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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

sábado, 21 de enero de 2012

Las mujeres que nunca nacieron

Fuente L’Osservatore Romano, autora Lucetta Scaraffia

A primera vista el libro de Anna Meldolesi “Mai nate. Perché il mondo ha perso 100 milioni di donne” (Mondadori) [“Jamás nacidas. Por qué el mundo ha perdido a 100 millones de mujeres”] parece sólo de denuncia, aunque de un tipo nuevo e importante. La autora profundiza desde varias perspectivas ―estadística, biológica y tecno-científico― en la alarma que Amartya Sen había lanzado en un célebre ensayo de 1990: en el mundo faltaban cien millones de mujeres que deberían haber estado en él, mas no es así por su muerte temprana a causa de desidia, o incluso jamás nacidas. Un número espeluznante que supera el balance de las víctimas de las dos guerras mundiales y el de las grandes epidemias como la española o el sida.

Un drama gigantesco ―tal vez numéricamente aún mayor que el denunciado por Sen― al que le cuesta encontrar voz tanto en los centros de investigación como en los medios de comunicación. Meldolesi ahonda en ello en el plano de la investigación demográfica, intentando definir las verdaderas dimensiones del “gender-icidio” en curso, considerando que las estimaciones deben tener en cuenta ya sea la tendencia natural al nacimiento de un número ligeramente superior de varones, ya sean los fenómenos históricos como las migraciones, que generalmente involucran más a sujetos de sexo masculino. Las variables que explican cifras de mujeres distintas de las naturales son, por lo tanto, muchas, y hay que tenerlas presentes.

La autora examina después las razones culturales que pueden empujar a la eliminación de las mujeres: la patrilinealidad típica de los sistemas patriarcales que no conceden a la mujer ninguna garantía ni peso social; el papel de las religiones; y, naturalmente, las que llama “las insidias de la modernidad”, o sea, las posibilidades de descubrir a través de análisis el sexo del nastiturus a fin de eliminar al indeseado con el aborto. Meldolesi es consciente de cómo las nuevas técnicas médicas se hallan en el origen de un agravamiento del “gender-icidio”, especialmente en los casos de las comunidades inmigrantes, que frecuentemente utilizan la asistencia médica de los países a los que han acudido para obrar la antigua selección sexual. Pero piensa que esto es sólo un empeoramiento inicial al que seguirá un nuevo equilibrio debido a la inserción de los inmigrantes en la cultura occidental, y por lo tanto una nueva actitud respecto a las mujeres. Esta esperanza no le exime de subrayar la frecuencia y la gravedad de la selección en marcha, y la necesidad de formas más atentas de vigilancia y de educación en la igualdad de los sexos.

Sin embargo la parte más interesante del libro, la más nueva, es en la que la autora ―que además se declara favorable al aborto y a la aplicación de las tecno-ciencias― reflexiona sobre el hecho de que es muy difícil combatir al mismo tiempo la batalla por el aborto más seguro y aquella contra el “gender-icidio”, porque precisamente el aborto seguro y legal contribuye a aumentar el número de las mujeres eliminadas antes del nacimiento. Y no sólo: también las campañas de control demográfico, interviniendo con esterilizaciones y abortos en masa, pueden haber contribuido a agravar esta realidad. “El hecho de que tantas mujeres que no son ignorantes ni marginadas decidan abortar a otras 'mujeres' ―escribe Meldolesi― obviamente es como un virus inmenso en el sistema de las argumentaciones 'pro-choice' y representa un desafío para el pensamiento feminista, pero también para todos los progresistas”. ¿Entonces el derecho a abortar debe garantizarse independientemente de las intenciones de quien recurre a ello? ¿La supresión de los fetos de sexo femenino no es tal vez sólo una lógica extensión del derecho de los padres a controlar el número, el “timing”, el distanciamiento y la calidad de los hijos, ya generalmente considerado inapelable? Tales cuestiones se plantea la autora.

Pero se puede añadir una reflexión. De nuevo, tras el caso de la eugenesia de la primera mitad del siglo XX, salen a la luz los peligros inherentes al “derecho” a controlar los nacimientos, a intervenir para decidir a quién conceder la llegada al mundo y cuándo. También la falta de estas niñas marca un peligro en el que no se quiere pensar y que afecta, junto a ellas, a toda la humanidad.

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