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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, SUS PELIGROS Y ALCANCES

sábado, 27 de diciembre de 2008

Los Orígenes de la Navidad

Existe una profunda semejanza de las fiestas de finales de diciembre y comienzos de enero con las de marzo, sin duda porque ambos meses, enero y marzo, han sido considerados por diversas culturas como inicio del año. Enero era el mes dedicado a Jano. San Paciano, obispo de Barcelona en el siglo IV, ya hablaba de mascaradas paganas que tenían lugar por estas fechas, diciembre y enero. Muchos Santos Padres condenaron estas fiestas paganas. Las Saturnalillas o fiestas en honor a Saturno se celebraban entre los días 17 y 23 de diciembre. Las muy posteriores fiestas de los obispillos, el Bisbetó de Montserrat, la fiesta del Rollo, el obispo de los locos o el abad de los locos de los días 6 y 28 de diciembre, según los casos, que subsistieron en los pueblos españoles como residuos de aquellas Saturnalillas, se celebraban también en las iglesias.

Hay referencias históricas de que en la Edad Media había grandes libertades en los templos. Por tanto, es muy probable que los Papas eligieran el 25 de Diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús con el fin de que los fieles cristianos se apartaran de las celebraciones paganas del solsticio de invierno.

La Navidad venía así a ocupar el lugar que todavía llenaban esas fiestas saturnales y otras propias del invierno en Roma. Reinando Constantino el Grande, la iglesia propuso que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento del Salvador por su coincidencia con la celebración romana del Sol Invictus.

En todo caso, en el año 345 d.c. el día 25 era fiesta de Navidad en Occidente. En Oriente, sin embargo, la celebran el 6 de enero, pero la influencia de San Juan Crisóstomo, padre de la Iglesia de Oriente y patriarca de de Alejandría, y de San Gregorio Nacianceno, el teólogo, amigo de San Basilio, consiguió que adoptaran el 25 de diciembre.

De San Nicolás a Papá Noel

San Nicolás fue obispo de Mira, Licia en el siglo IV. Probablemente asistió al Concilio de Nicea en el año 325 d.c. Sin embargo, sus reliquias parece que fueron trasladadas en 1087 a Bari, donde se conservan en un sarcófago del que emana un bálsamo al que se le atribuyen efectos milagrosos. Universalmente reconocido como taumaturgo, se le aplican numerosas leyendas relacionadas con resurrección de niños y dotación de vírgenes. Una de ellas cuenta que una noche, cuando trataba de transportar tres bolsas de oro hasta las tres hijas de un mercader arruinado, una de las bolsas cayó dentro de los calcetines que colgaban de la chimenea para secarse y que por eso desde entonces se cuelgan los calcetines en espera de regalos. El mercader, vecino suyo, había decidido prostituir a sus tres hijas porque no tenía dinero para la dote. La historia cuenta que el santo arrojó las limosnas discretamente por una ventana para librar de la deshonra a las tres doncellas.

Otra leyenda asegura que San Nicolás devolvió la vida a tres niños que habían sido descuartizados y puestos en salmuera por un terrible secuestrador caníbal. Su fiesta se celebra el 6 de diciembre y es el patrón de Rusia y de Lorena, y muy popular en la citada Rusia, Grecia, Italia, el Norte de Europa, Alemania e Inglaterra, donde ha sido asimilado a su Papá Noel, ese personaje legendario de barba blanca, vestido de rojo y con capucha, y a Santa Claus, denominación anglosajona de San Nicolás, y con funciones de protector y patrón de niños. San Nicolás viaja por estas fechas a Holanda desde España en un velero y acompañado por Pedro el negro, una especie de Betama que decide qué niños merecen regalos y quiénes no.

En Estados Unidos, el sinter Klaas importado se convirtió en Santa Claus. En el Mediterráneo, San Nicolás sustituyó en las fiestas y creencias populares a Poseidón, rey de los mares y dios de los terremotos de la mitología clásica. Se le representa con ornamentos episcopales y sus atributos son tres bolsas de oro con las que libró de la prostitución a las tres doncellas, los tres niños resucitados y un ancla, como protector de los hombres de mar, pues estando en Palestina dicen que calmó una enorme tempestad.

Los Reyes Magos

El 6 de Enero, en Oriente sólo se celebraba la Epifanía o Teofanía, es decir, las manifestaciones de Cristo (nacimiento, adoración de los Reyes Magos, bautismo).

En Occidente únicamente era la fiesta el nacimiento, el 25 de Diciembre. Con los años, Occidente adoptó la Epifanía y Oriente la Navidad. Según la tradición popular, tres magos, reyes de Oriente, tal vez de Arabia, fueron a llevarle regalos a Jesús, recién nacido en Belén. Sus reliquias fueron descubiertas por Santa Elena y se veneran actualmente en la catedral de colonia, a cuyo obispo se las regalo el emperador en el año 1164. En España existe la costumbre de obsequiar a los niños con juguetes en memoria de los dones oro, incienso y mirra, Mt 2:11, ofrecido por los Reyes a Jesús. En realidad, la fijación de la fecha de la Epifanía el 6 de enero se debe muy probablemente a cálculos relacionados con extrañas consideraciones sobre el solsticio de invierno y las fases de la Luna.

Algunos expertos consideran que influyeron en esta decisión las fiestas paganas saturnales que se extendían desde el 17 hasta el 23 de Diciembre y que alcanzaron gran importancia durante el Imperio cuando Domiciano las alargó hasta alcanzar esos siete días. Los esclavos disfrutaban esos días de libertad.

La determinación del número de Reyes Magos, sólo tres, y de su procedencia se fue perfilando en la Alta Edad media. El rey negro aparece en el siglo XV.

En realidad, existen tres fechas en la tradición cristiana en las que se entregan regalos a los niños.

En los países mediterráneos, como Italia y España, se hace el 6 de Enero con los Reyes Magos en España y con la bruja Befana en Italia, que entra sobre su escoba por la chimenea de las casas. Sólo hace regalos a los niños que se han portado bien.

En España se sacaban los zapatos o las botas al balcón para que los Reyes dejaran allí sus regalos. En Bélgica, Holanda y Francia lo celebran el 6 de Diciembre, día de San Nicolás, quién en Bélgica camina en un Burro. Y en el resto de los países occidentales son Santa Claus o Papá Noel quienes los reparten, pero el día 24 de Diciembre. Además, en el Norte europeo los niños cuentan con los gnomos.

En el mundo oriental es San Basilio el encargado de traer los regalos el día 1 de Enero.

El Belén

El belén o nacimiento es la representación del nacimiento de Jesús en Belén por medio de figuras.

Es uno de los escenarios más tempranos y habituales del arte cristiano, pues aparece ya en el siglo IV en la catacumba de San Sebastián de Roma. Hasta la Baja Edad Media persistió la variante de origen bizantino de la virgen acostada, acompañada por dos comadronas. Después, a partir del siglo XIV, la virgen está de rodillas y sin comadronas, pues se impone la idea del parto sin dolor.

La tradición popular del belén, pesebre o nacimiento es mucho más reciente. Parece que fue San Francisco de Asís quien realizó la primera representación en Greccio. Después, Santa Clara la difundió por los conventos franciscanos de Italia y posteriormente la propia difusión de la orden contribuyó a la extensión del pesebre representado por seres vivos o figuras.

Durante la Edad Media y el Renacimiento era costumbre representar escenas de Navidad en las iglesias. De ambas tradiciones arranca la de los belenes actuales con sus figuras de madera, yeso, plomo, barro o cartón.

Alcanzó su apogeo en el reino de Nápoles en el siglo XVIII y de allí pasó a España, de donde fue llevado a América Latina. Persiste también en el sur de Italia, gran parte de Alemania, Provenza y el Tirol.

Es costumbre mediterránea. En algunas regiones de Italia los niños construían una especie de belenes de madera, a los que llamaban la cabañita, con el Niño Jesús en su interior.

Tal vez recogía las dos tradiciones: la del árbol, o la del verdadero belén, la llegada de hierbas, musgo, o ciprés parece encontrar orígenes gentilicios más que cristianos. El musgo, por ejemplo, cuenta con un hada protectora, la mujercita del musgo, según los alemanes.

Por su parte, la idea de belén como cueva o caverna donde nació Cristo encuentra similitudes en otras religiones donde los dioses nacen en cuevas o en las hendiduras de la Tierra. Quizá ningún pueblo del mundo ha llegado a crear, en relación a la navidad, una cosa tan graciosa, tan popular, como los belenes.

El Árbol de Navidad

El árbol de Navidad se inserta en el ancestral culto a los árboles. El árbol representaba un poder y ese poder se debe al árbol en cuanto tal y a sus implicaciones cosmológicas, como escribe Mircea. Los bosques sagrados servían de templo a los germanos. Para los galos la encina era un árbol sagrado sobre el que los Druidas, sacerdotes celtas guardianes de las tradiciones, recogían el muérgano. La recolección sagrada del muérgano era un rito galo, como lo describe Plinio. En el mundo clásico griego, la encina estaba consagrada a Júpiter; el laurel y la palmera, y el pino a Cibeles. En numerosos mitos los árboles aparecen como residencia de los dioses, especialmente de las dríadas, ninfas protectoras de los árboles y de los bosques. En ocasiones se creía que los árboles estaban dotados de alma, el árbol de Navidad es un vestigio de aquel culto.

