Por José Durand Mendioroz [1]
I. Bien se ha señalado que la ideología de género tiene
diversas fuentes doctrinarias, tales como el neo-marxismo de la Escuela de
Frankfurt, así como autores constructivistas sociales y existencialistas ateos;
las cuales decantaron en las posiciones que hoy sostienen el feminismo radical
o “de género” y, en forma más reciente, el activismo “trans”. En este trabajo
queremos mostrar el pensamiento gnóstico como la raíz común de todas las
fuentes, en la idea de aportar a un mejor conocimiento de dicha ideología y con
el fin de rebatir sus postulados e impedir sus realizaciones.
Intuimos que existe algún modo de interconexión entre leyes
tan diversas como las de matrimonio entre personas del mismo sexo, eutanasia,
fecundación asistida, aborto, “identidad de género”, educación sexual
“integral” (entre muchas otras y por citar algunas de las más relevantes), pero
¿podemos explicar esta “inter-conexión” racionalmente? Ciertamente es posible
advertir que en todas ellas subyace una concepción antropológica “dualista”,
pero –profundizando más- encontramos la influencia de la espiritualidad
“gnóstica”; término que, más que designar una escuela o teoría en particular,
nos remite a una forma humana trans-histórica de interpretar la realidad y de
configurar la existencia y que –por motivos que se intentará señalar- su
notoriedad pública se ha mantenido de alguna manera oculta, en tanto que su influencia
es enorme.
En la última década se han aprobado numerosas leyes de la
Agenda de género e implementado innumerables acciones de gobierno inspiradas en
la misma, todas –naturalmente- interrelacionadas y persiguiendo un objetivo
común. Sin embargo, alcanzan los dedos de una mano para contar cuándo estas
políticas han suscitado una reacción proporcional al cambio radical que
persiguen en nuestra cultura [2]. Por eso el compromiso de la hora es
comprender mejor el problema para que cada cual sepa argumentar y debatir en su
ámbito de actuación.
En el siguiente capítulo se expone un esquema histórico de
la corriente gnóstica –en lo que mantiene relación con este trabajo-en orden a
comprender en un nivel elemental, en qué consiste la gnosis y mostrar su
influencia y continuidad hasta la ideología de género. Luego se resumirán las
afirmaciones esenciales de la misma, sobre lo cual se hará un esbozo de crítica
utilizando los elementos estudiados.
II. Esquema Histórico.
1. Gnosis antiguas. 2. Gnosticismo, Alquimia y Hermetismo.
3. Proyección (y nuevas creaciones) de la gnosis en la Edad Media y en el
Renacimiento de Occidente. 4. Inmanencia de la gnosis moderna y pervivencia de
las gnosis “tradicionales”.
Presentación. “La idea de que los seres humanos son personas
no-corporales que habitan cuerpos no-personales nunca termina de desaparecer.
Aunque las corrientes predominantes del Judaísmo y del Cristianismo la han
rechazado hace ya mucho tiempo, lo que a veces se describe como el dualismo del
“cuerpo y el yo” ha vuelto con sed de venganza, y sus seguidores son legión. Ya
sea en los tribunales de justicia, en los campus universitarios, o en las mesas
de directorios corporativos (…) El gnosticismo se componía de una variedad de ideologías
[3] (…) Lo que tenían en común era el entendimiento del ser humano –una
antropología– que dividía marcadamente lo material y corporal por una parte, y
lo espiritual, mental o afectivo, por la otra.”[4]
No obstante, cabe formular una prevención importante: en el
curso de la historia y sobre todo en la actualidad, no todas las
manifestaciones culturales donde encontramos elementos gnósticos son -ni en su
intención, ni en su exposición- metafísicamente dualistas, por lo cual podrían
considerarse a sí mismas como ajenas a la caracterización que aquí se formula.
No obstante, el dualismo se verificará “de hecho” como subyacente en la
estructura de sus propuestas educativas, políticas, legislativas, etc. Es
decir, muchos de nuestros contemporáneos son gnósticos sin saberlo, tal como
Monsieur Jourdain, el personaje de Moliere,
que escribía en prosa sin saberlo.
1. Las gnosis antiguas.
En el mundo greco romano y en el Oriente, junto a las
religiones oficiales de las ciudades y de los reinos, se fueron originando
diversos cultos mistéricos de estructura esotérica [5]. Los misterios órficos
constituyen una de las primitivas manifestaciones gnósticas en Occidente [6],
cuya influencia se proyectó al
pitagorismo y al platonismo. Por Platón precisamente conocemos la
concepción de los órficos acerca de la inmortalidad del alma. “En castigo de un
crimen primordial, el alma es encerrada en el cuerpo (soma) como si fuera un
sepulcro (sema). En consecuencia, la existencia encarnada se parece más bien a
la muerte, mientras que la muerte constituye el comienzo de la verdadera
vida”.[7] Pero esta liberación final del alma no se produce sino por la gnosis,
término griego cuya traducción es “conocimiento”. Para Eliade el orfismo es en
esencia una “gnosis soteriológica”(un conocimiento salvador) porque “(…) a la
salvación se llegaba sobre todo en virtud de una “iniciación”, es decir,
mediante unas revelaciones de orden cosmológico y teosófico[8].” (…) Se
advierte, por un lado, un dualismo (espíritu-cuerpo) muy próximo al dualismo
platónico (…) Todo ello nos recuerda ciertas soteriologías y técnicas indias (§
195) y a la vez anticipa diversos sistemas gnósticos (§§. 229 y sigs.).”[9]
Repasemos brevemente las similitudes que recuerda el
estudioso rumano. Por la misma época de
aquellas manifestaciones de la religiosidad griega (alrededor del s. VI a.C.),
en el otro extremo del “mundo conocido”, las tradiciones religiosas del
hinduismo ya se encontraban reunidas en el monumental conjunto de libros
sagrados denominados “las Upanishads”. A partir de éstas “‘Liberarse’ del
dolor es el objetivo de todas las
filosofías y todas las técnicas meditativas indias. Ninguna ciencia vale nada
si no está al servicio de la “salvación” del hombre. “Fuera de esto [es decir,
lo eterno que reside en el yo], nada merece ser conocido.”[10]En consecuencia
“La ignorancia, es en realidad, un desconocimiento de sí mismo, puede
compararse a un olvido del verdadero yo (atman, purusha). La gnosis (jnana, vidya),
al eliminar la ignorancia (…) hace posible la liberación; la verdadera
“ciencia” equivale a un “despertar”.[11]En consecuencia, las tradiciones
occidental (orfismo) y oriental (hinduismo - budismo) coinciden en lo esencial:
la gnosis es un conocimiento salvífico.
