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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

domingo, 19 de octubre de 2014

El debate sobre el aborto no aborda opiniones privadas, sino un fenómeno público: una vida humana

Cuatro investigadores del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra conversaron acerca del aborto durante un encuentro en la Biblioteca de Humanidades del campus pamplonés. Con el objetivo de contribuir a desentrañar la complejidad de este fenómeno, arrojaron luz sobre él desde diversas perspectivas del conocimiento: la filosofía, la educación, el lenguaje y la ética en la vida pública.

En la reunión participaron David Thunder, del proyecto "Religión y sociedad civil"; Carlos Beltramo, de "Educación de la afectividad y de la sexualidad humana", Inés Olza, de "Discurso público"; y Mariano Crespo, de "Ley natural y racionalidad práctica".

¿En qué estado se encuentra el debate acerca del aborto?

Mariano Crespo (MC): El aborto implica la decisión sobre una vida nueva que se encuentra en un estado de inocencia absoluta. Cuando en los años 80 se empezó a hablar en España de su despenalización en tres casos concretos, Julián Marías publicó una serie de artículos en los que lamentaba la falta de un debate estrictamente racional acerca de esta cuestión. Este diagnóstico sigue vigente en la actualidad. No es infrecuente que las discusiones acaben en descalificaciones de las posturas de los otros, acusando de querer imponer determinadas convicciones subjetivas válidas solo individualmente o para un determinado grupo.

"Hay que combatir la idea de que una ley que proteja al nonato es un retroceso en el campo de los derechos"

¿Qué papel desempeñan las convicciones morales en este debate?

David Thunder (DT): No hablamos de la defensa de una postura privada o religiosa, sino de un fenómeno público: la vida de un ser humano y cómo este interactúa con la vida de la mujer que lo lleva dentro. Para mejorar la calidad del debate público se requiere más honestidad, reconocer que esta cuestión tiene una base de evidencia pública. Hay que superar los eslóganes y las frases hechas. Muchos consideran que está en juego un conflicto de opiniones personales que no se pueden arbitrar públicamente. Cuando esto es así, el debate se politiza: quien participa en él tiene un proyecto o un programa y quiere imponer su voluntad a cualquier coste. En Irlanda -mi país- se ha legalizado recientemente el aborto y ha ocurrido eso: algunos han tomado una postura y no han querido prestar atención a la evidencias biológicas y referentes a la salud de la mujer para buscar posibles soluciones cuando hay un aparente conflicto entre las dos vidas.

MC: Se piensa que quienes nos oponemos al aborto lo hacemos en virtud de determinadas convicciones religiosas, las cuales se consideran falsamente como expresiones de preferencias emocionales. De este modo, decir que el aborto es malo equivaldría a expresar una suerte de repugnancia moral a esa acción.  Así, lo que a uno le causa un disgusto emocional no tiene por qué disgustar a otros. Planteado en estos términos, el diálogo se trunca de raíz. Es cierto que muchos tenemos argumentos en contra del aborto basados en nuestra fe o muy vinculados a ella, pero eso no significa que se trate de preferencias emocionales radicalmente subjetivas que intentamos imponer. Antes de plantear la discusión en torno a los aspectos jurídicos y éticos relacionados con el aborto, sería imprescindible "descontaminar" la discusión en torno a esos temas tan candentes. En España esto está aún por hacer.

Entonces, ¿se está manipulando el lenguaje en torno al aborto para lograr su aceptación social?

Inés Olza (IO): Muchas veces gana quien hace un mejor uso del lenguaje. Resulta preocupante que abunden expresiones eufemísticas como "interrupción voluntaria del embarazo", presentes en el lenguaje técnico jurídico, los diccionarios académicos, las obras lingüísticas... Efectivamente, estamos hablando de embarazo y su cese es voluntario en el aborto. Pero la palabra "interrupción" alude a algo que para momentáneamente y luego tiene visos de seguir, cuando no es esto lo que ocurre. En lugar "finalización voluntaria del embarazo" se propone "interrupción" porque el vocablo se aproxima a lo que queremos decir pero evita la connotación de acabar definitivamente con algo. El eufemismo cunde porque se extiende rápidamente y se "digiere" con facilidad. Detrás hay una postura ideológica.