El árbol de Navidad en la actualidad es un abeto, un pino o un acebo que se adorna y se ilumina por esas fechas. La iluminación del árbol viene a significar la claridad frente al mortecino sol invernal. Dicen que la tradición del árbol tuvo su origen en los pueblos germánicos y que fue San Bonifacio, el apóstol de Alemania, inglés de nacimiento y de nombre Winfrido quién taló la encina sagrada de los paganos para plantar en su lugar el abeto de los cristianos.

Una leyenda cuenta que un abeto recorrió muchos kilómetros para llegar la noche de Navidad a Belén, donde habían sido convocadas todas las criaturas, incluidos los árboles. El abeto llegó exhausto porque tuvo que atravesar muchos países y muchas dificultades. Además, era pequeño y apenas podía asomarse entre las frondas más esbeltas. Pero de repente comenzó una lluvia de estrellas desde el cielo sobre sus marchitas ramas que culminó con la estrella de navidad. Entonces el niño del pesebre le miró y le dedicó una sonrisa eterna. Y le bendijo el bosque que es siempre misterioso, dice Carlos Mendoza en la leyenda de las plantas. Y asegura que la leyenda registra muchos ejemplos de bosques protectores que cierran el paso a los perseguidores de la inocencia.

Y cuenta una historia de Toscana sobre la huida de José y de María y el niño a Egipto para escapar a la matanza de herodes. Huía la Madonna con el niño Jesús, perseguida por los soldados del rey Herodes. Mientras andaba, las retamas y los garbanzos crujían, y con aquel ruido iba a delatarles. El lino se erizó, la Madonna llegó cerca de un enebro. Entonces la hospitalaria planta abrió sus ramas y se cerró sobre ella, ocultando así a la virgen con el Niño.

Adaptación por Francisco Ramón Paya, publicado en TIEMPO en diciembre de 1997, tomado de ACI PRENSA.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Las sectas satánicas: Una realidad hoy

Son muy pocos los autores que dan una definición de secta satánica, principalmente por que tales grupos presentan una diversidad de estilos.

Debemos ser justos al precisar que muchos autores parten de la connotación de satanismo para luego intentar definir, a partir de características determinadas, a las sectas satánicas.

Algunos autores señalan como sectas satánicas a todo ese conjunto de ciencias, semiciencias, supercherías, ocultismo y practicas tenebrosas, que tienen como centro la suposición de que el demonio es un ser poderoso al que hay que rendir culto, porque él puede darnos bienestar, riqueza, salud.

Otros señalan que el peligro es que para muchos jóvenes el grupo satánico aparece como liberador; ante todo liberador de la moral, de las convenciones sociales y de los códigos represivos. En los grupos, la práctica de desórdenes sexuales y de ritos repugnantes (descuartizar animales, beber su sangre, etc.) produce una liberación de las prohibiciones aprendidas en la niñez.

Quizás la definición más exacta es que la secta satánica es un grupo minoritario de personas reunidas premeditadamente con el objeto de adorar al demonio, como un ser con poderes sobrenaturales capaces de intervenir en el mundo.

Sus integrantes suelen ser principalmente personas con trastornos psicológicos y un profundo rechazo ante todas las instituciones sociales establecidas familia, iglesia, estado, etc.

Las reuniones de estas sectas se caracterizan por la realización de ritos que no son más que parodias del rito cristiano, preferentemente del Católico u Ortodoxo. Estos eventos tienen significados o utilizaciones de iniciación, dignidad, pruebas, rogativas o festivos. También las sectas son para muchos la evasión perfecta de la responsabilidad personal ante determinadas acciones.

Como elementos comunes podemos señala el que estén conformadas por pocos miembros, la intolerancia, la oposición en las esferas social- política y religiosa. Como características privativas de ellas podemos mencionar la adoración cúltica a satanás, "la inversión del orden sagrado ortodoxo", enseñanza esotérica, "la trinidad demoníaca (la Bestia, el Anti-cristo, el Falso Profeta)"y la alteración de oraciones y credos cristianos.

¿Cuáles son?

En el primer lugar de la clasificación ubicamos a las "Sectas Luciferinas" que creen que Lucifer ha sido tratado injustamente por el cristianismo, ya que él es el símbolo del conocimiento y la sabiduría siendo por lo tanto la verdadera luz; buscan el poder, el dinero y las influencias. Una de sus principales características es el secreto de sus actividades. Su rito central es la misa negra o roja y suelen tener una forma anarquista de ver la vida.

En segundo lugar están las Satanistas conformadas por individuos de nivel intelectual medio-alto, normalmente profesionales o empleados de mandos medios conocedores de distintas materias esotéricas siendo "su fuerte" todo lo que guarde relación con la astrología y la magia.

Presentan una estratificación particular basada en el nivel de "dignidad" o compromiso de sus miembros. No suelen ser confrontacionales, no se reconocen a sí mismas como integrantes de una secta, sino de una religión que ha sido incomprendida y perseguida por los cristianos. Pertenecen a este nivel de la clasificación sectas como "La Iglesia de Satán", "El Templo de Seth", entre otras.

En el tercer lugar de la clasificación ubicamos a los "Adoradores de Seth" o "Amigos de Lucifer" quienes pueden, y de hecho han sido, tildados como las más peligrosas. Se les ha relacionado constantemente con secuestros, abusos sexuales, inducción a suicidios e incluso a homicidios. Son característicos de ellas las muestras de "fidelidad y dignidad" como el secuestro de cadáveres, el beber sangre, la exposición sexual y actos tan aberrantes como la necrofagia y la necrofilia.

Una vez más debemos colocar énfasis al señalar que esta clasificación puede ser considerada como válida pero bajo ninguna perspectiva como absoluta ya que en algunas sectas satánicas se dan o pueden llegar a darse, la mezcla de características de uno u otro grupo e incluso gestarse en su interior una nueva variante.

Su existencia

Para hablar de las causas de la existencia de las sectas satánicas, debemos partir, que desde siempre el hombre se ha sentido fascinado por lo misterioso, maravillado por lo sobrenatural, inclinado a la magia por medio de la cual espera encontrar respuestas a sus interrogantes o la satisfacción de sus carencias.

De igual modo podemos señalar que, si existen las sectas satánicas, se debe en gran parte al mal uso que ha dado el hombre a su libertad, la que ha encauzado en la búsqueda de experiencias mágicas que a corto plazo se transforman en experiencias dañinas que le conducen al alejamiento de Dios, de los hombres, de la Iglesia y, consecuentemente, de la realidad.

Como estas y otras posibles causas pueden "sumar y seguir", sin embargo hemos optado por referirnos también, no sólo a aquellas causas de índole existencial individual, sino también a aquellas del ámbito social; para ello hemos considerado tratar cinco factores claves para el surgimiento y proliferación de estos grupos.

Los factores son el político, cesantía, violencia urbana, marginación y disgregación familiar; esta elección no debe conducirnos ni reducir nuestro pensamiento exclusivamente a ellos puesto que sin duda existen muchos otros posibles elementos o factores causantes de que estos grupos sean una realidad.

Perfil psicológico

El perfil psicológico de los miembros de una secta suelen ser generalmente los mismos como son la total rebeldía, la morbosidad y las experiencias extremas.

Un hogar relativista y principalmente antirreligioso son el 'caldo de cultivo' para que los valores y la promoción personal vaya decayendo, llegando incluso a no tener importancia más que la de vivir el momento.

Esto ha conducido a la concepción de que todo es relativo, que la vida es un pasar con un sentido puramente transitorio. Lo que antes era el 'las diversiones de fin de semana' ha pasado a ser un sistema de vida donde hay que vivir la mayor cantidad de emociones en el menor plazo posible, porque la vida puede acabarse en cualquier instante.

Sin embargo, ésta es la posición exterior, la que muchas veces no responde a la interior. Interiormente el individuo pide un respaldo, una ayuda o una compañía; esté presente un fuerte déficit emocional, el sin sentido de la vida que les rodea no es más que el producto de la ausencia de las personas que son parte importante de sus vidas, de aquellos que les protegen frente a los acontecimientos adversos.

Sus personalidades enormemente inseguras les hace estar a la espera de algo que les confirme, ya no importa en qué, pero que lo haga. Sienten que los cauces normales ya no son suficientes por lo que es necesario descubrir algún tipo de poder superior que logre 'despertar a esta sociedad atontada por si misma y ahogada en su propio ser'.

Son frecuentes en estas personas la depresión, el consumo de alcohol y drogas, elementos que llevan a un estado de esquizofrenia o paranoia. Es necesario señalar que el peligro de estas patologías es el hacerse evidentes sólo en su estado más avanzado, por lo que su detección no es fácil a primera vista.

De igual modo los síntomas propios de ellas pueden pasar desapercibidos llegando a considerarse, por el común de la gente, al sujeto como un individuo normal y en sus seguidores como un 'iluminado'.

Lo que dice la Iglesia

La respuesta de la Iglesia Católica, en relación al demonio, sus acciones y sus manifestaciones ha sido a través de la historia de la humanidad muy enfática.

Dentro de la actitud de la Iglesia Católica frente al satanismo se hacen necesarias e imprescindibles el reconocimiento de la existencia del fenómeno,

No se puede seguir pensando que no se da el fenómeno en nuestras sociedades o comunidades: existen grupos organizados, incluso con estructuras de carácter internacional, o grupos que tienen influencia de ellos.