2. Gnosticismo, Alquimia y Hermetismo.
El gnosticismo de la Antigüedad, en cuanto sistema
filosófico-religioso, floreció entre el s. I al V d. C.[12] Es decir, comenzó
con la Era cristiana, y en recíprocas interferencias - principalmente con el
cristianismo - pero también con el judaísmo y con manifestaciones religiosas
helénicas y orientales[13], así como posteriormente con el islamismo.
La teoría gnóstica del origen del universo difiere de la
concepción judeo cristiana de la Creación ex nihilo (de la nada)en la cual el
Creador por un acto libérrimo crea el universo espiritual y material,
permaneciendo diferenciado de la Creación. El gnosticismo tiene una concepción
radicalmente diferente, porque reconoce un Ser primordial (un “primer Dios”)
pero este es incognoscible, inaccesible, impersonal (no piensa, no quiere, no
obra). De este Ser “emanan” otros seres divinos (en realidad se van generando
unos a otros) hasta llegar al “Demiurgo” que es el “dios imperfecto” que crea
el mundo de la materia, que es mala y en la cual el espíritu humano (que es en
sí mismo divino) yace prisionero y de la cual debe liberarse.
De allí dos consecuencias que tendrán importancia en las
gnosis ideológicas de la Modernidad: i)la doctrina gnóstica no es creacionista
sino “emanacionista” y la trascendencia entre el Ser primordial y el universo
es relativa, porque aquel “se proyecta, se prolonga, se irradia” en los seres
generados; por lo cual éstos -en sus respectivas medidas y modos-son parte dela
divinidad; ii) la generación del mundo material y la “caída” de la chispa
divina implican una imperfección de Dios o –más precisamente- un debilitamiento
“del ámbito de lo divino, una vez que la periferia de su esfera entra en
crisis, lo que indirectamente le permite producir el mundo.”[14] Todos estos
conceptos son por entero contradictorios con la teología creacionista judeo
cristiana.
Uno de los aspectos más peculiares de los sistemas gnósticos
propiamente dichos es el proceso de conocimiento de la verdad [15] y la
discriminación de los seres humanos en categorías irreductibles.[16]De allí
puede inferirse que no habiendo naturaleza común entre los hombres, tampoco
existe ningún fundamento universal de los derechos humanos ni de las normas
morales. En definitiva, la esencia de las gnosis antiguas examinadas, así como
del gnosticismo propiamente dicho, consiste en la posesión de un conocimiento
salvífico e implica una antropología dualista, a través de la exaltación
absoluta de lo psico-espiritual(que pertenece al ámbito de lo divino) en tanto,
el cuerpo biológico no forma parte de la esencia dela persona.
Durante el período helenístico y el Imperio se suscitó una
gran creatividad [17] en materia religiosa, presidida por un espíritu de
sincretismo. [18]
El Hermetismo. “Por hermetismo se entiende la totalidad de
las creencias, ideas y prácticas transmitidas en la literatura hermética”
(entre el III a.C y el III d.C). Existe un hermetismo popular, más antiguo,
(astrología, magia, ciencias ocultas, alquimia) y una literatura hermética
erudita “filosófica” (destacándose los 17 tratados en griego del Corpus
Hermeticum). El culto de Hermes Trimegisto (“tres veces grande”) es una obra
magna del sincretismo religioso.[19]“Pero a partir del s II DC lo que predomina
es el dualismo gnóstico y la influencia de
la gnosis hace irreconciliable la nueva teología con la anterior”. La nueva
considera malo al mundo: no es obra de Dios, en todo caso del primer Dios…
“(…) la ciencia de tipo hermético constituye a la vez un
misterio y la transmisión iniciática de ese misterio; el conocimiento de la
naturaleza se obtiene por la plegaria y el culto o, a nivel inferior, por la
presión mágica” [20] El hermetismo popular –con influencias gnósticas- tuvo una
proyección de muchos siglos, incluso hasta Newton. Ante el Hermetismo
“Podríamos decir que estamos ante un nuevo modelo de comunicación de una
sabiduría esotérica (…) la revelación contenida en los grandes tratados del
Corpus Hermeticum constituye una gnosis suprema, concretamente la ciencia
esotérica que asegura la salvación; el mero hecho de haberla comprendido y
asimilado equivale a una “iniciación” [21].
La Alquimia es otra de las creaciones del sincretismo
tardo-antiguo, que consignamos particularmente por su proyección hasta la
Modernidad. Se distinguen tres épocas en la formación de la alquimia
greco-egipcia. Los textos alquímicos podrían explicarse como “resultado del
encuentro entre la corriente esotérica, representada por los Misterios, el
neopitagorismo y el neo-orfismo, la astrología, las “sabidurías orientales
reveladas, el gnosticismo, etc. una corriente esotérica que corresponde en
general a las gentes cultivadas, a la intelligentsia y a las tradiciones
“populares” que guardaban los secretos de oficio, las técnicas y los recursos
mágicos heredados de una remota Antigüedad.”[22]
3. La proyección de la gnosis en la Edad Media y en el
Renacimiento de Occidente.
Mientras que los lineamientos gnósticos y la antropología
dualista de la grandes corrientes religiosas orientales (hinduismo, budismo,
etc.) se mantuvieron sin solución de continuidad hasta el presente, en
Occidente la hegemonía del cristianismo supuso la desaparición de los cultos
mistéricos y el eclipse de la gnosis, pero no su fin: “Lo esotérico-ocultista
ha sido una constante contracultural que se ha mantenido subterránea desde la
antigüedad precristiana, si bien ha aflorado a la superficie de vez en cuando,
por ejemplo en los siglos II-III d. C. En nuestros días está brotando como a
borbotones gracias a los medios de comunicación social y a la Nueva Era.”[23]
En extrema síntesis, durante la Edad Media “afloraron a la
superficie” movimientos religiosos gnósticos de importancia, considerados como
heréticos respecto del cristianismo: los paulicianos (Armenia S. VII) y los
bogomilos (Bulgaria s. X); y el catarismo, prolongado en la religión albigense,
en su manifestación occidental. Las otras tradiciones religiosas de raíz brahmánica
no fueron inmunes a las interpretaciones esotéricas de sus libros sagrados, ni
a las contaminaciones gnósticas de sus doctrinas, tal como aconteció con el
sufismo en el Islam; en tanto que en el judaísmo, que ya recibiera influencias
gnósticas desde el período intertestamentario, ve surgir durante el Medioevo la
Kabalah como su expresión gnóstica por antonomasia: “Como escribe Gerson
Scholem [Les origines de la Kabbale], la mística de la Merkabá constituye una
de las ramas judías de la gnosis”.[24]
La “recuperación” del Hermetismo en Occidente.