Carlos Beltramo: Cualquier palabra o expresión que rebaje el impacto social y personal del aborto se expande velozmente porque endulza la realidad. Probablemente, los más inmunes a esa palabra son quienes defienden la nueva vida. Con todo, el discurso provida también tiene cosas que aprender. Un especialista americano afirmó que nos habíamos equivocado durante años al centrarnos poco en la mujer y casi en exclusiva en el nasciturus, cuando ambos son víctimas. Es importante destacar que en ciertos embarazos –como por ejemplo el que es fruto de una violación– no hay una solución sin dolor, aunque pretendan hacernos creer que el aborto no conlleva sufrimiento. Debido a esto, los prochoice se han posicionado como los defensores de los derechos femeninos. Es frecuente que busquen justificar su posición con casos dramáticos y atípicos, sacados de contexto. Frente a esto, tendríamos que presentar historias de personas que decidieron seguir con su embarazo y son felices, así como fortalecer las investigaciones que poco a poco van revelando los efectos nocivos de lo que ya algunos denominan "síndrome post-aborto".

MC: La cuestión de la conquista ideológica del lenguaje no es novedosa. Tiene que ver con la sofística clásica. Hay dos formas de entender el lenguaje: al servicio de la realidad, para describir lo que sucede, o al servicio de una perspectiva ideológica que pretende influir en la conducta del otro. Por otra parte, el modo en el que los partidarios del aborto conciben la libertad procede de una determinada concepción de la autonomía moral, como si esta no tuviera ninguna referencia a criterios morales objetivos. Pero cabe preguntarse si esto es realmente así, si existen tales criterios que regulen la autonomía de la conciencia: algunos de ellos pueden ser valores como la vida humana propia y ajena.

"No hay una solución sin dolor, aunque quieran hacernos creer que el aborto no conlleva sufrimiento"

Con respecto a la cuestión de la libertad de decidir, ¿se debe considerar el aborto como un derecho?

IO: Las dos grandes palabras que se utilizan para defenderlo son "libertad" y "derechos" de la mujer. En España se ha asociado el avance de los progresivos supuestos del aborto a una consecución de libertades, a algo de lo que antes se nos privaba. Se ha expandido la idea de que en los años 80, en los inicios de la democracia, se empezó a conquistar un derecho que poco a poco se ha consolidado, y se considera que limitarlo es antidemocrático. Se pone el foco en esto y se ocultan los derechos que tiene el nonato.

DT: Mary Ann Glendon, catedrática de la Universidad de Harvard y colaboradora del ICS, ha comentado más de una vez que el concepto de derecho domina el debate en la vida pública en el mundo anglosajón. Pero tal y como señala, cuando se plantea una cuestión en términos de derechos, el debate se silencia y se corta: si yo creo que tengo un derecho y el otro me lo niega, percibo que me está atacando. En EE. UU. ese concepto ha desempeñado un gran papel en la defensa de las personas negras y es algo admirable. Pero cuando se extiende a cualquier debate público, inclusive el del aborto, no facilita abordar todos los aspectos de la cuestión.

¿Los derechos de la madre deben anteponerse a los del hijo?

DT: Observamos una paradoja: cuando es un hijo deseado, el niño tiene derechos, pero estos desaparecen cuando se trata de un embarazo no esperado. Nuestra sociedad se asienta en una base llena de incoherencias; una de ellas consiste en proclamar que todos los seres humanos tienen la misma dignidad, a la vez que se trata al no nacido como si no fuera un ser humano digno. El nonato presenta una situación de gran vulnerabilidad: resulta casi invisible socialmente y no puede defenderse con su propia voz. Precisamente, resulta llamativo ver cómo los grupos que han perdido su valor en la esfera pública a lo largo de la historia han sido colectivos que, por diversas circunstancias, no aparecían en los lugares destacados de la sociedad o no tenían un espacio para defender públicamente sus derechos, como ocurrió con los esclavos de EE. UU. Una serie de mecanismos sociales y políticos garantizan esa inferioridad y poco a poco hay que desmontarlos.

CB: Una de las principales barreras con las que nos encontramos para defender los derechos del no nacido es el continuo cuestionamiento y relativización acomodadiza de en qué momento podemos hablar de que estamos ante un ser humano. Esta debería ser una de las principales herramientas con las que contamos para establecer límites de acción, pero cuesta hacer que la sociedad reaccione adecuadamente frente a la evidencia científica. Si agregamos que el embrión no se ve y que en la cultura actual se ha tendido a invisibilizarlo socialmente, el problema se agrava. He ahí la importancia de educar desde la infancia para que todo el mundo sea consciente de que, antes de convertirse en adulto, pasó por las etapas de cigoto, embrión y feto, y que su vida continuará sin solución de continuidad hasta la muerte. En el proyecto "Educación de la afectividad y de la sexualidad humana" somos conscientes de la importancia de lo visual en la cultura actual y en el material escolar que elaboramos trabajamos mucho con ilustraciones que ayudan a generar en los niños, los padres y los docentes un sustrato emocional sobre el que se asienten los conocimientos. Porque una cosa es que la embriología sepa de sobra que allí hay una persona y otra muy distinta que el niño aprenda a apreciar al hermanito "desde el primer momento" o que conozca que él fue un cigoto y que eso es muy bueno.