También tiene que existir un conocimiento del fenómeno. Debe haber alguien que lo estudie y pueda dar informaciones convenientes y serias a los agentes pastorales, así como a los miembros de las comunidades.

Ese conocimiento no puede ser una simple información, sino que debe concluir en una toma de posición desde la fe; ello conllevará en quien realiza la investigación, como en quien se sirve de ella, una profesión de fe en la acción pascual de la Iglesia.

También se requieren dos cosas: la primera es que la información que se ofrezca al común de la gente vaya acompañada de la postura de la Iglesia y de enseñanzas doctrinales muy claras y seguras; en segundo lugar, que quienes hacen la investigación tengan la madurez espiritual, humana y psíquica necesaria, para evitar fracasos o problemas subsiguientes.

Con una conciencia misionera y con sentido de compromiso evangelizador, la Iglesia tiene que ir al encuentro de los más débiles, para ofrecerles la fortaleza de la gracia de Dios y la claridad de la luz de Cristo. Esto exige, no sólo acudir a ellos, sino también acompañarlos con sentido pastoral y de manera continua. Asimismo implicará, con sana imaginación pastoral, el darles nuevos caminos (los de la palabra de Dios) y esperanza de crecimiento, invitándoles a que su decisión sea también clara por parte de ellos y así se arriesguen a seguir a Jesús.

Una de las acciones que la Iglesia deberá fortalecer en los próximos tiempos es la de profundizar en la catequesis a los niños, adolescentes y jóvenes. Catequesis continua, catequesis profunda: una invitación a asumir la propia responsabilidad de la fe. Catequesis capilar para que penetre en todos y en todo el ser humano: que lo haga vibrar con la palabra de Dios y lo conduzca a una opción fundamental por Cristo.

Una pastoral juvenil adecuada y que responda a los desafíos del momento. Una profunda acción evangelizadora que hará de los jóvenes mejores y más seguros seguidores de Cristo, les permitirá conocer los enemigos que tienen a su alrededor y tomar posturas frente a ellos desde una opción de fe.

Hay que anunciar a tiempo y a destiempo, valiéndose de todos los medios de que disponemos. Así anunciaremos la fuerza salvadora del Cordero vencedor del demonio

Nuestro tiempo

La cultura actual se ve marcada por hechos que lamentablemente la alejan de la esfera de las creencias. Ya, tanto nuestra sociedad, como nuestra cultura, no tienen por centro unificador a la religión, sino que su centro se ha localizado en el hombre y en lo que éste puede lograr por sí solo, ejercitando únicamente su razón.

Éste y otros motivos han ayudado a la proliferación de las sectas puesto que el individuo siente la necesidad de un algo que responda sus interrogantes más profundas; es así como producto de esta búsqueda aparecen nuevos movimientos religiosos o seudo religiones. Son característicos de este momento movimientos espiritualistas - esotéricos tales como el de la Nueva Era.

Es un hecho innegable de estos tiempos la subjetividad y el relativismo que envuelven las decisiones humanas, pero al mismo tiempo el deseo de esta humanidad por transformar la realidad social e individual, respondiendo a las cuestiones que le inquietan, despertando interrogantes; en síntesis buscando la mejor manera de adecuar la posición de hombres de fe a la situación cultural imperante, la cual tiene como gran influencia el avance de las ciencias y de la técnica.

Cada acontecimiento de esta cultura 'moderna' puede conducir a pasos agigantados a la total ruptura entre fe - ciencia, sin embargo, hoy contemplamos el cómo se hacen presente cada vez más las facilidades para el diálogo entre la cultura y la iglesia. La toma de conciencia de esta necesidad está; falta quizá la adecuación a los nuevos tiempos, no sólo de la iglesia, sino también del hombre como individuo inmerso en una sociedad que día a día tiene menos tiempo para la reflexión y la búsqueda del principio primero y fundamentador de nuestra humanidad.

Hablar de satanás no es fácil aún cuando lo encontramos presente en el instante mismo de nuestra creación; es así como en nuestra cultura, para algunos moderna para otros postmoderna, nos enfrentamos a la indiferencia, al miedo o a la negación de la existencia de este ser creado y caído.

La iglesia desde siempre ha reconocido y afirmado la existencia de satanás como criatura de Dios; esto, sin embargo, ha sido objeto de controversias al interior de ella. Han sido muchos los teólogos que han trabajado sobre el demonio, pero aún así, no podemos afirmar certeramente si todos y cada uno de ellos reconocen y afirman la existencia de satanás como criatura.

Parte del Contenido de esta sección es cortesía de la Fundación S.P.E.S
Bolívar 216, 1° "A" (1066) Buenos Aires - Argentina. Tel: (54 11) 4343-7702
E-mail: spes@sinectis.com.ar

El material forma parte de su curso por e-mail: "El Fenómeno de las Sectas y los NMR" Auspiciado por el Arzobispado de Buenos Aires. Especial agradecimiento al Lic. José María Baamonde, Presidente

Fuente: ACI Prensa

lunes, 1 de septiembre de 2008

La cultura de la muerte

Los nuevos rostros de la "cultura" de la muerte

Las estrategias principales que la "cultura de la muerte" ha usado para promover el aborto, la anticoncepción y la "educación" sexual hedonista ahora se han intensificado y se extienden a la manipulación de embriones humanos Ya no es solo el aborto, ya sea quirúrgico o el causado por los anticonceptivos abortivos, la única manera silenciosa y escondida en que la "cultura" de la muerte destruye a los seres humanos no nacidos. Lo es también la fecundación in vitro, la clonación y la experimentación con embriones humanos. Por otro lado, está el crimen de la eutanasia. Éste también ocurre en el silencio y a la sombra de las instalaciones médicas, revestido así de una apariencia de legitimidad. Es parte del engaño de la "cultura" de la muerte, de encubrir la destrucción de la vida de un ser humano con una fachada de "piedad".

Es necesario profundizar en nuestro conocimiento sobre el avance que ha tenido la "cultura" de la muerte durante los últimos meses. Se precisa una reflexión que ahonde en las estrategias y engaños presentes en los nuevos ataques de esta falsa "cultura". Este texto tiene ese propósito. Se trata de desenmascarar los nuevos "rostros" de la "cultura" de la muerte.

La necesidad de esa reflexión es apremiante, pues mientras más silencioso es el enemigo, más difícil es de combatir. Existe el peligro de que la conciencia, aún la de los buenos, se adormezca ante el sigilo de estas formas de atacar la vida humana, con el consecuente debilitamiento de la acción en defensa de la vida. Ello hay que impedirlo a toda costa.

¿Qué es la "cultura" de la muerte?

El término "cultura" de la muerte se refiere a una mentalidad, a una manera de ver al ser humano y al mundo, que fomenta la destrucción de la vida humana más débil e inocente por parte de los más fuertes y poderosos, de los que tienen voz y voto. El término "cultura" de la muerte fue acuñado por el Papa Juan Pablo II en su Encíclica El Evangelio de la Vida, publicada el 25 de marzo de 1995.

Aunque en realidad la "cultura" de la muerte comenzó cuando, en el umbral mismo de la historia, satanás engañó al hombre y éste, por su propia voluntad, cayó en el pecado, y aunque la "cultura" de la muerte se ha extendido por toda la historia de la humanidad, ha sido en los últimos siglos que esta "cultura" de la muerte ha asumido unas características sin precedentes. "... Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera 'cultura de muerte'" (El Evangelio de la Vida, núm. 12.).

¿Y qué es lo nuevo de esta "cultura" de la muerte? El Papa responde diciendo: "Con las nuevas perspectivas abiertas por el progreso científico y tecnológico surgen nuevas formas de agresión contra la dignidad del ser humano, a la vez que se va delineando y consolidando una nueva situación cultural, que confiere a los atentados contra la vida un aspecto inédito y --podría decirse-- aún más inicuo ocasionando ulteriores y graves preocupaciones: amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado, con el fin de practicarlos con absoluta libertad y además con la intervención gratuita de las estructuras sanitarias" (El Evangelio de la Vida, núm. 4).

El Papa aquí nos dice que la nueva forma que ha asumido la "cultura" de la muerte es inédita (es decir, nueva, no tiene precedentes en la historia) y aún más inicua (es decir, peor que antes). Ello se debe, explica el Santo Padre, a que el progreso científico y tecnológico de los últimos tiempos, que por una parte es una bendición de Dios por todo el bien que hace, por otra, sin embargo, en manos de gente mala, ha sido utilizado para hacer el mal y para hacerlo a gran escala, como nunca antes.

Pero ello no es lo peor. Juan Pablo II explica que lo inédito, lo nuevo, de esta "cultura" de la muerte, es el hecho de que gran parte de la sociedad la justifica en nombre de una falsa libertad individual y que incluso ha logrado, en muchos países, que el gobierno la legalice y que un gran sector de la comunidad médica la practique.

El aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones son los ejemplos más tristes de esta situación que describe el Papa. Ya no se trata principalmente de una matanza de seres inocentes por medio de guerras y atropellos bélicos, sino de una silenciosa y sutil, pero más aún nefasta destrucción de la vida humana, que cuenta incluso con la aprobación de un gran sector de la sociedad, con el amparo de la ley y que es perpetrada precisamente por algunos de aquellos que se supone sean los primeros defensores de la vida: los médicos y otros profesionales de la salud.