Con el triunfo del cristianismo, como se dijo,
desaparecieron los Misterios y otras organizaciones secretas, pero el Hermetismo
sobrevivió porque también tenía un conjunto de “libros sagrados”. No era, pues,
imprescindible que su doctrina esotérica se transmitiese a través de una cadena
iniciática: “el texto sagrado podrá caer en el olvido durante siglos, pero
bastará que sea redescubierto por un lector competente para que su mensaje
resulte nuevamente inteligible y actual”.[25]De este modo el Hermetismo se
transmitió en la Edad Media por la literatura siríaca y árabe, “sin embargo, el
verdadero ‘renacimiento’ del Hermetismo en Europa occidental, se inició con la
traducción (1463) del Corpus Hermeticum al latín por Marsilio Ficino” a pedido
de Cosme de Médicis.
La Alquimia en la Modernidad. El cientificismo.
Del mismo modo, los textos alquímicos “reingresaron” a la
cultura occidental durante el Renacimiento. Las arcaicas concepciones de la
“unidad de la materia” y la Tierra Madre portadora de minerales-embriones, se
tornaron dignas de fe mediante los prodigiosos avances científicos, pero sobre
todo dotaron a muchos científicos de una suerte de religión de la
transformación del mundo mediante la ciencia, para la cual la Alquimia
resultaría ser la clave de acceso a los misterios primordiales. “Personalidades
tan distintas como Paracelso, John Dee, Newton (…) veían en la alquimia el modelo
de una empresa no menos ambiciosa, concretamente la perfección del hombre
mediante un nuevo método del saber. En su perspectiva, este método debía
integrar en un cristianismo no confesional la tradición hermética y las
ciencias naturales, es decir, la medicina, la astronomía y la mecánica”. [26]
La Alquimia es el ilustre antepasado del cientificismo,
concebido como ideología. Para Besançon “El cientificismo ha permanecido hasta
hoy como uno de los movimientos gnósticos más pujantes dentro de la sociedad
occidental y el orgullo inmanentista de la ciencia es tan fuerte que incluso
las ciencias especializadas nos han dejado cada una un sedimento específico en
sus diversas versiones de la salvación por medio de la física, la economía, la
sociología, la biología y la psicología”.[27]El filósofo francés afirma que el
cientificismo es una corrupción de la ciencia por la gnosis, que sólo ha podido
nacer en la época moderna y sobre la base del éxito prodigioso de las empresas
científicas y técnicas. “Es entonces cuando una fracción de las corrientes
gnósticas se desgaja del tronco común para ir a buscar en la ciencia el
principio de la certeza y el secreto de la universalidad.”[28]
4. La revolución gnóstica de la Modernidad y la pervivencia
de las gnosis “tradicionales”.
Muchos estudiosos han puesto de relieve la influencia
gnóstica en la masonería, por lo que voy a referirme a una fuente propiamente
masónica cuya lectura es de sumo interés. [29]El autor comienza preguntándose
–allá por 1911- cuál es la razón del éxito
de la francmasonería. Tras descartar posibles causas llega a la
conclusión de que “(…) la única razón de ser que nos queda para la expansión y
popularidad del sistema Masónico: [es] el significado e implicaciones de sus
ritos y ceremonias.” A su criterio la masonería moderna nace en el s. XVII “en
circunstancias que nos resultan muy oscuras y por parte de individuos que nos
resultan igualmente oscuros, con el fin de servir como vehículo para la
expresión de una doctrina altamente mística y religioso-filosófica.”
Esta falta de datos circunstanciados[30] no le impide al
autor reconocer como precursores a “los movimientos ocultistas y místicos que
transcurrían tras la escena de la historia visible en Europa durante los
pasados siglos (…) Es de reseñar que durante esa génesis [de la Masonería
moderna], así como mucho tiempo antes, tanto este país [Inglaterra] como la
Europa continental estaban repletos de ocultistas e iniciados –con intenciones
tanto nobles como fraudulentas– pertenecientes a las escuelas de Alquimia,
Magia, Rosacrucismo y doctrinas de todo tipo. …los más honestos estudiantes y
genuinos adeptos se encontraban en dicho escenario en la época en que se
concibió el movimiento masónico, siendo razonable deducir una conexión entre
ellos y la propia Masonería”.
El autor precisa que la “Tradición Secreta” a la que aluden
los ritos y ceremonias masónicas, consiste en 1) los recuerdos de una pérdida
cósmica en la que ha incurrido la humanidad, y 2) los registros de la
restitución de lo que fue perdido[31]. Si bien aclara que la masonería moderna
no es la perpetuación de alguno de los antiguos sistemas mistéricos en
particular, afirma que “su contenido interior, su propósito, y su lugar en la
larga cadena de tradiciones ocultas (…) es expresión, aunque quizá incompleta,
pero aun así inequívoca, de esa Tradición Secreta que se ha perpetuado a través
de todos los tiempos con el objeto de instruir a aquellos que deseaban
fervientemente resolver el enigma de la existencia con los métodos que dicha
Tradición acredita y garantiza.” En síntesis, desde sus orígenes la masonería
moderna se basa en un conocimiento de carácter gnóstico y reclama en herencia
de la tradición de las sectas mistéricas antiguas y medievales.
Las gnosis “modernas”.