"Es incoherente proclamar que todos tenemos la misma dignidad y tratar al no nacido como si no fuera un ser humano digno"

¿Qué argumentos válidos se pueden sostener para defender la cultura de la vida?

MC: En términos positivos, habría que esforzarse por hacer la distinción clásica entre acto y persona: rechazamos los actos cometidos por determinadas personas, no a estas.  También habría que destacar que, entre los derechos humanos, unos son más básicos que otros. El derecho a la vida se fundamenta en la condición ontológica del ser humano frente a otros derechos que exigen un cierto desarrollo de la conciencia humana (por ejemplo, no tendría sentido reconocer el derecho de un niño de siete años a casarse con una amiga de su edad). El primer tipo de derechos se tiene por el simple hecho de ser persona y el Estado debería protegerlo.

CB: Hay que combatir la idea de que una ley que proteja al niño por nacer es un retroceso en el campo de los derechos. El discurso debería centrarse en hablar de progresar en otras líneas: la búsqueda de una mayor protección de ese niño no nacido, de la ampliación de sus libertades, etc. Esto requiere emplear un lenguaje que remita a cambio positivo para reemplazar el de regresión. Por ejemplo, se podría explicar el daño que se ha hecho a las madres con las leyes anteriores y cómo se quiere modificar el rumbo en ese sentido. A lo largo de la historia ha habido grandes líderes que han dicho cosas en contra de la cultura dominante y que han sido aceptadas poco a poco. En estos momentos contamos con el papa Francisco. Cuando era arzobispo de Buenos Aires, solo se refería al aborto en el contexto del compromiso social del mensaje de Cristo, en situaciones como bautizos de hijos de madres solteras en una villa miseria o en Semana Santa, mientras lavaba los pies a niños. Así se entiende que el mensaje es de amor y protección de toda vida humana, lo que hace más comprensible lo que se propone.

IO: No sé cómo acabar con la idea de que ampliar supuestos constituye un progreso, pues el lenguaje está muy arraigado. Parece que las sociedades avanzan irremediablemente y que una nueva ley implica la conquista de determinadas libertades. Afirmar que la ampliación de los supuestos legales del aborto va contra los derechos fundamentales se considera opuesto a la idea de esperanza y de progreso. Quizá la clave consiste en subrayar cómo se avanza paralelamente en otras líneas que antes se habían dejado de lado, de modo que la balanza se equilibre.

DT: Las organizaciones provida de Irlanda han aprendido que lanzar argumentos en una esfera pública que cada vez defiende menos la vida del no nacido no conduce a ninguna parte si no viene acompañada de la educación en los colegios, las universidades… Esta es la manera de cambiar poco a poco la cultura. 

lunes, 30 de junio de 2014

Aborto Terapéutico: ¿Qué pasa cuando peligra la vida de la madre?