Eugenesia y "cultura" de la muerte

Decíamos que la "cultura" de la muerte se caracteriza por formas de atacar la vida humana inocente e indefensa por parte de los fuertes y poderosos. Ello nos lleva precisamente a una de las características fundamentales de la mentalidad de la "cultura" de la muerte: la eugenesia.

La eugenesia es la reproducción planificada y sistemática de los seres humanos de forma tal que se reproduzcan los que son "superiores" y que no se reproduzcan o que se eliminen los "inferiores". Esta definición de eugenesia es la que se desprende del pensamiento y del activismo de sus proponentes, que en breves momentos examinaremos. Pero antes de entrar en ello quiero señalar un par de cosas que me parecen muy importantes:

La primera es bien sencilla y evidente. Es el hecho de que la definición de superioridad e inferioridad de la eugenesia queda en manos de los que precisamente fomentan esta "cultura" de la muerte. En mi opinión, en el año 1922, tuvo lugar un hecho importantísimo que contribuyó sobremanera a la formación de la actual "cultura" de la muerte. Lamentablemente, pienso que a este hecho no se le ha dado la debida importancia. Me refiero a la publicación, en Alemania, del libro titulado Die Freigabe der Vernichtung Lebensumwertern Lebens ("La exoneración de la destrucción de la vida carente de valor"), del psiquiatra Alfred Hoche y del jurista Karl Binding. La idea de que existen personas cuyas vidas "carecen de valor" -por causa de enfermedad, limitaciones físicas o mentales, sufrimiento, vejez, etc.- influyó en los programas eutanásicos y de eliminación de los judíos y de otras personas por parte de los nazis.

Obsérvese que hemos dicho que la idea de que la vida de algunos seres humanos carece de valor influyó en los programas de los nazis y no al revés. Las ideas tienen consecuencias. Y las malas ideas tienen consecuencias funestísimas. Estos intelectuales alemanes, personas en posiciones de poder, definieron quiénes merecían vivir y quiénes no. Luego, otros se encargaron de llevar su diabólica mentalidad a la práctica. Lo mismo está sucediendo hoy.

La segunda cosa que quiero señalar es que la mentalidad eugenésica no es simplemente una idea más en el arsenal de la "cultura" de la muerte. Por el contrario, la eugenesia engloba esta "cultura". Es una de sus motivaciones principales, la otra es el hedonismo, es decir, el culto al placer. La tentación del diablo que ocasionó el pecado original fue la famosa frase de la serpiente a Adán y Eva: "¡Seréis como dioses!" (Génesis 3:5). Y la manera más poderosa de ser como dioses, es decir, de dominar a los demás, es controlando la fuente de la vida y por supuesto, la muerte.
Margaret Sanger, la fundadora de Paternidad Planificada, la filial en Estados Unidos de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), la organización que más promueve el aborto en todo el mundo, dijo lo siguiente: "Más hijos para los capacitados; menos hijos para los incapacitados, ésa es la esencia del control de la natalidad" (The Birth Control Review, mayo de 1919).

Muchas veces nosotros los próvida hemos denunciado las falsedades del control demográfico. Hemos refutado el mito de la "sobrepoblación". Hemos alertado sobre la mentalidad imperialista presente en los programas controlistas que el primer mundo le quiere imponer a América Latina a base de condicionamientos y presiones económicas. Pero no podemos olvidar que en la base de todo ello hay una mentalidad eugenésica, que es una mentalidad de dominación, del ejercicio absoluto del poder sobre los débiles, inocentes e indefensos. Es la mentalidad provocada por el pecado de querer ser como dioses, del pecado de la soberbia, el padre de todos los pecados.

Breve resumen histórico de la "cultura" de la muerte

Se pudiera decir que la "cultura" moderna de la muerte comenzó a finales del siglo XVIII con la publicación del libro Essay on the Principle of Population ("Ensayo sobre el principio de la población") de Thomas Robert Malthus (Jacqueline Kasun, The War Against Population. The Economics and Ideology of Population Control, San Francisco: Ignatius Press, 1988, p. 26). En esa obra, el autor, profesor de economía política, sostuvo la errónea teoría de que había que controlar el crecimiento de la población, especialmente de "las clases inferiores de la sociedad", ya que el mismo era mayor que la producción de los alimentos. Malthus creía que si se les negaba a los pobres la ayuda económica, tanto pública como privada, éstos "se darían cuenta" de las "ventajas" de limitar sus familias de acuerdo con sus ingresos (Ibíd., 157). Aquí, evidentemente vemos la mentalidad eugenésica, que luego repercutió en la Alemania Nazi y en Margaret Sanger.

De hecho, Margaret Sanger, cuya nefasta influencia se dejó sentir en la primera mitad del siglo XX, publicó, precisamente en 1922, un libro titulado The Pivot of Civilization ("El pívot de la civilización"), por medio del cual divulgó las ideas eugenésicas. El siguiente pasaje de este libro revela con toda claridad el carácter eugenésico de la ideología de Sanger y constituye un eco perfecto del pensamiento de Malthus: "La caridad organizada es el síntoma más seguro de que nuestra sociedad ha criado y continúa criando, perpetuando y aumentando cada vez más el número de defectuosos, delincuentes y dependientes. La atención que se les da a las mujeres pobres es la filantropía más dañina e insidiosa. El crecimiento de la clase obrera debería ser regulado, puesto que son imbéciles benignos, que estimulan a los elementos defectuosos y enfermos de la humanidad para que sean más irresponsables, se extiendan y se reproduzcan. Debemos eliminar los yerbajos humanos, aislar a los idiotas, los desajustados y los que no sirven, y esterilizar a la raza genéticamente inferior" (The Pivot of Civilization, New York: Brentano's, 1922, p. 108).

Lógicamente la eugenesia de Sanger la llevó al racismo. La siguiente cita lo demuestra fehacientemente: "No queremos que nadie se entere de que queremos eliminar a la población negra y el ministro religioso es el hombre que puede aclarar esa idea, si alguna vez se le ocurre al más rebelde de sus miembros" (citado en Madeline Gray, Margaret Sanger: A Biography, Nueva York: Marek, 1979, 326).

Lo peor de todo es que esta mentalidad eugenésica condujo a Sanger a apoyar la eliminación de aquellas vidas humanas consideradas un "estorbo". Las siguientes palabras de Sanger, tomadas de otra obra suya, son terribles y demuestran la patética conclusión a la que lleva la eugenesia: "Lo más misericordioso que una familia numerosa puede hacer con uno de sus miembros más pequeños es matarlo" (Women and the New Race Nueva York: Brentano's, 1920. Reimpr. : Geo. W. Halter, 1928, p. 67).

En 1916, en la Ciudad de Nueva York, Sanger fundó la primera clínica para el control de la natalidad, precisamente para llevar a la práctica sus ideas eugenésicas. También fundó la Liga para el Control de la Natalidad y la Revista para el Control de la Natalidad (Birth Control Review). Varios promotores de la eugenesia, de la "supremacía blanca" y de ideas nazistas escribieron artículos en su revista (George Grant, Grand Illusions. The Legacy of Planned Parenthood, 3ra edición, Higland Books, 1998, p. 39).

Sin embargo, con el correr del tiempo el mundo se enteraría de los horrores del nazismo. Sanger había estado vinculada al movimiento eugenésico y había fomentado la anticoncepción, la esterilización y el aborto. Tenía problemas con la ley, que en aquel entonces prohibía estas cosas. Entonces le cambió el nombre a su organización. En 1942, surgió Planned Parenthood Federation of America --Paternidad Planificada de Estados Unidos (Ibíd., 75-76). Pronto surgieron filiales en otros países y en 1952 los líderes de estas filiales fundaron la IPPF (IPPF/WHR, "The First Forty Years," Forum, vol. 10, junio de 1994, p. 36-41). Hoy en día la IPPF cuenta con asociaciones miembros en casi todos los países, incluyendo los de América Hispana, en México, su filial se llama MEXFAM.

He aquí, pues, un resumen de la "cultura" de la muerte y de uno de sus ejes: la eugenesia. A continuación veremos cómo esta mentalidad asume formas y estrategias concretas en algunos de los principales ataques contra la vida que pasaremos a examinar.

Reproducción sin sexualidad y manipulación de embriones

Hemos dicho que la eugenesia es una mentalidad que propicia la dominación de las fuentes de la vida. Dios nos creó a imagen y semejanza suya y nos mandó llenar la tierra y dominarla (cf. Génesis 1:27-28). Pero, por efecto del pecado, ese dominio legítimo de la naturaleza se convirtió en dominación desmedida, no sólo de la naturaleza, sino de la propia persona humana y de su capacidad procreadora.

Ello se manifiesta de forma patente en las técnicas de fecundación in vitro (FIVET). La FIVET consiste en la obtención de óvulos y espermatozoides que luego se colocan en una caja de Petri, que es un medio de cultivo, para que la concepción ocurra in vitro, es decir, en el laboratorio, fuera de la madre.

De esta forma se esquiva el acto conyugal y se busca la procreación fuera de él. La Iglesia enseña que para que una técnica de reproducción asistida sea legítima tiene que constituir una ayuda, no una sustitución, del acto conyugal. La FIVET es evidentemente una sustitución del acto conyugal. Para más información, véase el documento que la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó en 1987 y que se titula "Instrucción Donum vitae sobre el respeto de la vida naciente y la dignidad de la procreación".