Voegelin afirma que “se torna cada vez más claro el
continuum desde el cristianismo temprano, pasando por el fenómeno de las sectas
en la Edad Media, hasta la “ideología” secularizada”.[32] Este autor considera como
ideologías secularizadas-que en su conjunto conforman la gnosis moderna[33]-a
ciertos movimientos políticos y corrientes de pensamiento, tales como el
humanismo liberal, el progresismo, el idealismo, el positivismo, el
psicoanálisis, el marxismo[34], el fascismo, el nacional-socialismo, a las que
tenemos que agregar al cientificismo y a la ideología de género. “Mientras que
la gnosis antigua buscaba fugarse del mundo experimentado como extraño (…) la
gnosis moderna ambiciona – también como consecuencia del proceso de
inmanentización que a la vez ella misma promueve- la transformación radical del
mundo experimentado como injusto, sea esto en forma de violencia
revolucionaria, sea en la forma de la transfiguración civilizadora (…)”[35]
Dos aspectos caracterizan esta especie de gnosis: El
“asesinato de Dios” y “la prohibición de la pregunta”. El primero de ellos se
da a través de un proceso de inmanentización radical. Muchos siglos de
manipulación de lo divino (sincretismo, magia, gnosis, etc.) sumado a complejas
elucubraciones, hicieron a ciertos espíritus tomar conciencia de que el hombre
puede manejar el hecho religioso y procurar por sí su salvación, lo que
finalmente decantó en la supresión de la misma idea de Dios. Voegelin describe
este proceso en los sistemas de Hegel, de Nietzsche y de Marx, para concluir
que “El asesinato de Dios se comete especulativamente por medio de la
interpretación del ser divino como obra humana.”[36]
Esto se relaciona con el segundo factor: “el enfrentamiento
intelectual escala, más allá del nivel del análisis y del argumento, hacia la
lucha existencial de quienes están en contra de la verdad (…) Jamás llegó a
pensar un griego en prohibir el cuestionar analítico como tal.” Esto cambió:
hoy un fenómeno omnipresente en la sociedad moderna y desconocido en la antigua
“(…) la prohibición del cuestionamiento (…) Se trata de opiniones cuyos defensores
saben que y por qué no resisten un análisis crítico y por eso hacen de la
prohibición de la prueba de sus premisas el contenido de su dogma. Estamos ante
un nuevo fenómeno: se trata de un posicionamiento que intenta de modo
consciente y con cuidadosa exhaustividad especulativa el aislamiento de la
razón.”[37]
La Nueva Era (New Age).
Al sólo efecto de completar el panorama de las expresiones
contemporáneas de la corriente gnóstica se hará una breve referencia a este
fenómeno, difuso en sus perfiles, que probablemente sea el que tiene mayor
penetración masiva en nuestra cultura. Podríamos caracterizarlo en primer lugar
como un conglomerado de propuestas muy variadas de carácter gnóstico [38].
Dichas propuestas provienen tanto de creencias antiguas como modernas, tales
como –a título meramente ejemplificativo- la astrología, el chamanismo, el
espiritismo, el canalismo (channeling), la magia, el hermetismo, la alquimia,
la cábala, la brujería, el magnetismo, los fenómenos parasicológicos, la
ufología, todo el arco de prácticas originadas en Oriente, etc.[39] Para Guerra
“parece lógico y hasta inevitable el mutuo influjo o, al menos, la relación e
interferencias entre Nueva Era y la gnosis e incluso el gnosticismo en cuanto
sistema ideológico.”
En general, las propuestas pretenden descubrir las fuerzas
ocultas tanto de la naturaleza como de la mente humana y –recurriendo a
diversas sabidurías “primordiales”- ponen a disposición de todos, los
incontables modos de “expansión” de la conciencia. “Nueva Era reduce lo divino
a la “Energía”, apellidada “cósmica, crística”. Esta no se diferencia del
mundo. (…) La Tierra es un organismo vivo, auto organizado, luminoso, divino.
Es la diosa Madre Tierra, llamada por NE “Gaia, Gea”, su nombre en la religión
griega de la Antigüedad.”[40] Puede advertirse en lo expuesto una inmanencia
prácticamente panteísta. “Nueva Era se dirige hacia el yo individual y, en el
yo, hacia su interior, hacia su interioridad psicológica. Ahí descubre la
máxima condensación de la energía crística, llamada también “conciencia”.”[41]
Cerrando el presente recorrido de la historia de la gnosis,
Voegelin aporta un concepto integrador: “(…) si bien la gnosis antigua y
moderna se distinguen claramente en su forma de expresión, muestran asimismo
grandes afinidades en puntos esenciales, razón por la cual es enteramente
legítimo considerarlas como una forma humana trans-histórica de interpretar la
realidad y de configurar la existencia.”[42]
III. Principios gnóstico-ideológicos del género. Un ensayo
de crítica.
Los cultores de la ideología de género no reclaman ser los
herederos de la milenaria tradición gnóstica, ni siquiera dan razón de su
innegable dualismo antropológico; pero el breve repaso histórico realizado nos
indica que dicho pensamiento, lejos de mantener coincidencias circunstanciales,
casuales, o externas con la corriente gnóstica -especialmente en su variante
moderna- tienen todo su sistema de preconceptos, precomprensiones y prejuicios
profundamente imbuido de los principios de aquella corriente, en el marco de
una continuidad histórica que influenció
tanto sectores de izquierda como de derecha, hasta llegar a los
“ideólogos de género” y aliados.
El aliado estratégico.
No puede soslayarse una mención al “aliado” estratégico de
la ideología de género, que se asienta en sectores clave del mundo de la
política, la economía, los medios y los organismos internacionales. Esta
alineación de fuerzas nos hace caer en cuenta de que, más que de un formidable
“lobby”, se trata de un verdadero poder informal capaz de manejar las
sociedades a través de sus dirigentes “convertidos” al proyecto. No estoy
diciendo, naturalmente, nada novedoso; simplemente señalo que tenemos que
prestar la debida atención al estudio de este “frente”, lo que a veces es
postergado por las urgencias y la estridente presencia de la militancia de
género. Estas fuerzas también son ideológicamente gnósticas en una variante
tecnocrática, utilitaria y totalitaria, ya que fincan la salvación de la
sociedad en una drástica reducción de la población [43], lo que consideran
vital para “salvar el planeta”.
En general las corrientes gnósticas han sido antinatalistas
por considerar aberrante –por principio- la encarnación del espíritu, pero en
la ideología en análisis, que calificaremos provisoriamente de ecologismo
antinatalista, no se ven trazas de la huida del mundo de los antiguos sino; por
el contrario, su intención es el aprovechamiento del mundo en beneficio de una
minoría de elegidos. De allí que el antinatalismo, sea una constante de todas las
reformas, sea en forma directa (eutanasia, anticoncepción, aborto), sea
indirectamente (precariedad jurídica del matrimonio y de familia, educación
sexual ideológica, adoctrinamiento en ideología de género, etc.)[44].
Los postulados esenciales de la ideología de género se
“concentran” en dos afirmaciones que son como las dos caras de la misma moneda
ya que se refieren a su radical dualismo antropológico: la irrelevancia del
cuerpo humano, por un lado; y por el otro, la absolutización de lo psico-
espiritual: i) “la corporeidad (biológica) humana es irrelevante para definir
qué es ser varón y qué es ser mujer (identidad sexual).” El dato de lo
“material-biológico”, de este modo, sale de la ecuación de lo humano, no
integra –propiamente- la personalidad humana; ii) recíprocamente, se afirma la
plena autonomía del individuo para definir su identidad sexual y el consecuente
rechazo de toda “heteronormatividad” [45] que pretenda ponerle límites. En
consecuencia, ser varón o ser mujer en una sociedad “igualitaria” sería una
construcción cultural desde la autonomía del sujeto; en tanto que en una
sociedad patriarcal sería una construcción impuesta hétero-normativamente.