Fuente ACIprensa

Por la Dra. Concepción Morales y Adolfo J. Castañeda

¿Qué se debe hacer cuando peligra la vida una madre embarazada? En primer lugar hay que distinguir entre el mal llamado aborto "terapéutico" y el "aborto indirecto". El aborto "terapéutico" es un aborto directo porque mata directamente al bebé no nacido como medio para presuntamente salvar a la madre, cuando en realidad hay otras alternativas para salvarla a ella y a su bebé no nacido. Por consiguiente, el aborto "terapéutico", como todo aborto directo o provocado, es un acto intrínseca y gravemente inmoral, por cuanto constituye la destrucción directa de un ser humano inocente, y por ello no está justificado en ningún caso. En realidad la frase aborto "terapéutico" es una contradicción en términos, porque ningún aborto salva o cura a nadie (que es lo que la palabra "terapéutico" quiere decir).
Distinto es el caso del "aborto indirecto", que en realidad no es un aborto en el sentido verdadero de la palabra: no es un aborto directamente provocado. Se trata del caso en el que la vida de la madre embarazada corre un peligro inminente, y la situación es tal, que si el médico esperara a que el bebito fuera viable (momento a partir del cual puede vivir fuera del útero con la tecnología
disponible), morirían tanto la madre como él, ya que antes de que llegase el momento de la viabilidad, se produciría la muerte de la madre y el bebito moriría también. La situación también es tal que el médico tampoco tiene otra alternativa para salvar a los dos, si la hubiera, tendría que recurrir a ella. Entonces el médico no tiene más remedio que intervenir, tratando siempre de salvar a ambos (al bebé no nacido y a su madre). Si en ese proceso el bebé muere como un efecto no directamente causado ni querido por el médico, entonces no hay por qué culpar a nadie. Se trata de un "aborto indirecto", y aunque ciertamente es una tragedia, no es algo moralmente imputable.
Obsérvese que no estamos hablando de una excepción a la prohibición del aborto directo o provocado. El aborto directo o provocado no tiene excepción alguna. El caso del que estamos hablando aquí es, como ya hemos señalado, un "aborto indirecto", tanto en la causa como en la intención. Por consiguiente, se trata de un caso completamente distinto y que por tanto cae fuera de la norma que prohíbe, de forma absoluta, la destrucción directa de un ser humano inocente.
Hay que observar también que, en el caso del "aborto indirecto", no se trata de que el médico escoja entre salvar al bebé no nacido o a su madre, se trata de optar por salvar las dos vidas. Si a
consecuencia de tratar de salvar a las dos vidas, muere una, ello no depende de la opción del médico.
Gracias a Dios, cada vez se logra la supervivencia fuera del útero materno de niños con menos tiempo de edad gestacional. Y también gracias a Dios y al avance tecnológico, se logran salvar bebitos no nacidos en situaciones en las que antes no se lograban salvar y en las que por tanto, ya no se puede invocar el principio del aborto indirecto para justificar una intervención que da como resultado la muerte indirecta del no nacido y el que la madre se salve, porque ahora ambos se pueden salvar.
Veamos los casos de embarazos ectópicos, es decir, de embarazos fuera del útero. De todos los embriones ectópicos, el más frecuente es el tubárico. Este se produce porque las trompas no tienen sana su fisiología o su anatomía. Ello puede ser causado por inflamaciones tubáricas, que a su vez son causadas por abortos provocados anteriormente que dan lugar a infecciones. También pueden ser causadas por enfermedades de transmisión sexual; por el uso del
dispositivo intrauterino (DIU o IUD), que dicho sea de paso, es abortivo; etc. Al ocurrir esto, el grosor interior de la trompa disminuye, permitiendo que pase el espermatozoide y fecunde al ovocito, pero no permite que pase el ovocito fecundado o cigoto (o sea, el nuevo ser humano) por la trompa hacia el útero, sino que queda atrapado en la trompa y al crecer la rompe y muere el embrión y puede morir la madre, si no se detecta a tiempo.
En la época pre-ultrasonido generalmente se hacía el diagnóstico cuando la trompa ya se había roto. Ahora se puede diagnosticar con más frecuencia y antelación con el niño vivo dentro de la trompa. Es entonces que se crea el dilema ético y se aplica el principio del "doble efecto", que en este caso implica sacar un órgano enfermo dentro del cual hay un niño vivo.
Sin embargo, hay que valorar en qué medio se está. No es igual un embarazo tubárico en un centro médico donde se tiene la tecnología adecuada que en otro donde no se tiene. Por otra parte, hay que valorar la posibilidad de que ese embrión tubárico en vez de reventar la trompa sea expulsado hacia la cavidad abdominal, produciéndose así un embarazo ectópico abdominal. En esos casos el embarazo puede llegar a término y nacer el niño vivo por laparotomía.
Pero aunque el niño permanezca en la trompa, con la tecnología moderna, ha habido casos en los que se ha llevado al niño de la trompa al útero y consecuentemente se ha salvado al niño. Esto sería la forma ideal y correcta de tratamiento del embarazo ectópico tubárico, ya que se salvaría el niño, además de la madre. Pero, lamentablemente, requiere técnicas y equipos no disponibles en todos los lugares del mundo. Donde sí los haya, estos medios se deben emplear, se trata de un grave deber ético.
Tener una "expectación armada" ante el embarazo ectópico es lo que se debe hacer. Ello se refiere a que los médicos estén con la tecnología y los medicamentos listos, pero sin intervenir siguiendo muy de cerca a la mujer en esta situación, la cual estaría hospitalizada durante todo este tiempo, para entonces, en el momento adecuado, si ello es posible, salvar también al niño no nacido y si no, esperar a que este muera de forma natural para entonces extraerlo. De esa manera se estaría respetando la vida del niño ectópico. Hay que realizar esfuerzos, en la medida de lo posible, para que esa "expectación armada" se lleve a cabo en todas las instalaciones médicas. Ello también es un grave deber moral.
Pero, lamentablemente, no en todas partes se cuenta con lo necesario para ello y el índice de muerte materna por embarazo tubárico es muy elevado y los niños que nacen a consecuencia de un embarazo ectópico es muy bajo y muy pocos sobreviven. Aunque hay que respetar toda vida
humana, la situación inmediata de la mujer en un embarazo ectópico es mucho más grave que la de una mujer embarazada en el caso, por ejemplo, de un cáncer de útero, en el cual sí se pueden salvar a ambos: madre e hijo no nacido con la tecnología de que se dispone en la actualidad en prácticamente todos los lugares del mundo.
La Dra. Concepción Morales es Especialista de Medicina Interna del Hospital Materno-Docente "Hijas de Galicia" y Presidenta de Pro-vida Cuba, organización de la Iglesia Católica. Adolfo J. Castañeda tiene una licencia en teología moral de la Academia Alfonsiana en Roma y es Director de Programas Educativos de Vida Humana Internacional.