Pero la inmoralidad de la FIVET no sólo estriba en ser una sustitución del acto conyugal, sino que también consiste en el homicidio de seres humanos inocentes, ya que se presta para la destrucción de innumerables embriones humanos. La eficacia de la FIVET en producir nacimientos vivos es tan baja, que los especialistas en estas técnicas intentan fecundar y transferir a la madre de 4 a 6 embriones a la vez con el objeto de producir un nacimiento vivo. Pero evidentemente aquí estamos frente a la destrucción de varios seres humanos para que nazca uno. Los embriones de "baja calidad" son desechados o simplemente no sobreviven.

Eso no es todo. La FIVET se utiliza también para producir embriones para luego experimentar con ellos. El presunto objeto de ello es descubrir las causas de las enfermedades hereditarias y procurar su cura.

Pero esto constituye una falta de respeto a la vida de un ser humano pequeñito e indefenso. Tenemos que darnos cuenta de que no se debe nunca utilizar a unos seres humanos para curar a otros. Cada ser humano es un fin en sí mismo, es decir, un valor absoluto en sí mismo, y no un mero medio o instrumento para beneficio de otros. De lo contrario estaremos rebajando al ser humano a la categoría de cosa, en vez de reconocerlo como persona.

Estamos aquí ante el enfrentamiento entre una falsa "ética" de la "calidad" de la vida humana y una verdadera ética de la dignidad de la vida humana. La "ética" de la "calidad" de la vida humana propone que los seres humanos valen tanto en cuanto su vida tenga "calidad". Esa "calidad" se mide en términos de utilidad. Si esa persona es útil para otros o es "deseada" por esos otros, entonces, y sólo entonces, tiene valor. Evidentemente esta "ética" aberrante coincide plenamente con la eugenesia y es la base que justifica todo tipo de atropellos de los fuertes contra los débiles: aborto, control demográfico, manipulación de embriones, eutanasia, etc.

La ética de la dignidad de la vida humana proclama en cambio que toda persona humana tiene un valor, o mejor dicho, es un valor intrínseco y absoluto, es decir, que la persona humana vale por el mero hecho de ser persona, y no por la posesión de ciertas cualidades: salud, dinero, posición social, edad, etc. La persona humana posee ese valor por la presencia en ella del alma inmortal, cuya existencia es demostrable por la razón, sin ayuda de la fe. Aunque, claro, la fe nos ayuda a esclarecer con más fuerza todavía la dignidad de toda persona humana. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (cf. Génesis 1:27) y redimidos por Cristo (cf. Juan 3:16).

No es que la calidad de la vida humana no sea importante. Claro que lo es. Pero la calidad de la vida humana no puede erigirse como el fundamento del valor de la vida humana. Una vez que hemos afirmado el valor o dignidad intrínseca de toda vida humana como el fundamento de la moral, entonces podemos abordar, con equilibrio y sensatez, el tema de la calidad de la vida humana.

La FIVET también se presta para una especie de manipulación de embriones que se llama clonación. El documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Donum vitae, que cité hace unos momentos, se refiere a la clonación y otras manipulaciones embrionarias en los siguientes términos:

"Las técnicas de fecundación in vitro pueden hacer posibles otras formas de manipulación biológica o genética de embriones humanos, como son: los intentos y proyectos de fecundación entre gametos humanos y animales y la gestación de embriones humanos en útero de animales; y la hipótesis y el proyecto de construcción de úteros artificiales para el embrión humano. Estos procedimientos son contrarios a la dignidad del ser humano propia del embrión y, al mismo tiempo, lesionan el derecho de la persona a ser concebida y a nacer en el matrimonio y del matrimonio. También los intentos y las hipótesis de obtener un ser humano sin conexión alguna con la sexualidad mediante 'fisión gemelar', clonación, partenogénesis, deben ser considerados contrarios a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad tanto de la procreación humana como de la unión conyugal.

"La misma congelación de embriones, aunque se realice para mantener en vida al embrión -crioconservación-, constituye una ofensa al respeto debido a los seres humanos, por cuanto les expone a graves riesgos de muerte o de daño a la integridad física, les priva al menos temporalmente de la acogida y de la gestación materna y les pone en una situación susceptible de nuevas lesiones y manipulaciones.

"Algunos intentos de intervenir sobre el patrimonio cromosómico y genético no son terapéuticos, sino que miran a la producción de seres humanos seleccionados en cuanto al sexo o a otras cualidades prefijadas. Estas manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser humano, a su integridad y a su identidad. No pueden justificarse de modo alguno a causa de posibles consecuencias beneficiosas para la humanidad futura. Cada persona merece respeto por sí misma: en esto consiste la dignidad y el derecho del ser humano desde su inicio" (Donum vitae, Parte I, no. 6).

En el caso de la clonación, ésta "se efectúa tomando un óvulo, sacándole su núcleo y reemplazándolo con un núcleo de una célula somática, es decir, con un núcleo que contiene 23 pares de cromosomas. La célula resultante de la primera etapa de un clon es un cigoto. Como se puede ver, la clonación evita la reproducción sexual e inyecta directamente un núcleo somático dentro del óvulo, sin necesidad del espermatozoide" (Padre Alfred Cioffi, "Clonación humana: ¿reproductiva o terapéutica?", Boletín Electrónico de VHI, 26 de marzo del 2002, vol. 5, no. 15).

La estrategia que utilizan los que promueven la clonación consiste primeramente en disfrazarla con un manto de bondad, diciendo que es para curar enfermedades, como el Alzheimer... Más concretamente, están utilizando la estrategia de establecer, como si fuese verdadera, una falsa distinción moral entre la clonación llamada "reproductiva" y la clonación llamada "terapéutica". A continuación voy a citar varios párrafos de un artículo que se publicó en el número del 26 de marzo del 2002 del Boletín Electrónico de VHI, disponible en elportal. Su autor es el Padre Alfred Cioffi, doctor en teología moral, especialista en bioética y que actualmente está realizando estudios doctorales en genética en Boston:

"Actualmente, algunos científicos y políticos están tratando de establecer una distinción entre la clonación 'reproductiva' y la clonación 'terapéutica'. En la clonación reproductiva, el cigoto se implanta en la matriz de la mujer y le permiten desarrollarse a través de todo el embarazo, dando como resultado el nacimiento de un bebé. En la clonación terapéutica, el cigoto se mantiene en una cajita de Petri, en el laboratorio, y sólo se le permite crecer hasta la etapa de la blástula (de una a dos semanas), y después es desmembrado para obtener sus células madres (stem cells).

"La distinción entre estos dos tipos de clonación es una distinción biotécnica, pero no moral. Ambas son una crasa manipulación de la dignidad intrínseca de todo ser humano. La Iglesia Católica se opone vigorosamente a ambos tipos de clonación, aunque de cierta forma la clonación terapéutica es aún más cruenta, ya que en ella se crea una vida humana sólo para destruirla y sacarle sus células madres.

"La gran mayoría de la gente se opone a la clonación reproductiva, ya que es tan repulsiva, pues le niega al niño un padre, y convierte a la madre en su hermana gemela. Sin embargo, algunas personas están cayendo en la trampa de pensar que la clonación terapéutica sí es buena, porque ayudaría a curar enfermedades. Pero el error de este argumento reside en que el embrión humano es destruido para obtener sus células madres. Nunca se debe permitir la matanza de seres humanos inocentes, aún cuando fuera por una noble causa, como la de tratar de curar graves enfermedades."

El Padre Cioffi señala en su artículo que, aparte de la gravedad de la clonación, su uso es innecesario, pues existen otras alternativas que sí son aceptables, desde el punto de vista moral, para ayudar en la búsqueda de la cura de ciertas enfermedades. "Afortunadamente, Dios nos ha provisto de alternativas a la clonación humana y a la investigación de células madres embrionarias. Las células madres que se obtienen de tejidos adultos, e incluso del cordón umbilical o de la placenta, tienen el potencial de suministrar tejido nuevo para el uso terapéutico, sin la destrucción de vida humana. La Iglesia Católica no se opone a este tipo de investigación, siempre y cuando se haya obtenido el consentimiento apropiado."

Vemos así cómo la fe y la ciencia no se contradicen. Ambas son dones de Dios que tenemos que desarrollar correctamente. Cuando algunos científicos se dejan llevar por intereses creados, entonces utilizan la ciencia no para beneficio del ser humano, sino en contra de su dignidad. He ahí el mal uso de la tecnología. Observemos que la maldad de estas técnicas no radica en el hecho de que son artificiales (¡hay muchas cosas artificiales que son buenas!), sino en el hecho de que son utilizadas en contra de la dignidad humana.

Precisamente otro engaño de los que promueven la clonación es la de hacerle creer a la gente de que los que se oponen a ella son "religiosos fundamentalistas" enemigos del "progreso científico" y que los que están a favor son "avanzados". Los medios de comunicación seculares han sido cómplices de esta mentira.

La "anticoncepción de emergencia", aborto disfrazado de anticoncepción

Precisamente MEXFAM, la filial de la IPPF en México, es una de las organizaciones que más promueve esta forma de aborto en el mundo hispano. Para este tema, del cual sólo presentaré a continuación un resumen, quisiera remitirles a la información que Vida Humana Internacional tiene en su página web e impresa, especialmente el artículo "La 'anticoncepción de emergencia': nuevo engaño del movimiento antivida".