Análisis preliminar.
Se trata de un pensamiento antropológico dualista que nos
remonta a la gnosis antigua: lo psico-espiritual es lo verdaderamente relevante
para definir lo humano. Lo psico-espiritual “es igual a” ser persona (se
“identifica” con ella). Pero la ideología de género omite toda referencia a la
trascendencia del espíritu: si éste es una chispa divina, o si es parte de la
energía cósmica, o si integra la “materia sutil” del materialismo. Esta
indefinición, por una parte trasluce que a este pensamiento no le interesa este
tipo de especulaciones metafísicas; y por otra parte nos indica que se
encuentra entre las gnosis modernas de tipo ideológico enfocadas a transformar
el orden del ser en palabras de Voegelin; el orden natural o la realidad, en la
terminología clásica. Esta transformación se realizará a través de una
reingeniería del ser humano y –consecuentemente- de la sociedad toda. Y de ello
surge su profundo carácter gnóstico: se
trata de un conocimiento salvador –si bien intramundano- enfocado en la
“liberación” del ser humano de los condicionamientos de su sexo biológico.”[46]
Análisis Crítico.
En la ideología de género se da en forma superlativa una de
las connotaciones típicas de las gnosis modernas, cual es la de la “prohibición
de la pregunta” o del interrogatorio. No sólo se elude y repudia cualquier
diálogo abierto que cuestione sus fundamentos, sino que se rechaza en el debate
el uso de la expresión “ideología de género”, por considerarse tal cosa una
maniobra patriarcal. A modo de ensayo,
voy a hacer aquello que tanto detestan: el análisis crítico de sus
afirmaciones.[47]
1. Como dijimos, la ideología de género no invoca un
fundamento religioso; más aún, considera que lo religioso debe quedar
absolutamente fuera de este debate. Entonces una afirmación tal como que la
naturaleza biológica humana es irrelevante en orden a la definición del sexo
debería tener un fundamento científico. Pero quienes lo afirman no aportan
datos científicos que den siquiera una apariencia de fundamentación. Porque al
respecto hasta ahora se ha mencionado con cierta vaguedad[48]i) que mediante la
educación adecuada un varón biológico puede ser socializado como mujer y
viceversa y ii) que con lo anterior, sumado a tratamientos hormonales cruzados
puede producirse el cambio de sexo. Con relación a lo primero, el tristemente
célebre antecedente del Dr. Money y los mellizos Reimer[49], en realidad fue un
fracaso escandaloso de la teoría y un ejemplo de un avasallamiento criminal de
los derechos de los niños perpetrado por adultos.
2. Respecto de los ya masivos tratamientos para cambio de
sexo, me remito a un documento de lectura indispensable; el Colegio Americano
de Pediatras denunció que “(…) hasta un 98% de niños con género confuso y hasta
un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras
pasar la pubertad de forma natural. Los niños que utilizan bloqueadores
hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de
la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian
con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre,
derrame cerebral y cáncer. Las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre
los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de
sexo (…) ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese destino a chicos
jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de
los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y
mental?” La valoración ética es tajante: “Condicionar a los niños a creer que
es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio
sexo por el opuesto constituye un abuso infantil.”[50]
3. Gevaert señala la paradoja de que "precisamente el
dualismo extremo [es] el que más ha contribuido a la afirmación del
materialismo. En efecto, la ciencia no ha cesado de descubrir cada día más la
interdependencia de los fenómenos psíquicos y fisiológicos".[51] Es que
más bien parece que lo psico-espiritual dependiese de lo material-biológico y
no al contrario. Un simple fármaco (crasa materia) puede inducir a la psiquis
humana a estados que van desde la más profunda depresión a la euforia más
extrema. La mera posibilidad de pensar y expresar la voluntad depende de un
estado biológico de salud y, en definitiva, de la condición básica de “estar
vivos”. Seguramente al súper hombre que
cree poder transformar la realidad, debe humillarlo saber que la misma
posibilidad de pensar y de hablar depende del buen funcionamiento mecánico de
la bomba impelente-expelente que es el sistema cardio-circulatorio. La cruda
realidad es que lo psico espiritual ni controla ni –mucho menos- puede
“transformar” la existencialidad biológica (la que por el contrario, funciona
de manera autónoma), sino que para lograr apenas un cambio de apariencia, debe
recurrir a elementos materiales para operar –de acuerdo a reglas que surgen de
la misma Naturaleza- sobre su materialidad biológica. ¿De qué “autonomía” del
espíritu estamos hablando? Finalmente, la negación de la evidencia del
dimorfismo sexual, [52] desde el punto de vista científico, es pura charlatanería.
4. Desde la Antropología filosófica también se desestima al
dualismo, al considerar al ser humano como una integridad; es decir, como una
unidad bío-psico-espiritual y a la vez, constitutivamente social. Méndez
precisa que “El sexo corresponde a lo biológico en la especie humana ya
constituida como tal. Es algo objetivo, recibido, en sus tres niveles
(genético, morfológico y fisiológico). La sexualidad corresponde a la
subjetividad psicológica, que define la orientación sexual (en sus niveles de
autocomprensión, de autoestima, de emociones y voliciones referenciales), y
también las conductas objetivas. El género expresa la dimensión socio-cultural
e histórica, que recoge lo anterior en los niveles de las costumbres, de la
valoración ética y de la normativa legal. Viene de lo psicológico y también lo
alimenta. (…) Este concepto ha habilitado lo que se llama perspectiva de
género, es decir la consideración del aspecto socio-cultural e histórico en las
relaciones entre varones y mujeres.”[53] El realismo entenderá estos aspectos,
diferenciables conceptualmente pero inherentes a la esencia humana, como una
unidad dinámica, de la cual el bien común no es ajeno.
5. Recurrimos a una clarísima afirmación de una autoridad
del campo del género: “(…) el objetivo final del movimiento feminista debe ser
(…) la eliminación de la misma distinción entre sexos; así las diferencias
genitales entre los seres humanos no tendrán nunca más ninguna
importancia.”[54] Cabe preguntarse ¿cómo es posible esto? De qué manera la
desaparición de la “distinción entre sexos” (que es una operación mental) hace
que los sexos en la realidad no sean distintos?,¿por qué se reduce la
diferencia entre sexos a la genitalidad? ¿Cómo se explica que uno deba atenerse
a la realidad en todo lo referente a la física, a la química, a la biología,
pero precisamente en lo que se refiere a la biología humana y su interrelación
con lo psíquico, pueda hacerse caso omiso de los datos positivos?, finalmente,
¿qué fundamento tiene el objetivo mismo –la eliminación de la distinción- y qué
consecuencia positiva puede traer esto a las personas?