martes, 18 de marzo de 2014

Gonzalo Len: “La New Age (Nueva Era) es radicalmente incompatible con lo que transmite Jesucristo”

Entrevistas ForumLibertas.com

Artículo de Juan Francisco Jiménez Jacinto

¿Estás seguro de que la New Age no está influyendo en tu vida, en tu modo de pensar? ¿Qué es? ¿Qué consecuencias tiene para tu vida? Entrevistamos a este sacerdote que da respuesta a estas y otras preguntas en su libro ‘New Age. El desafío’ (Ed. Stella Maris). “El alimento dulce de la New Age son golosinas, que te llenan y te quitan el hambre, pero no te sacian”, afirma el padre Gonzalo Len

El padre Gonzalo Len (Perú, 1967) aborda en New Age. El desafío esta manifestación que no es una simple moda, ni una secta, ni una religión, pero sus tentáculos llegan mucho más allá de lo que piensas.

Sus mensajes se cuelan a través de películas como Harry Potter, Avatar o 2012, grupos musicales de relevancia internacional como Vangelis, Enya o Secret Garden, de autores de éxito como Paulo Coelho, de seminarios y masters e incluso de terapias de relajación y libros de pseu-dociencia. No es sólo el Reiki, las flores de Bach, yoga, homeopatía, la quiromancia, chakras, meditación trascendental, cristales o aromaterapia. Es mucho más sutil y peligroso.

Detrás de todo ello y de otras muchas ofertas conocidas que parecen inocuas se oculta una poderosa reivindicación de cambio cultural, que pretende desplazar los valores como hasta ahora se habían entendido. Este libro te explica con objetividad, profundidad y agudeza, un fenómeno que está afectando a millones de personas en todo el mundo.

Gonzalo Len es sacerdote y teólogo, perteneciente al Sodalitium Christianae Vitae, del que ha sido parte de su Consejo Superior. Ex-rector de varios centros educativos católicos. Es un reconocido especialista en la New Age.

¿Qué es la New Age?

Hay que entender que a la New Age (o Nueva Era) se la conoce más por sus manifestaciones que por su nombre específico. Si uno habla de la homeopatía, del Reiki, del challening, del yoga, de la energía cósmica, de la reencarnación, de los niños índigo… estas manifestaciones se conocen más.

Lo importante es entender que estos conceptos y terapias tienen una cierta unidad que se puede insertar en esta categoría de la New Age. Tiene sus orígenes en los años 60 donde claramente se hablaba de una Nueva Era en la humanidad y la historia. El cambio de milenio se veía como la posibilidad de adentrarse en una edad de oro, una humanidad nueva reconciliada y luminosa. Esta se contraponía a la edad que se estaba acabando y que se identificaba con el racionalismo de la ilustración y con la tradición cristiana.

Sin embargo, los años 60 y 70 han pasado y se han superado corrientes como el movimiento hippie, pero ha quedado gran parte de esa filosofía, ¿por qué?

Hay una ópera famosa, el musical Hair, que difundió muchísimo esos conceptos. Esa idea de cambio global en la historia de la humanidad ya no se resalta tanto. Estamos en el 2014 y no hubo tal cambio. Ya no se mantiene como una posición global sino como una cuestión personal. Se sigue hablando de la New Age pero en primera persona, tú eres el que tiene que dar su propio paso hacia tu propia Nueva Era.

Desde esa perspectiva se mantiene este mensaje alternativo: lo de antes fue malo, lo de ahora será lo mejor. Y lo de antes es la idea de que todo está disgregado: una ciencia que se plantea que hay objetos distintos, separados; una religión que habla de que Dios se hace humano, de unos sacramentos salvíficos y de una divinidad. Es el paso de una realidad del mundo a una Nueva Era.

“La Nueva Era se caracteriza por un egocentrismo muy grande, un yoísmo"

Entonces, ¿la individualidad es una de las características de la New Age?

Muy claramente lo es. Se habla de la unión de la persona con la naturaleza y la transcendencia, pero una característica típica de la Nueva Era es un egocentrismo muy grande, algunos lo llaman un yoísmo. Esto consistiría en la expansión de la consciencia, la armonía.