La "anticoncepción de emergencia" (AE) se refiere al uso de píldoras anticonceptivas o del dispositivo intrauterino cierto tiempo después de un acto sexual, en el que no se usaron anticonceptivos, con el objeto de impedir el embarazo. Pero en realidad el uso de estos anticonceptivos, en caso de que haya habido una concepción, produce un aborto, por cuanto actúan impidiendo la implantación del óvulo fecundado, es decir, del nuevo ser humano, en el útero de su madre.

Los que promueven la AE niegan que ésta sea abortiva. La razón de ello es que este método se promueve mucho en los países donde el aborto no es legal, como en la mayoría de los países de América Hispana. En Estados Unidos y en otros países donde el aborto sí es legal, la AE se promueve porque la idea del aborto sigue siendo repugnante para mucha gente.

¿Cómo es entonces que las organizaciones de la "cultura" de la muerte engañan a la gente en relación con la AE? Organizaciones como la IPPF, la ONU y otras alegan que la AE no es abortiva porque, según ellas, el embarazo no comienza sino hasta la implantación. Como el aborto es la interrupción del embarazo que resulta en la muerte del feto y como la AE actúa antes de la implantación, estas organizaciones dicen que ello no es aborto, sino sólo anticoncepción.

Dejando de lado el tema de que la anticoncepción es gravemente inmoral y dañina para la mujer, estamos aquí frente a otro engaño del movimiento antivida. Se trata de una manipulación de las palabras para cambiar la percepción de la realidad. Se llame o no aborto, el impedir que un ser humano se implante en el útero y luego sea expulsado de él, no es otra cosa que matarlo. Es un hecho incontrovertible, atestiguado en todos los principales diccionarios de medicina de la actualidad que la vida del ser humano comienza en la concepción, no en la implantación. En el artículo que ya señalamos, tenemos un listado parcial de estos diccionarios médicos, así como abundantes citas de expertos en farmacología y en embriología que afirman lo mismo. Estos expertos también afirman que la palabra "aborto" es el término adecuado para referirse a toda acción realizada desde la concepción hasta el término del embarazo que cause la destrucción del embrión o del feto.

La eutanasia, los que matan en nombre de la "piedad"

Finalmente, terminaré esta exposición con unas breves palabras sobre la eutanasia. No pretendo cubrir aquí este vasto tema. Me limito sólo a algunas observaciones importantes. Para más información los remito a los artículos que hay en el portal de VHI.

Primero que todo quisiera señalar que el principal y más reciente documento de la Iglesia sobre este tema es la Declaración sobre la eutanasia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicada el 5 de mayo de 1980. Lo tenemos en la página web de VHI en la sección de documentos de la Iglesia. Este documento tiene un valor no sólo específicamente cristiano, sino también humano, porque sus argumentos apelan a la razón y a la ciencia. Demuestra una vez más que, siendo Dios el autor de la fe y de la razón, no puede haber verdadera contradicción entre ambas.

El documento define la eutanasia como cualquier acción que de suyo o en la intención cause la muerte con el objeto de presuntamente eliminar los últimos sufrimientos. Por consiguiente, la eutanasia es matar directamente, es un homicidio, un crimen. Nunca está justificada. Lo que especifica este tipo de homicidios es que se realiza para eliminar los sufrimientos del paciente. Por ello es que se le ha llamado eufemísticamente "muerte por piedad".

No debemos dejarnos engañar tampoco por términos como "eutanasia pasiva" o "activa", etc. Estos términos son válidos en cuanto denotan las distintas maneras en que este crimen se comete. Pero la calificación moral del acto en sí es la misma: es un crimen contra la humanidad. El "suicidio asistido" es un tipo de eutanasia y está claramente descrito y condenado en el documento que ya señalé, si bien no con ese término.

La eutanasia es una amenaza creciente en países como Holanda y Estados Unidos. En este último, el "suicidio asistido" ha sido aprobado desde hace algunos años en el Estado de Oregon. No nos extraña que en ese Estado, como en Holanda, desde que este crimen fue aprobado, los casos de "suicidio asistido" han aumentado considerablemente. Con la eutanasia ocurre lo mismo que con el aborto: una vez que se legaliza, aumenta paulatinamente hasta convertirse en una especie de epidemia.

El argumento en la base de la ideología a favor de la eutanasia es el mismo que en el del aborto: "Yo soy dueño de mi cuerpo". Pero en el caso de la eutanasia, este argumento cobra más fuerza, porque en este caso no hay un ser dentro de otro, como es el caso de una mujer embarazada, sino que se trata de una sola persona que quiere matarse o que la maten, para evitarse los sufrimientos. ¿Cómo se contesta este argumento?

La respuesta a este argumento es la misma que dimos al principio: la dignidad intrínseca y absoluta de toda persona humana. La dignidad humana nunca se pierde, ni por enfermedad, ni por pobreza, ni por nada. Ahora bien, como cada persona tiene esa dignidad, ese valor no debe destruirse, porque lo que vale no se destruye.

El argumento en favor de la eutanasia que dice que una persona tiene el "derecho" a matarse (o a pedir que la maten), porque ella es la que lo ha decidido, es un argumento circular y por tanto falaz. El argumento está diciendo que algo se puede hacer porque la persona que lo quiere hacer decide que quiere hacerlo. Pero ello es lo mismo que decir que una acción es buena porque yo decido que es buena. En otras palabras, la voluntad de la persona se ha convertido en la fuente de lo que está bien y de lo que está mal. Este argumento es el mismo que el diablo (simbolizado por la serpiente) le presentó a Adán y a Eva: "¡Seréis como dioses!" El ser humano se convierte en el árbitro del bien y del mal.

La falsa "solución" de la eutanasia no es como la pintan sus promotores. Para ellos es un asunto que concierne únicamente a la decisión del paciente o a los que deciden por él, en caso de incompetencia mental. Pero un paciente terminal en la mayoría de los casos está tan afectado psicológicamente que su petición de muerte es en realidad una petición de ayuda. Sin embargo, los que lo rodean, cuando están a favor de la eutanasia, no están en realidad queriéndole ayudar en su sufrimiento, sino que quieren eliminar al paciente para eliminar el sufrimiento de ellos. Quieren quitarse la "carga" de encima. Una vez más vemos cómo la falsa "ética" de la "calidad" de la vida humana, tan a fin a la eugenesia, se hace presente, esta vez al final de la vida.

La respuesta próvida sigue siendo la misma: la dignidad intrínseca de toda persona humana, no importa cuán enferma esté o cuán "improductiva" sea. Si de verdad amamos a nuestro prójimo, lo cuidaremos y mitigaremos sus dolores hasta que la muerte le llegue. Nos solidarizaremos con él y no permitiremos que la desesperación le embargue.

La medicina moderna ha desarrollado fármacos y tratamientos (incluyendo los psiquiátricos) para el dolor, llamados en su conjunto, medicina paliativa, que permiten aliviar y reconfortar al paciente. El enfermo entonces recobra la serenidad y está más preparado para enfrentarse con esperanza al final de su vida. La medicina paliativa se utiliza en el movimiento de los hospicios. Cuando los hospicios funcionan como es debido, constituyen una auténtica alternativa próvida a la eutanasia.

Los promotores de la eutanasia astutamente plantean un cuadro de dos extremos: o le aplicamos la eutanasia al enfermo o sufrirá irremediablemente hasta que muera. En este contexto, y muchas veces a propósito, acusan a las personas próvida de querer prolongar la vida del paciente por todos los medios posibles. Entonces se proclaman a ellos mismos como los "compasivos", que vienen a ofrecer la eutanasia para que el enfermo "no sufra más". En realidad vienen a eliminar el dolor por medio de la eliminación del doliente, así como los controlistas vienen a eliminar la pobreza eliminando a los pobres.

Pero los próvida no caemos en ninguno de esos dos extremos. La Iglesia y la recta razón nos enseñan que no estamos obligados a utilizar medios que son inútiles para conservar la vida del paciente o que constituyen sufrimientos graves que son mayores que los beneficios. No siempre es fácil determinar cuándo se están utilizando esos medios, llamados desproporcionados. Pero con la ayuda de Dios y de la ciencia médica que Él nos ha dado lo podemos lograr. Siempre estamos obligados a utilizar los medios normales para conservar la vida, intentar curar al paciente o, si no se puede, al menos mantenerlo alimentado (por medios artificiales o naturales), limpio y confortable. De manera que hay una vía media entre los dos extremos de la eutanasia y del encarnizamiento terapéutico (el uso de medios desproporcionados).

Y para terminar, quisiera reproducirles el siguiente testimonio de Magaly Llaguno, directora ejecutiva de la organización Vida Humana Internacional. Estoy seguro de que las palabras de esta valiente y experimentada defensora de la vida les conmoverá a todos:

"Como enferma de cáncer que soy, quiero hablarles de mis experiencias. A juzgar por mis propios sentimientos y los de otros enfermos con quienes he tenido contacto, puedo decirles que la depresión es algo muy común entre las personas gravemente enfermas. Inclusive, mucha de la quimioterapia que recibimos los enfermos de cáncer causa depresión. Sin embargo, los que tenemos enfermedades terminales no necesitamos que alguien nos "ayude" a cometer suicidio - lo cual por cierto implica el que la persona que nos "ayude" a suicidarnos cometa un asesinato. Esta es una propuesta cruel, inhumana y simplista. Si a un enfermo le planteen esta falsa solución él o ella comenzará a sentir que le consideran una pesada carga para sus familiares y para la sociedad. Inclusive, si la idea del suicidio no ha pasado por su mente anteriormente, quizás sí se le ocurra ahora y se sienta obligado a morir porque le consideran una carga. Puesto que todos necesitamos una actitud positiva para que nuestro sistema inmunológico funcione bien y para que nuestro cuerpo sane o al menos la salud mejore, una actitud negativa y promuerte en los que nos rodean, sólo nos hará daño.