6. Consecuencias del apartamiento de la realidad. Voegelin
advierte acerca de esta apariencia de apartamiento del orden del ser: “la
redención de sí a través del saber tiene su propio hechizo – y este hechizo no
es inofensivo. Porque en la estructura del orden del ser nada se altera cuando
yo la considero defectuosa y me aparto de ella; el intento de aniquilación del
mundo no aniquila el mundo, sino que únicamente aumenta el desorden en la
sociedad.” La operación mental de no distinguir entre los sexos acarrea la
invisibilización del cuerpo femenino, ya que la identidad sexual depende de la
autopercepción de un individuo, con lo cual se incurre en el absurdo de querer eliminar
las inequidades históricas hacia la mujer, quitándole entidad objetiva a lo
biodiferencial, que es la causa de dichas inequidades, convirtiendo el ser
mujer en una mera, accidental y –ciertamente- modificable opción de cualquier
individuo. Este verdadero absurdo ha despertado la oposición de muchas mujeres,
y de algunas destacadas feministas, como Rebecca Reilly Cooper. [55]
7. Debilidad política. Ciertamente, el activismo de género
no puede reivindicar ningún logro en el proceso de abolición del “modelo de
subordinación” de la mujer y la construcción de un modelo de equidad; antes por
el contrario, han invisibilizado a la mujer real, mediante lo cual estas están
viendo desdibujarse muchos de sus derechos. Los progresos del último siglo -en
lo que se refiere a la mejora del estatus social de la mujer- de ninguna manera
están relacionados con el recurso “mental” de ignorar las diferencias entre
sexos; sino –precisamente lo contrario- se relacionan con cambios sociales
concretos que tienen en cuenta lo diferencial en lo femenino y se ordenan a
resultados equitativos, haciendo efectivo el principio de igualdad de
oportunidades. Ello ha sido una tarea de varones y mujeres, que tomaron
conciencia del problema y actuaron con objetivos comunes, y junto a referentes
sociales e instituciones religiosas sostuvieron la dignidad de la mujer,
debiéndose reconocer especialmente el compromiso de Juan Pablo II. [56]
8. Las debilidades argumentales señaladas sucintamente,
demandan a la ideología de género un enorme esfuerzo político que, entre otros
aspectos, implica reforzar la prohibición del cuestionamiento y un
“enmascaramiento” delos argumentos específicos detrás de reivindicaciones
“científicas”, protestas por los derechos humanos y la violencia, etc. Hasta se
ha inventado un enemigo imaginario, el “patriarcado” y el machismo extremo de
nuestra sociedad, cuya mendacidad es evidente [57]. Nuestra tarea es, entonces,
analizar, cuestionar, aclarar, desmontar el andamiaje de esta mitificación,
persona a persona, casa por casa, ambiente por ambiente y finalmente, estar
preparados para el debate público y para dialogar con legisladores y
funcionarios.
IV. Conclusiones y propuestas.
1. Voegelin aporta un concepto integrador del movimiento
gnóstico: “(…) si bien la gnosis antigua y moderna se distinguen claramente en
su forma de expresión, muestran asimismo grandes afinidades en puntos
esenciales, razón por la cual es enteramente legítimo considerarlas como una
forma humana trans-histórica de interpretar la realidad y de configurar la
existencia.”[58] Ante ello, la dirección es clara: “No se trata (…) de retornar
a nuestra condición anterior, primitiva, como en el mito gnóstico, sino, por el
contrario, de tender, sin volver la vista atrás, hacia lo que tenemos delante,
hacia la creación futura (…) El cristianismo no es una doctrina del retorno,
como la gnosis o el neoplatonismo, sino una doctrina de la creación.”[59]
2. Estamos ante una situación crucial, no solamente se están
expandiendo y consolidando las “estructuras de pecado” en la sociedad, sino
también estamos ante un proceso de “quiebra de la razón”. Las actuales
manifestaciones de aquella espiritualidad trans-histórica de interpretar la
realidad y de configurar la existencia humana, están convirtiendo el mundo en
inhabitable. Pero los cristianos tenemos mucho que decir y mucho que hacer. En
homenaje al nombre de esta revista digital, he de centrarme en el valor del
compromiso con la verdad y con el bien común. “Es comprensible el escape de los
gnósticos de un estado del mundo verdaderamente desgraciado, confuso y
opresivo. Pero el orden del mundo antiguo fue renovado por un movimiento que se
esforzó por poner en marcha el “juego serio” (para usar la fórmula de Platón) a
través del obrar según el amor – a través del cristianismo.”[60]
3. Siguiendo con el mismo pensador, transcribo esta
exhortación al compromiso, que nos indica un rumbo: “el desorden espiritual de
esta época, la crisis de la cultura (…) no debe ser aceptada de ninguna manera
como un destino inevitable; por el contrario, los medios para superarla están a
disposición de todos, en lo que a cada uno toca. (…) Nadie está obligado a
sumarse a la crisis espiritual de la sociedad
(…) la exposición del fenómeno lo disolverá al mismo tiempo por medio
del análisis terapéutico.”[61]
4. Realismo y misión: “Es sobre ese terreno de la realidad
donde es necesario batirse. La gnosis constituía una amenaza para la fe, pero
la ideología representa una amenaza para la razón; (…) porque la ideología
alardea de científica cuando no lo es. Esa contradicción es lo que se ha de
poner de relieve, y el hecho de desvelarla a los ojos de todos basta para
reencontrar el terreno de lo real.”[62]
5. En el mismo sentido, IG George, “En el plano del
pensamiento moral y la práctica, existen pocos proyectos más urgentes que el de
recuperar la noción de sentido común de la persona humana como una unidad
dinámica; creaturas cuyos cuerpos son partes de sus “yo”, y no sólo
instrumentos extrínsecos. El liberalismo social contemporáneo descansa sobre un
error, que es la trágica equivocación detrás de tantos esfuerzos de justificar
–e incluso de inmunizar de toda crítica moral– actos y prácticas que son, en
verdad, contrarios a nuestra dignidad igual, inherente y profunda.”