A estos elementos hay que sumarle uno muy importante, la experiencia. La experiencia es el todo prácticamente: lo que tú sientes, lo que tu vives. Las terapias tienen un fuerte acento en esto que se llama la experiencia: la exploración de la consciencia, la experiencia de la unión con el universo.

Por lo tanto, si lo más importante es la experiencia, ¿las personas que siguen la New Age no necesitan intermediarios?

Es una pregunta muy adecuada porque justamente el cuestionamiento que plantea la New Age es que hay que dejar de lado a los intermediarios, las mediaciones, la Iglesia, los sacramentos, los pastores, toda la verdad que se transmite a través de mediaciones. Hablan mucho de esta conexión, de este contacto inmediato, de hacerse uno su propia verdad, de escoger en el supermercado espiritual y de terapias, de acomodar las cosas a cada uno haciendo creer que no hay mediaciones.

Sin embargo, al final estos supuestos sabios o maestros se convierten en mediadores, los cuestionan para acabar convirtiéndose en uno de ellos. Se dice mucho que el sabio no transmite conocimientos, lo que hace es ayudarte a encontrar la sabiduría en ti, pero termina siendo evidente que eso no se da.

“La New Age sutilmente va indisponiendo radicalmente para la fe”

¿Se puede ser cristiano y seguir alguna corriente de la New Age?

Efectivamente uno de los puntos fundamentales de la New Age es que se presenta como amigable con cualquier fe. Se dice que no hay enfrentamiento con la fe. Sin embargo, sutilmente y sin crear conflictos va indisponiendo radicalmente para la fe. Eso que los autores de la New Age denominan el ‘nuevo paradigma’, esta nueva forma de ver la realidad la hace incompatible. Lo que se transmite es radicalmente incompatible con lo que transmite Jesucristo.

¿Por qué?

Fundamentalmente porque la visión que se tiene de la realidad es que todo es un organismo vivo totalmente interconectado. En la película Avatar, por ejemplo, se ve como todo se conecta: hay lugares sagrados donde bajan lianas maravillosas que sirven para sanar, los seres de ese lugar se conectan físicamente con los animales, etcétera. Esa película es un buen ejemplo de esa concepción de la realidad en la que todo esta interconectado. Por lo tanto, la divinidad acaba siendo este gran organismo vivo y uno tiene que lograr conectarse con él.

“Cuando rezamos y nos encontramos con el Señor es un encuentro verdaderamente transcendente, no es que me conecto con algo”

Sin embargo, es cierto, y la biología lo demuestra, que la naturaleza está interconectada en sí misma. ¿Por qué entonces no es lo mismo Dios, el universo o la energía, conceptos que la New Age coloca en la misma dimensión?

Porque la New Age habla de la transcendencia, de la divinidad, pero la categoría más alta que tiene para hablar de Dios es simplemente lo divino. Usa el concepto de transcendencia, pero en el fondo lo que plantea es inmanente. Son dos conceptos filosóficos que pueden resultar difíciles de entender: lo trascendente es una realidad que escapa al horizonte de lo que tenemos aquí abajo, es decir, Dios está más allá del mundo aunque se haga presente en él.

La mirada de la New Age plantea que la trascendencia está en la experiencia de este mundo, pero más grande. Hay una radical diferencia. En el cristianismo entendemos que Dios infinito (verdaderamente infinito, no grande) se ha hecho pequeño viniendo al mundo para hacernos parte de la vida infinita de Dios. Hay una cuestión no solo del lenguaje, sino de la realidad, por eso hablamos de unas categorías que son radicalmente incompatibles con la fe. Cuando rezamos y nos encontramos con el señor es un encuentro verdaderamente transcendente, no es que me conecto con algo.

Además, desde la perspectiva cristiana es un don que viene a nosotros, es algo que no merecemos, no es algo que yo construyo y me hago a mi medida, y que está al alcance de mi mano porque yo lo he edificado. Es un don que recibimos y en el que estamos insertos y que nos eleva más allá de lo que nosotros podemos producir en nuestra vida.

Por lo tanto la Creación es consecuencia de Dios. Es Dios, pero no es todo Dios.

Claro. Desde la perspectiva cristiana hay diferencia entre creador y criatura. Desde la perspectiva de la New Age no hay diferencia. Se plantea que venimos de una época en la que las cosas están separadas y se propone una nueva relación. De ese modo, se cae en lo que filosóficamente se conoce como monismo, es decir, relacionan uniendo. No distinguen entre creador–criatura, ni entre alma–cuerpo, ni persona–mundo, sino que se pretende unirlo todo en ese organismo vivo. Ese concepto viene de James Lovelock y lo denominaba Hipótesis Gaia.