"Hay evidencias científicas de que el amor y el apoyo de los demás ayudan a lograr la sanación. Los estudios realizados muestran grandes diferencias con respecto al tiempo que sobreviven las personas gravemente enfermas que reciben amor y apoyo, y las que no los reciben. Uno de los estudios, realizado en la Universidad de Tejas, les preguntó a los pacientes si participaban regularmente en un grupo de apoyo, como por ejemplo asistiendo a una iglesia, y si esa participación les proporcionaba fuerzas y consuelo. Seis meses después del tratamiento, los que contestaron que no a ambas preguntas tuvieron siete veces más probabilidades de morir que los otros (Cancer Recovery Today, boletín de la organización Cancer Recovery Foundation of America).

"Otro estudio de la Universidad de Los Angeles (UCLA) realizado con grupos de apoyo, investigó a personas a quienes se les practicó una cirugía debido al cáncer melanoma. Después de dicha cirugía algunas de las personas participaron en grupos de apoyo por sólo seis semanas, mientras el resto simplemente se fue a su casa. Cinco años después los investigadores encontraron que entre los que no participaron en ningún grupo de apoyo hubo tres veces más muertes y dos veces más metástasis que entre los que lo hicieron (Ibíd.). Verdaderamente, el amor y el apoyo de otras personas constituyen una necesidad básica para los enfermos. El no obtenerlos es dañino; cuánto más dañino será el ofrecerle a una persona enferma la eutanasia o el suicidio asistido. Los enfermos necesitamos una verdadera compasión, no la falsa compasión que ofrecen los promotores de la eutanasia y el suicidio asistido.

"Necesitamos alguien que nos escuche, que nos dirija una palabra de apoyo; pero más que nada, necesitamos el amor y la compasión de los que nos rodean. Cuando no hay familiares ni amistades que puedan llenar esas necesidades, deben hacerlo los profesionales de la medicina. ¡Los médicos y las enfermeras se entrenan para curar a los pacientes, no para matarlos o ayudarlos a suicidarse! Si ocurre lo contrario, habremos vuelto a los crueles tiempos paganos en que los pacientes no sabían si el doctor les visitaba para curarles o para matarles mediante la eutanasia. También necesitamos médicos que estén bien informados sobre los múltiples fármacos paliativos que están disponibles para aliviar el dolor, los cuales tienen la capacidad de eliminar casi todo el sufrimiento físico.

"En lo que concierne a enfrentar el dolor y la muerte, los enfermos graves tenemos el recurso a la oración, la mayor fuente de fortaleza y consolación que existe. Es precisamente esa fortaleza que recibimos de Dios en la oración, lo que nos permite soportarlo todo y aceptar Su Santa Voluntad, sea cual sea."

Adolfo J. Castañeda (VHI)
Fuente: http://www.arbil.org/

sábado, 30 de agosto de 2008

Matrimonio entre homosexuales, que piensa la Iglesia Católica

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS PROYECTOS DE RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES ENTRE PERSONAS HOMOSEXUALES

INTRODUCCIÓN

1. El Santo Padre Juan Pablo II y los Dicasterios competentes de la Santa Sede (1) han tratado en distintas ocasiones cuestiones concernientes a la homosexualidad. Se trata, en efecto, de un fenómeno moral y social inquietante, incluso en aquellos Países donde no es relevante desde el punto de vista del ordenamiento jurídico. Pero se hace más preocupante en los Países en los que ya se ha concedido o se tiene la intención de conceder reconocimiento legal a las uniones homosexuales, que, en algunos casos, incluye también la habilitación para la adopción de hijos. Las presentes Consideraciones no contienen nuevos elementos doctrinales, sino que pretenden recordar los puntos esenciales inherentes al problema y presentar algunas argumentaciones de carácter racional, útiles para la elaboración de pronunciamientos más específicos por parte de los Obispos, según las situaciones particulares en las diferentes regiones del mundo, para proteger y promover la dignidad del matrimonio, fundamento de la familia, y la solidez de la sociedad, de la cual esta institución es parte constitutiva. Las presentes Consideraciones tienen también como fin iluminar la actividad de los políticos católicos, a quienes se indican las líneas de conducta coherentes con la conciencia cristiana para cuando se encuentren ante proyectos de ley concernientes a este problema. (2) Puesto que es una materia que atañe a la ley moral natural, las siguientes Consideraciones se proponen no solamente a los creyentes sino también a todas las personas comprometidas en la promoción y la defensa del bien común de la sociedad.

I. NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS IRRENUNCIABLES DEL MATRIMONIO

2. La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la complementariedad de los sexos repropone una verdad puesta en evidencia por la recta razón y reconocida como tal por todas las grandes culturas del mundo. El matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades. (3) Ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano la certeza de que el matrimonio en realidad existe únicamente entre dos personas de sexo opuesto, que por medio de la recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus personas. Así se perfeccionan mutuamente para colaborar con Dios en la generación y educación de nuevas vidas.

3. La verdad natural sobre el matrimonio ha sido confirmada por la Revelación contenida en las narraciones bíblicas de la creación, expresión también de la sabiduría humana originaria, en la que se deja escuchar la voz de la naturaleza misma. Según el libro del Génesis, tres son los datos fundamentales del designo del Creador sobre el matrimonio.

En primer lugar, el hombre, imagen de Dios, ha sido creado «varón y hembra» (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, la sexualidad forma parte de la esfera biológica y, por el otro, ha sido elevada en la criatura humana a un nuevo nivel, personal, donde se unen cuerpo y espíritu.

El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne» (Gn 2, 24).

En fin, Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: «Sed fecundos y multiplicaos» (Gn 1, 28). En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio.

Además, la unión matrimonial entre el hombre y la mujer ha sido elevada por Cristo a la dignidad de sacramento. La Iglesia enseña que el matrimonio cristiano es signo eficaz de la alianza entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5, 32). Este significado cristiano del matrimonio, lejos de disminuir el valor profundamente humano de la unión matrimonial entre el hombre la mujer, lo confirma y refuerza (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 6-9).

4. No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, «cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso». (4)

En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales « están condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen esta anomalía sean personalmente responsables de ella; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados ». (5) El mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos, (6) y ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica.

Sin embargo, según la enseñanza de la Iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta». (7) Tales personas están llamadas, como los demás cristianos, a vivir la castidad. (8) Pero la inclinación homosexual es «objetivamente desordenada», (9) y las prácticas homosexuales «son pecados gravemente contrarios a la castidad». (10)

II. ACTITUDES ANTE EL PROBLEMA DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES

5. Con respecto al fenómeno actual de las uniones homosexuales, las autoridades civiles asumen actitudes diferentes: A veces se limitan a la tolerancia del fenómeno; en otras ocasiones promueven el reconocimiento legal de tales uniones, con el pretexto de evitar, en relación a algunos derechos, la discriminación de quien convive con una persona del mismo sexo; en algunos casos favorecen incluso la equivalencia legal de las uniones homosexuales al matrimonio propiamente dicho, sin excluir el reconocimiento de la capacidad jurídica a la adopción de hijos.

Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explícitamente conceda un reconocimiento legal a tales formas de vida, es necesario discernir correctamente los diversos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervenciones discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por ejemplo, el siguiente: Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales convivientes, es necesario recordar que la tolerancia del mal es muy diferente a su aprobación o legalización.

Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.

III. ARGUMENTACIONES RACIONALES CONTRA EL RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES

6. La comprensión de los motivos que inspiran la necesidad de oponerse a las instancias que buscan la legalización de las uniones homosexuales requiere algunas consideraciones éticas específicas, que son de diferentes órdenes.

De orden racional

La función de la ley civil es ciertamente más limitada que la de la ley moral, (11) pero aquélla no puede entrar en contradicción con la recta razón sin perder la fuerza de obligar en conciencia. (12) Toda ley propuesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto es conforme con la ley moral natural, reconocida por la recta razón, y respeta los derechos inalienables de cada persona. (13) Las legislaciones favorables a las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón porque confieren garantías jurídicas análogas a las de la institución matrimonial a la unión entre personas del mismo sexo. Considerando los valores en juego, el Estado no puede legalizar estas uniones sin faltar al deber de promover y tutelar una institución esencial para el bien común como es el matrimonio.

Se podría preguntar cómo puede contrariar al bien común una ley que no impone ningún comportamiento en particular, sino que se limita a hacer legal una realidad de hecho que no implica, aparentemente, una injusticia hacia nadie. En este sentido es necesario reflexionar ante todo sobre la diferencia entre comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo como comportamiento público, legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico. El segundo fenómeno no sólo es más grave sino también de alcance más vasto y profundo, pues podría comportar modificaciones contrarias al bien común de toda la organización social. Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en sociedad, para bien o para mal. Ellas «desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres». (14) Las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos. La legalización de las uniones homosexuales estaría destinada por lo tanto a causar el obscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales y la desvalorización de la institución matrimonial.

