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jueves, 31 de marzo de 2011

Opinar contra homosexualidad está dentro de libertad de expresión

Vaticano ante ONU: Opinar contra homosexualidad está dentro de libertad de expresión

GINEBRA, 31 Mar. 11 / 12:16 am (ACI/EWTN Noticias) .- El representante de la Santa Sede ante la Oficina de la ONU en Ginebra, Mons. Silvano Tomasi, recordó ante este organismo que quienes atacan a los que tienen opiniones contrarias al comportamiento homosexual violan el derecho a la libertad de expresión.

El Arzobispo intervino durante la discusión del ítem 8, "Orientación sexual", en la XVI sesión del Consejo de los Derechos Humanos, y mostró su preocupación ante la "alarmante tendencia" de "atacar a personas por tomar posiciones de no apoyar las conductas sexuales entre personas del mismo sexo".

Mons. Tomasi afirmó que la Iglesia no justifica en ningún caso la violencia contra nadie con motivo de sus preferencias o conductas sexuales, pero también advirtió que en las leyes internacionales, el término "orientación sexual" se refiere a sentimientos y pensamientos y no a conductas. Por ello, advirtió, no están justificados los ataques contra quienes se oponen a determinadas conductas sexuales, en virtud de la libertad de expresión y de creencia.

"Cuando ellos expresan sus creencias morales o sus creencias sobre la naturaleza humana, que pueden ser también expresiones de convicciones religiosas, u opiniones del Estado sobre reivindicaciones científicas, son estigmatizados, o peor aún, son vilipendiados y perseguidos".

"La Santa Sede aprovecha esta oportunidad para afirmar la dignidad y el valor de todos los seres humanos, y para condenar la violencia dirigida contra las personas a causa de sus sentimientos y pensamientos sexuales, o comportamientos sexuales", agregó.

El Prelado afirmó que se está produciendo una "confusión innecesaria" sobre el significado del término "orientación sexual", que según la legislación internacional vigente, se refiere a "sentimientos y pensamientos", y no a "conductas".

"Para los propósitos de las leyes de los derechos humanos, hay una diferencia crítica entre sentimientos y pensamientos, por un lado, y comportamiento, por el otro. Un Estado nunca debería castigar a una persona, o privarla del disfrute de ningún derecho humano, basándose sólo en los sentimientos o en los pensamientos de esta persona, incluyendo los sexuales".

Sin embargo, los Estados "pueden, y deben, regular los comportamientos, incluyendo varios comportamientos sexuales. En todo el mundo hay un consenso entre las sociedades de que ciertos tipos de comportamientos sexuales deben prohibirse por ley. La pedofilia y el incesto son dos ejemplos".

Por su parte, afirmó, la Santa Sede "desea afirmar su creencia profundamente sostenida de que la sexualidad humana es un don que se expresa de modo genuino en la entrega completa y para toda la vida de un hombre y una mujer en el matrimonio".

"La sexualidad humana, como cualquier actividad voluntaria, posee una dimensión moral: es una actividad que pone la voluntad individual al servicio de un fin; no es una 'identidad'. En otras palabras, procede de la acción y no del ser, incluso aunque algunas tendencias u "orientaciones sexuales" tengan raíces profundas en la personalidad".

"Negar la dimensión moral de la sexualidad lleva a negar la libertad de la persona en esta materia, y socava en última instancia su dignidad ontológica". Esta creencia sobre la naturaleza humana es también compartida por muchas otras comunidades religiosas y por otras personas en conciencia", concluyó.

lunes, 7 de marzo de 2011

El Vaticano en el banquillo de los acusados

Fuente: Hispanidad
Por Eulogio López

Antes fue en el Reino Unido, o en Estados Unidos: ahora toca en Alemania: dos abogados bávaros intentan que el Tribunal Penal Internacional juzgue a Benedicto XVI por pederasta. El objeto final del Nuevo Orden continúa siendo el mismo: ilegalizar a la Iglesia y encerrar a Benedicto XVI en el Vaticano. Lo cuenta Religión Digital, con exquisita objetividad, que es cuando los periodistas nos comportamos de forma más subjetiva y, sobre todo, menos ecuánime. Dos abogados bávaros, paisanos de Benedicto XVI, acusan al Papa de "crímenes contra la humanidad", por ocultar la pederastia clerical, por la negativa al uso del condón y por coacción a sus miembros. ¡Toma ya!

Al parecer, los dos letrados pertenecen a una secta con revelaciones propias incluidas y contactos con extraterrestres, lo cual siempre resulta pintoresco y aleccionador, además de útil para entretener las tediosas tardes de invierno. Pero no conviene tomar a broma a estos 'friquis'. No es la primera que vez ocurre ni será la última. Lamento tener que decirlo aquello tan pedante de "ya se lo advertí", pero está claro que el Nuevo Orden Mundial (NOM), en su versión 'new age' no pretende eliminar a la Iglesia sino conquistarla y/o sustituirla y, por tanto, estaba claro que se trata de utilizar una de las mejores armas del NOM, el derecho internacional, para situar a la iglesia don se pretende: en la ilegalidad. Un escenario del Papa encerrado en el Vaticano preso de inmunidad diplomática no es mala forma, y muy democrática, de neutralizar la evangelización, es decir, neutralizar a la iglesia.

A la progresía le encanta judicializarlo todo: la política, las relaciones internacionales, la economía, la información, etc. La judicialización se vende bien porque el acusador se presenta como defensor, es decir, el verdugo como víctima, y porque una curiosa perversión modernista ha creado la imagen popular, verdaderamente venenosa, de que justicia es lo que se hace en los tribunales. Uno se pregunta cómo es posible creer tal cosa cuando la institución menos querida por los ciudadanos, al menos en España, es, precisamente las justicia. Las imágenes populares no tiene por qué coincidir con el sentí popular –que sigue pensando con la sabia maldición gitana: tengas juicios y los ganes-, pero se imponen a través de los medios.

Además, en un mundo que dice no creer en la verdad, en un mundo relativista, es evidente que la única norma moral son las sentencias judiciales. Lo ya dicho: que necesitamos 10 millones de leyes para sustituir a los 10 mandamientos y, aún así, el éxito de la sustitución se espera a cada momento pero nunca llega.

Volviendo al intento de sentar a Benedicto XVI ante la Corte de La Haya. Lo más gracioso es que estos fiscales sectarios acusan a la Iglesia de exactamente lo mismo que la prensa progresista, lo mismo que el lobby feminista y el lobby gay: si usted se opone al condón está provocando millones y millones de víctimas –el genocidio salta a la vista-.

Es lógico porque nada agradaría más a la atmósfera dominante en La Haya que juzgar al Papa una vez se consiga encausar a Gadafi, a los matarifes serbios o a cualquier otro asesino lunático. Imagínense lo que disfrutaría nuestro Baltasar Garzón como adalid de la causa contra el pérfido tirano de la colina Vaticano, un evidente genocida, autor de crímenes contra la humanidad, el Hitler redivivo y, principalmente, vicario de Cristo.

Algunos videntes aseguran que Benedicto XVI es el segundo de los tres últimos Papas. A los videntes, no a los chalados, hay que hacerles caso en el mensaje que transmiten, no en el calendario que aportan; en el fondo, no en el morbo y todo ello siempre que no contradiga el mensaje del encausado, el Papa de Roma. Pero sí es cierto que este empecinamiento en anular al Vaticano mediante un fallo judicial es mucho más sutil que la obsesión de Napoleón por encarcelar al Pontífice. Esto es mucho más sutil.