Sin duda, el mundo y el universo tienen interconexiones: existe una gravedad, los planetas se mueven en relación de unos con otros, las personas tenemos una cierta conexión con la naturaleza y entre nosotros, pero que detrás haya esta interconexión física aunque se le llame espiritual es lo que escapa claramente a la razón y por ello claramente también en la fe.

“Un hinduista se espantaría de ver cómo se ha cambiado el sentido de la reencarnación en la New Age”

La New Age bebe de muchas religiones y filosofías orientales, sin embargo, parece que las pasa por el filtro del relativismo que impera en Occidente y las “aligera”. Sería un proceso similar al que sucede con algunos sectores del catolicismo en los que se estarían creando cristianos light. Por lo tanto, podríamos estar de acuerdo en que no habría que disparar a todo lo que se mueve, sino que hay unas tradiciones espirituales, incluso más antiguas que la religión cristiana que son víctimas del mismo relativismo, y eso da como resultado la New Age.

Así es. La New Age, como categoría de lo alternativo, ha buscado en el mundo oriental unas tradiciones que se contraponen con la tradición cristiana occidental. No obstante, en Oriente se espantarían mucho al ver cómo han deformado sus propias tradiciones en esta pseudoreligiónlight.

Hay que recordar que la New Age busca dar respuestas ligeras a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Hombres y mujeres que están agotados, que quieren una experiencia espiritual más grande, profunda y de sanación, pero lo quieren fácil y rápido. La New Age ofrece una versión light de distintas fuentes de las filosofías orientales, pero también del gnosticismo, lateosofía, y otras realidades ocultas.

Un ejemplo muy claro es la creencia en la reencarnación: para el hinduismo la reencarnación es una maldición porque significa que no has vivido bien tu vida. Sin embargo, para algunas variantes de la New Age la reencarnación es una respuesta para el destino eterno, como una escalera hacia arriba. Se trata la reencarnación como una respuesta muy luminosa. Un hinduista se espantaría de ver cómo se ha cambiado.

¿Entonces es tan incompatible ser cristiano con la New Age como ser hinduista con la New Age?

Es incompatible porque cuando uno entiende los presupuestos que están detrás de la Nueva Era es claro que bebe de tradiciones que son incompatibles con el cristianismo. La mirada del mundo que ofrece, de Dios y de la persona la hace incompatible. Eso y las cosas que implica: esa distinción de lo inmanente y lo transcendente que ya hemos tratado.

Otro elemento importantísimo es que para un cristiano Dios no es algo con lo que nos conectamos, sino alguien con quien nos relacionamos, una relación personal donde él tiene la iniciativa y nos muestra el camino.

¿Cómo ve a Jesucristo la New Age?

Como un maestro espiritual que repartió sabiduría. Sin embargo, no es un maestro universal que está junto a otros maestros. Jesucristo es el hijo de Dios que ha venido a salvarnos a todos.

En este sentido, los sacramentos salvíficos son cuestionados y relativizados en relación a estas nuevas terapias que son una supuesta fuente de producción de energía y sensaciones.

“En la Nueva Era la moral es un camino que tú te haces”

Deme más ejemplos de por qué un cristiano entra en contradicción con sus creencias si acude a estas terapias.

Por ejemplo en la moral. La Nueva Era es fundamentalmente relativista, donde la verdad existe, pero es lo que tú experimentas. Ni si quiera se trata de un relativismo racionalista donde la verdad es lo que piensas o deduces, sino que es lo que tú experimentas. La moral vendría a ser un camino que tú te haces.

Cuando se empieza a tener vivencias en la Nueva Era, esas terapias, el Reiki, el yoga y busca en las cartas la verdad de la realidad poniendo su confianza en cosas que no son Dios como si lo fuera, la persona se puede insertar en el ámbito de las fuerzas oscuras, en el ámbito del mal. Me ha tocado escuchar experiencias tristes y dolorosas a este respecto.

Para los cristianos se nos ha revelado la verdad a cerca de Dios y de nosotros mismos. La Nueva Era plantea las revelaciones como paralelas y habla de los sabios del universo a la medida de cada uno.

El hecho de que las personas recurran a la New Age para canalizar su necesidad espiritual, ¿podría significar un agotamiento de la forma en que se comunica el mensaje católico?

Efectivamente. Por eso la llamada de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco a la Nueva Evangelización afirma: renueven su ardor, renueven sus métodos, renueven su expresión.

Y está claro que tienen que renovarse porque el mundo cambia y la Iglesia ha hecho eso durante toda su historia. Uno puede ver en parroquias, diócesis, movimientos, congregaciones, comunidades, distintas experiencias y formas de vida cristiana de un rico apostolado esperanzador. Sin duda hay caminos diferentes que además responden a sensibilidades distintas.

