en primer lugar.

7.- El Socialismo es el Liberalismo del interés individual, propiciado por todas las clases de liberales descritas antes, pero asumido por los miembros del cuarto estado y del proletariado. No es nada más que la reacción natural contra una política parcializada hacia intereses propios de algunos. Sus principales ramas son:

a) El Comunismo, que trata de reorganizar las condiciones sociales aboliendo la propiedad privada.

b) La Social Democracia Radical de Marx (fundada en 1848), común en Alemania y Austria.

c) El Socialismo Moderado (Federación Democrática Socialista en Inglaterra, Posibilistas en Francia, etc.).

d) Los partidos Anarquistas fundados por Bakunin, Most, y Krapotkin, después de 1868, durante algunos periodos aliados a la Social Democracia. El Anarquismo como sistema es relativamente el más lógico y radical desarrollo de los principios Liberales.

8.- Liberalismo Eclesiástico (Catolicismo Liberal).La forma política prevalente del moderno Catolicismo Liberal, es la que regularía las relaciones de la Iglesia, el Estado y la sociedad moderna de acuerdo con los principios liberales según lo expone Benjamin Constant. Tiene sus predecesores y patrones en el Galicanismo, el Febronianismo y el Josefinismo. Fundado en 1828 por Lamennais, el sistema fue después defendido en algunos aspectos por Lacordaire, Montalembert, Parisis, Dupanloup, y Falloux. La forma más teológica y religiosa de Catolicismo Liberal tiene sus predecesores en el Jansenismo y el Josefinismo; tiende a ciertas reformas en la doctrina eclesiástica y en la disciplina de acuerdo con la teoría anti-eclesiástica protestante liberal y la “ciencia e ilustración” atea preponderante en su tiempo. Las fases más nuevas de este Liberalismo fueron condenadas por Pio X como Modernismo. En general defiende una amplitud en la interpretación de los dogmas, descuido u omisión de los decretos disciplinares y doctrinales de las Congregaciones Romanas, simpatía hacia el Estado aun en sus decretos contra la libertad de la familia y de los individuos para el libre ejercicio de la religión.

Condenación del Liberalismo por la Iglesia.

El Liberalismo, por proclamar la absoluta autonomía del hombre en el orden intelectual, moral y social, niega, al menos prácticamente, a Dios y a la religión sobrenatural. Si se desarrolla lógicamente, conduce a la negación teórica de Dios, colocando a la humanidad deificada en lugar de Dios; ha sido censurado en las condenaciones del Racionalismo y el Naturalismo. La condenación más solemne del Racionalismo y el Naturalismo está contenida en la Constitución “De fide” del Concilio Vaticano (1870); la más explícita y detallada condenación, sin embargo, fue otorgada al Liberalismo moderno por Pio IX en la Encíclica “Quanta cura” del 8 de diciembre de 1864 y el Sillabus adjunto. Pio X lo condenó otra vez en su alocución del 17 de abril de 1907, y en el Decreto de la Congregación de la Inquisición del 3 de julio de 1907, en el que los principales errores del Modernismo fueron rechazados y censurados en sesenta proposiciones. La más antigua y principal forma política del falso Catolicismo Liberal ha sido condenada por la Encíclica de Gregorio XVI, “Mirari vos” del 15 de agosto de 1832 y por varios breves de Pío IX ( ver Sègur, "Hommage aux Catholiques Libèraux", Paris, 1875).

La definición de la infalibilidad papal por el Concilio Vaticano I fue virtualmente una condenación del Liberalismo. Junto a ésta, varias recientes decisiones se refieren a los principales errores del Liberalismo. De gran importancia al respecto son las alocuciones y encíclicas de Pio IX, León XIII, y Pío X y las encíclicas de León XIII del 20 de enero de 1888, “Sobre la libertad humana”; del 20 de abril de 1878, “Sobre los males de la sociedad moderna”; del 28 de diciembre de 1878, “Sobre las sectas del Socialismo, Comunismo y Nihilismo”; del 4 de agosto de 1879, “Sobre la filosofía cristiana”; del 10 de febrero de 1880, “Sobre el matrimonio”; del 29 de julio de 1881, “Sobre el origen del poder civil”; del 20 de abril de 1884, “Sobre la Masonería”; del 1 de noviembre de 1885, “Sobre el estado cristiano”; del 25 de diciembre de 1888, “Sobre la vida cristiana”; del 10 de enero de 1890, “Sobre los principales deberes de un ciudadano cristiano”; del 15 de mayo de 1891 “Sobre la cuestión social”; del 20 de enero de 1894 “Sobre la importancia de la unidad de la fe y la unión con la Iglesia para la preservación de los fundamentos morales del Estado”; del 19 de marzo de 1902, “Sobre la persecución de la Iglesia en todo el mundo”. Una información completa sobre la relación de la Iglesia con el Liberalismo en distintos países puede obtenerse de las actas y decisiones de los distintos concilios provinciales. Éstas pueden encontrarse en la "Collectio Lacensis" bajo las voces del índice: Fides, Ecclesia, Educatio, Francomuratores.

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