6. Estamos pues, llamados al compromiso con la realidad, a
recuperar la noción del sentido común, a desvelar ante los ojos de todos, las
contradicciones entre la verdad científica y la irracionalidad de las posturas,
en una lucha donde no cabe el desaliento. Como es evidente, ni lo religioso, ni
la moral natural deben quedar fuera del debate, sabiendo –naturalmente-
distinguir los planos epistémicos. Parece prudente que sean las mujeres los
principales voceros de la reivindicación del sentido común [63], sin perjuicio
del compromiso de todos.
7. No debe dejar de señalarse a la ideología de género allí
donde esta inspire cualquier proyecto legislativo, acción cultural o de
gobierno, sabiendo distinguir y, sin negar, todo aquello que constituya una
auténtica promoción de la igualdad, de los derechos humanos y de la
erradicación de la violencia entre las personas.
8. Es impostergable organizar una capacitación sistemática
en estas cuestiones, que tienen su complejidad. No sólo en la comprensión del
problema, sino también en los modos de hacer los planteos y de responder los
cuestionamientos. Es decir, hacer también un trabajo de retórica, adaptado a
distintos niveles y focos de interés. Para ello es de vital importancia la
actitud que asuman las autoridades de instituciones confesionales de todos los
niveles. En ese sentido, considero la iniciativa de esta publicación de Valores
un paso decidido en la buena senda.
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[1]Abogado, profesor de Introducción al Derecho y de
Deontología Jurídica (Universidad Católica de Salta).
[2]Tal cosa ocurrió con la ley de matrimonio entre personas
del mismo sexo; una década después con el proyecto de ley de aborto a libre
demanda y en forma casi inmediata, se avizoró una reacción ante el proyecto de
reforma a la ley de Programa de Salud Sexual Integral (26.150). Salvo en los
casos puntuales mencionados, los “anticuerpos” de la sociedad no llegaron a
reconocer en su verdadera gravedad las reformas de género. Baste como ejemplo
actual la “ley Micaela”, remitida a sesiones extraordinarias por el Ejecutivo
en diciembre de 2018. La norma, que establece en forma escandalosamente
inconstitucional el adoctrinamiento de género a todos los miembros de los
poderes del Estado, fue aprobada en trámite exprés y sin un solo voto en
contra, por un Senado cuya mayoría había rechazado pocos meses antes la ley de
aborto tras un histórico debate. ¡Pero tampoco hubo reacciones relevantes en la
sociedad!
[3]En materia de moral sexual el gnóstico puede derivar
tanto en un ascetismo extremo, como en una liberación de lo concupiscible, que
recorre un arco que va desde “las técnicas sexuales y los ritos orgiásticos de
las escuelas tántricas” de la India “a las orgías de las sectas gnósticas
libertinas.” (cfr. Eliade, Mircea, Historia de las Creencias e Ideas
Religiosas, Vol. II, Paidós, Madrid, 2011, p. 437 y nota N° 34) acotando: “En
primer lugar, los fibionistas (…) que, liberados de toda ley natural o moral,
usan y abusan de su cuerpo y del mundo para profanarlos, “agotarlos”, negarlos
y aniquilarlos (…)”.Lo cual se nos presenta como un antecedente en ese aspecto
de la ideología de género y de su propuesta de educación sexual.
[5] Lo esotérico se refiere a todo conocimiento oculto al
público, solamente accesible a iniciados.
[6] Eliade, Mircea, Eliade, Mircea, Historia de las
Creencias e Ideas Religiosas, Vol. II, Paidós, Madrid, 2011, p. 223
[7] Eliade, Mircea, Ibíd. Vol. II, p. 224.
[8] Eliade, Mircea, Ibíd., II, p. 225.
[9] Eliade, Mircea, Ibíd., II, p. 228
[10] Eliade, Mircea, Ibíd., II, p. 66
[11] Eliade II, Ibíd., II, p. 67.
[13] Como el maniqueísmo, que es un sistema gnóstico
organizado como religión, de vasta influencia.
[14]García Bazán, Francisco,
GNOSIS la Esencia del Dualismo Gnóstico, 2da. Ed. corregida y aumentada,
Ed. Castañeda, Estudios Filosóficos, 1978, San Antonio de Padua (Buenos Aires).
[15] “(…) la gnosis es un conocimiento que escapa a los
normales análisis racionalistas. El correlato de ese conocimiento es el
Sí-Mismo: la intimidad infinita o espiritual de la persona (…) Se conoce al
Sí-Mismo como objeto de conocimiento, pero el SM sólo es cognoscible por él
mismo, (…) por lo tanto se autoconoce en la gnosis, es sujeto y objeto de
conocimiento, porque es una misma cosa lo que conoce y lo conocido, conocer y
conocerse." Cfr. García Bazán, Francisco,
Ibíd., p. 37/38.
[16] Eliade, II, op cit., p. 437: i) la de los espirituales
(pneumáticos), “los perfectos, los ‘hijos del rey’, los únicos que se
salvarán”, que es el resultado de la presencia en el individuo del sphinter o
chispa divina (el gnóstico –obviamente- pertenece a esta categoría); ii) la de
los psíquicos, quienes tienen un alma, pueden ser atraídos hacia lo alto
mediante la instrucción, pero carecen de espíritu (pneuma); iii) finalmente la
clase de los “materiales” (somáticos o hílicos) quienes están por completo
inmersos en la materia y condenados a desaparecer sin remedio. El gnóstico,
pues, forma parte de una minoría, resultado de una selección decidida por el
Espíritu. Pertenece a la clase de los pneumáticos o “espirituales” (…)
[17]Eliade, Mircea,
op. Cit. V. II, cap. XXVI
[19]Organizado ha pedido de Ptolomeo Sóter, faraón de la
dinastía macedonia, a principios del S II a.C. con la finalidad de integrar los
elementos griegos y egipcios de su reino.
[20]Eliade, Mircea,
op. cit., V. II, pág. 346
[21]Eliade, Mircea,
op. cit., V. II, pág. 351
[22]Eliade, Mircea,
op. cit., V. II, pág. 352
[23] Guerra Gómez, Manuel, op. cit., p. 16.
[24] Eliade, Mircea, op cit., V. III, p. 214. Y Cfr.
parágrafo 289 sobre la Cábala medieval.
[25] Eliade, Mircea, op cit., V. II, p. 351.
[26] Eliade, Mircea, op cit., V. III, p. 318 y ss.; p. 323 y
ss. (Nuevas valoraciones de la alquimia. De Paracelso a Newton).
[27]Besançon, Alain, cit. por Sánchez de Loria Parodi,
Horacio M. “El gnosticismo político” [en línea]. Sapientia, 70, 235 (2014).
Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/gnosticismo-politico-sanchez-loria.pdf,
acotando S. de Loria: “Y podríamos agregar que en el ámbito público esta
permanencia del cientificismo se ve reflejada en la deriva tecnocrática que hoy
exhibe el poder político. En el fondo late en estos movimientos el intento de
construir el paraíso en la tierra, con todos los padecimientos que eso ha traído
aparejado (…)”
[30] Posiblemente dichos datos sean parte del secreto
masónico, o discreción, como prefieren
llamarlo.
[31] La influencia gnóstica es fácilmente reconocible, la
restitución de lo perdido se dará mediante la gnosis.
[32] Cfr. Voegelin, Eric, El asesinato de Dios y otros
escritos políticos, 1ª ed., Buenos Aires, Hydra, 2009, pág. 20; la cita
corresponde a una carta de 1950 apuntada en el magnífico Prólogo de Peter
Opitz.
[33]Besançon (op. cit.) también sostiene que el fenómeno
actual de la ideología es una forma
moderna de la gnosis.
[34] Cabe aclarar que el marxismo, como todo materialismo,
no sostiene un dualismo antropológico; no obstante de hecho apoya en sus
expresiones políticas, leyes donde subyace una antropología dualista.
[35] Cfr. Voegelin, Eric, op. cit., p. 42
[36]Voegelin, Eric, op. cit., p. 126
[37]Voegelin, Eric, op. cit., p. 88-90.
[38] Guerra Gómez, Manuel, Ibíd. “los incontables grupos de
NE no suelen declarar su identidad nueverana poniendo la etiqueta “Nueva Era”
en su nombre.” Ello parece deberse a una táctica, porque al ser masiva la
convocatoria, eluden las tensiones que se suscitarían en nuestra sociedad si se
dijera lisa y llanamente, que están proponiendo una nueva forma de religiosidad
incompatible con el cristianismo.
[39]Las invenciones son incesantes, una nota que vale la
pena leer informa sobre el
fenómeno del
retorno de la brujería como religiosidad en mujeres jóvenes feministas
“que ya asumen de una u otra manera algunas
de estas prácticas de la espiritualidad new age"
https://www.lanacion.com.ar/2220603-brujas-tiempos-feminismo
[40] Guerra Gómez, Manuel, Ibíd., p. 15.
[41] Guerra Gómez, Manuel, Ibíd., p. 17. La introspección es
un rasgo típico del gnosticismo.
[42]Voegelin, Eric, op. cit., p. 44-5 (citado por Opitz).
[43] Reducción que no sólo es cuantitativa, sino también
cualitativa: no quieren determinados tipos humanos; lo cual obviamente plantea
y planteará tensiones extremas en la sociedad.
[44]Y existe la posibilidad de que una camarilla criminal
ejecute millones de habitantes con tecnologías de destrucción masiva. El
objetivo ideológico ya existe, sólo falta la oportunidad y degradación moral
para el recurso a estos métodos. No sería la primera vez…
[45] Debe profundizarse el estudio de la hétero-normatividad
y su influencia en el plano moral y jurídico.
[46] Cuál es la relación de causalidad entre este tipo de
liberación y el bien o la felicidad humana, no se explica.
[47] De modo no exhaustivo, por eso hablo de ensayo, pero
con la finalidad de promover este hábito.
[48] Vaguedad que obedece, precisamente, a la falta de rigor científico.
[51]Gevaert, Joseph, "El problema del hombre,
Introducción a la antropología filosófica", Ed. Sígueme, 10° edición,
Salamanca, 1995, pág. 82.
[53] Méndez, Julio Raúl, Perspectiva y teorías de género. Su
proyección jurídica,
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ponencias/perspectiva-teorias-genero-mendez.pdf Los estudios de género tienen un valor dispar
y generalmente están sesgados ideológicamente. Normalmente pretenderán encubrir
postulados ideológicos, pero igual en el debate hay que conocer la distinción
entre perspectiva e ideología, sabiendo
“aislar” el componente ideológico.
[54]Firestone, Shulamith, The Dialectics of Sex, Bantam
Books, Nueva York, 1970, p. 12.
[55]“La opresión de las mujeres tiene sus raíces históricas
y su aparente justificación en la biología femenina y en la explotación del
trabajo reproductivo. Alterar la definición del término "femenino"
para que ahora signifique 'cualquier persona que se crea mujer' no es sólo
conceptualmente incoherente, sino que también elimina la posibilidad de
analizar la opresión estructural de las mujeres como clase al erradicar la terminología
que usamos para describir las condiciones materiales de su existencia... Si no
reconocemos la realidad material del sexo biológico y su significado como eje
de opresión, la experiencia de opresión de las mujeres pasa a ser literalmente
inexplicable. Perdemos la terminología y los instrumentos de análisis
-instrumentos cuidadosamente desarrollados por generaciones de feministas que
trabajaron antes que nosotros- que dan sentido a la experiencia femenina y a la
realidad de adaptarse [con un cuerpo femenino] a un mundo dominado por el
hombre”. Cit. en el excelente artículo de Bachiochi, Erika, Rendering the sexed
body legally invisible: how transgender law hurts women [Transformar el cuerpo
sexuado en legalmente invisible: el modo como las leyes transgénero dañan a las
mujeres], en
https://www.thepublicdiscourse.com/2016/05/17033/
con traducción al español en
https://www.religionenlibertad.com/polemicas/50000/feministas-rechazan-ideologia-genero-porque-anulara-las-conquistas-.html
[58]Voegelin, Eric, op. cit., p. 44-5 (citado por Opitz).
[59]Tresmontant, Claude, op. cit. 462
[60]Voegelin, Eric, op. cit., p. 80.
[61]Voegelin, Eric, op. cit., p. 90-1.
[62]Besançon, Alain, op. cit., quien agrega una propuesta
digna de consideración: “Esto dicta una política de alianza. (…) me refiero al
positivismo en sentido amplio. Es verdad que los positivistas son agnósticos y
que consideran los dogmas cristianos como un tejido de absurdos. Pero lo mismo
les ocurre con la ideología. Ya sea porque están habituados a controlar la
validez de una doctrina y la pertinencia de un vocabulario, bien porque estén
menos propensos a creer y tienen menos apetito de la salvación que ella
promete, jamás han seguido una ideología, habiéndola considerado siempre como
un puro absurdo (…) no se les mueve un ápice de lo que es verdadero y lo que es
falso, y ese buen contacto con lo real así como las virtudes intelectuales que
supone son un ejemplo que imitar.”