“Ya no hay una cultura cristiana, sino secularizada y eso supone un reto particular para la iglesia”

Pero es verdad que está costando hacer llegar ese mensaje fuera de los propios círculos católicos.

Porque estamos en una etapa y una cultura mundial que ha vivido un cambio radical en relación al último milenio, donde ya no hay una cultura cristiana, sino secularizada y eso supone un reto particular para la iglesia. De ahí la importancia de que el Papa Francisco esté impulsando con esa frescura el hecho de que tengamos que salir de las diócesis.

¿La New Age ha sabido “salir”?

Sin duda la Nueva Era ha tenido la habilidad de apuntar a algunas hambres del hombre y de la mujer de nuestro tiempo, a la persona cansada, a la persona estresada, a la persona agotada.

Normalmente, la New Age tiene mucha presencia en países del primer mundo, occidentales, y en personas con cierta cultura y tradición religiosa que están entre los 40 y los 60 años, aunque no solo. Eso te habla de un perfil de alguien que está agotado y fastidiado y que busca con autenticidad una experiencia transcendente, busca paz y reconciliación.

Aunque esas búsquedas y esos anhelos son auténticos están guiados por distorsiones del hombre de nuestro tiempo: que las cosas sean sencillas, que no te cuestionen, que no sean mensajes fuertes, que tengas un supermercado donde escoger, que estén al alcance de la mano, que te haga sentir bien… decía un autor que la New Age no te exige más compromiso que el que tienes cuando vas al cine.

Estamos viviendo la sociedad de la comida rápida, del sexo rápido, de las relaciones rápidas… ¿estamos también en la sociedad de la espiritualidad rápida?

Exactamente. Algún autor lo ha explicado como el supermercado espiritual. Podría ser un bufet donde escoges lo que te gusta de una gran variedad de ofertas.

Hay agudezas para responder algunas realidades del corazón humano que son auténticas y también agudezas para responder según estos cánones distorsionados de nuestros tiempos. La Iglesia no va a responder a las distorsiones de la persona. La iglesia exige a la persona una respuesta más consistente, pero sobre la base de presentar una realidad verdaderamente luminosa, que es Jesús. Ese es el reto de la Iglesia en la actualidad: presentar a Jesús con su riqueza, la misma de ayer, hoy y siempre.

Pero existe un peligro, los que somos sacerdotes o cristianos laicos tenemos que tener en cuenta que la New Age no nos va a dar herramientas para ser mejores apóstoles. Es triste ver ese pensamiento dentro de algunas realidades de la propia Iglesia.

“El alimento dulce de la New Age son golosinas, que te llenan y te quitan el hambre, pero no te sacian”

¿Cómo se puede ayudar a una persona a salir de la New Age?

Primero hay que hacer una aclaración: algunas de estas terapias son radicalmente más nocivas que otras, no todas se valen de la misma manera. Pero esas terapias más inocuas pueden suponer un inicio que acabe en otro lugar.

Dicho esto, pienso que para ayudar a una persona a que salga de la New Age la respuesta inicial no debe ser decirle el problema, sino hacerle entender que el alimento dulce de la New Age son golosinas, que te llenan y te quitan el hambre, pero no te sacian. Lo que necesitan las personas es alimento de verdad para el cuerpo y para la vida, el pan de vida o agua viva que es Jesucristo.

Como todo apostolado hay que tener el discernimiento y la fineza espiritual de hacerle ver a la persona que lo que anhela de verdad no lo está encontrando. Si una persona baja un poco las barreras y encuentra ya a Jesús el siguiente paso sería desmontar esas terapias desde la razón.

También es importante ver que la persona es una persona concreta y solidarizarse con sus anhelos específicos y dialogar poco a poco. Por ejemplo, al hablar del Reiki, analizar de donde nacen esas terapias cuyo origen es claramente esotérico, etcétera. Al explicar los presupuestos se pone en juicio la confianza que está depositando la persona en estas terapias.

El libro que acaba de publicar, ¿ayuda a ayudar?

Ayudar a alguien a salir de la New Age no es un proceso fácil. El libro está escrito sobre todo para cristianos católicos que quieran formarse para entender este fenómeno, eventualmente no caer en él y fundamentalmente para que hagan apostolado ayudando a las personas. Un apostolado persona a persona.

El beato Juan Pablo II lo dijo muy claramente cuando tuvo una visita ad limina con un grupo de católicos americanos. El Papa alertó de que la New Age está entrando en las catequesis, en los retiros de reflexión, en los caminos espirituales… y confunde a muchos fieles que no se dan cuenta hasta qué punto esas filosofías son incompatibles con la fe cristiana.