De orden biológico y antropológico

7. En las uniones homosexuales están completamente ausentes los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia que podrían fundar razonablemente el reconocimiento legal de tales uniones. Éstas no están en condiciones de asegurar adecuadamente la procreación y la supervivencia de la especie humana. El recurrir eventualmente a los medios puestos a disposición por los recientes descubrimientos en el campo de la fecundación artificial, además de implicar graves faltas de respeto a la dignidad humana, (15) no cambiaría en absoluto su carácter inadecuado.

En las uniones homosexuales está además completamente ausente la dimensión conyugal, que representa la forma humana y ordenada de las relaciones sexuales. Éstas, en efecto, son humanas cuando y en cuanto expresan y promueven la ayuda mutua de los sexos en el matrimonio y quedan abiertas a la transmisión de la vida.

Como demuestra la experiencia, la ausencia de la bipolaridad sexual crea obstáculos al desarrollo normal de los niños eventualmente integrados en estas uniones. A éstos les falta la experiencia de la maternidad o de la paternidad. La integración de niños en las uniones homosexuales a través de la adopción significa someterlos de hecho a violencias de distintos órdenes, aprovechándose de la débil condición de los pequeños, para introducirlos en ambientes que no favorecen su pleno desarrollo humano. Ciertamente tal práctica sería gravemente inmoral y se pondría en abierta contradicción con el principio, reconocido también por la Convención Internacional de la ONU sobre los Derechos del Niño, según el cual el interés superior que en todo caso hay que proteger es el del infante, la parte más débil e indefensa.

De orden social

8. La sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio. La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio, que se convierte en una institución que, en su esencia legalmente reconocida, pierde la referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad, tales como la tarea procreativa y educativa. Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes.

Para sostener la legalización de las uniones homosexuales no puede invocarse el principio del respeto y la no discriminación de las personas. Distinguir entre personas o negarle a alguien un reconocimiento legal o un servicio social es efectivamente inaceptable sólo si se opone a la justicia. (16) No atribuir el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia, sino que, por el contrario, es requerido por ésta.

Tampoco el principio de la justa autonomía personal puede ser razonablemente invocado. Una cosa es que cada ciudadano pueda desarrollar libremente actividades de su interés y que tales actividades entren genéricamente en los derechos civiles comunes de libertad, y otra muy diferente es que actividades que no representan una contribución significativa o positiva para el desarrollo de la persona y de la sociedad puedan recibir del estado un reconocimiento legal específico y cualificado. Las uniones homosexuales no cumplen ni siquiera en sentido analógico remoto las tareas por las cuales el matrimonio y la familia merecen un reconocimiento específico y cualificado. Por el contrario, hay suficientes razones para afirmar que tales uniones son nocivas para el recto desarrollo de la sociedad humana, sobre todo si aumentase su incidencia efectiva en el tejido social.

De orden jurídico

9. Dado que las parejas matrimoniales cumplen el papel de garantizar el orden de la procreación y son por lo tanto de eminente interés público, el derecho civil les confiere un reconocimiento institucional. Las uniones homosexuales, por el contrario, no exigen una específica atención por parte del ordenamiento jurídico, porque no cumplen dicho papel para el bien común.

Es falso el argumento según el cual la legalización de las uniones homosexuales sería necesaria para evitar que los convivientes, por el simple hecho de su convivencia homosexual, pierdan el efectivo reconocimiento de los derechos comunes que tienen en cuanto personas y ciudadanos. En realidad, como todos los ciudadanos, también ellos, gracias a su autonomía privada, pueden siempre recurrir al derecho común para obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco. Por el contrario, constituye una grave injusticia sacrificar el bien común y el derecho de la familia con el fin de obtener bienes que pueden y deben ser garantizados por vías que no dañen a la generalidad del cuerpo social. (17)

IV. COMPORTAMIENTO DE LOS POLÍTICOS CATÓLICOS ANTE LEGISLACIONES FAVORABLES A LAS UNIONES HOMOSEXUALES

10. Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial, según la responsabilidad que les es propia. Ante proyectos de ley a favor de las uniones homosexuales se deben tener en cuenta las siguientes indicaciones éticas.

En el caso de que en una Asamblea legislativa se proponga por primera vez un proyecto de ley a favor de la legalización de las uniones homosexuales, el parlamentario católico tiene el deber moral de expresar clara y públicamente su desacuerdo y votar contra el proyecto de ley. Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral.

En caso de que el parlamentario católico se encuentre en presencia de una ley ya en vigor favorable a las uniones homosexuales, debe oponerse a ella por los medios que le sean posibles, dejando pública constancia de su desacuerdo; se trata de cumplir con el deber de dar testimonio de la verdad. Si no fuese posible abrogar completamente una ley de este tipo, el parlamentario católico, recordando las indicaciones dadas en la Encíclica Evangelium Vitæ, «puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública», con la condición de que sea «clara y notoria a todos» su «personal absoluta oposición» a leyes semejantes y se haya evitado el peligro de escándalo. (18) Eso no significa que en esta materia una ley más restrictiva pueda ser considerada como una ley justa o siquiera aceptable; se trata de una tentativa legítima, impulsada por el deber moral, de abrogar al menos parcialmente una ley injusta cuando la abrogación total no es por el momento posible.

CONCLUSIÓN

11. La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de marzo de 2003, ha aprobado las presentes Consideraciones, decididas en la Sesión Ordinaria de la misma, y ha ordenado su publicación.

Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 3 de junio de 2003, memoria de San Carlos Lwanga y Compañeros, mártires.

Card. Joseph Ratzinger
Prefecto

Angelo Amato, S.D.B.
Arzobispo titular de Sila
Secretario

(1) Cf. Juan Pablo II, Alocución con ocasión del rezo del Ángelus, 20 de febrero de 1994 y 19 de junio de 1994; Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, 24 de marzo de 1999; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2357-2359, 2396; Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana, 29 de diciembre de 1975, n. 8; Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986; Algunas consideraciones concernientes a la Respuesta a propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, 24 de julio de 1992; Pontificio Consejo para la Familia, Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa sobre la resolución del Parlamento Europeo en relación a las parejas de homosexuales, 25 de marzo de 1994; Familia, matrimonio y «uniones de hecho», 26 de julio de 2000, n. 23.

(2) Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 24 de noviembre de 2002, n. 4.

(3) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, n. 48.

(4) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357.

(5) Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana, 29 de diciembre de 1975, n. 8.

(6) Cf. por ejemplo S. Policarpo, Carta a los Filipenses, V, 3; S. Justino, Primera Apología, 27, 1-4; Atenágoras, Súplica por los cristianos, 34.

(7) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986, n. 12.

(8) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2359; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986, n. 12.

(9) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358.

(10) Cf. Ibíd., n. 2396.

(11) Cf. Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 71.

(12) Cf. Ibíd., n. 72.

(13) Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiæ, I-II, p. 95, a. 2.

(14) Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 90.

(15) Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitæ, 22 de febrero de 1987, II. A. 1-3.

(16) Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiæ, II-II, p. 63, a.1, c.

(17) No hay que olvidar que subsiste siempre «el peligro de que una legislación que haga de la homosexualidad una base para poseer derechos pueda estimular de hecho a una persona con tendencia homosexual a declarar su homosexualidad, o incluso a buscar un partner con el objeto de aprovecharse de las disposiciones de la ley» (Congregación para la Doctrina de la Fe, Algunas consideraciones concernientes a la Respuesta a propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, 24 de julio de 1992, n. 14).

(18) Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 73.

sábado, 23 de agosto de 2008

New Age (Nueva Era), cargamontón de pseudoterapias nocivas


1. Álvaro Farías analiza la manipulación sectaria en el contexto de la Nueva Era. FUENTE: Secretaría RIES

La Nueva Era sigue estando de actualidad, y en su órbita se mueven muchos grupos, grandes y pequeños, y se dan frecuentes situaciones de manipulación personal. El experto en sectas Álvaro Farías Díaz, director del SEAS (Servicio de Estudio y Ayuda sobre Sectas) de Uruguay, y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), ha presentado recientemente un trabajo sobre este tema en las II Jornadas “Más allá del consultorio”, organizadas por la Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica (AUDEPP), y que se han celebrado en Montevideo durante los días 1 y 2 de agosto.

El autor, licenciado en Psicología por la Universidad Católica del Uruguay “Dámaso A. Larrañaga”, aborda este tema haciendo un repaso a la bibliografía científica que hay, y da una orientación general para su abordaje. Farías señala, entre otras cosas, que “la seducción sectaria es una forma de seducción narcisista en tanto que despliega un proceso tendiente a envolver y enredar cada vez más al sujeto en la espiral del grupo, prometiéndole un ideal a través de una adhesión pasional y radical que se supone que operará como una suerte de transformación personal radical y trascendente a través de rupturas en las relaciones”.

Ofrecemos en exclusiva la ponencia de Álvaro Farías a continuación, por su gran interés, incluyendo las referencias bibliográficas del trabajo.

2. ¿Terapias alternativas o manipulación psicológica? Las pseudoterapias New Age. FUENTE: Álvaro Farías

Hombres y mujeres de nuestra cultura de fines de siglo XX y principios del siglo XXI, están atravesados por un particular sentimiento de malestar (Freud, 1930). Buscan sin cesar experiencias de tipo oceánicas que logren, de alguna manera, mitigar ese afecto. Naufragio, nihilismo, desesperanza, soledad… son algunas de las notas que parecen caracterizar este particular modo de ser que ha sido llamado “postmodernismo”.

Podríamos preguntarnos ¿por qué tienen tanto éxito películas como Harry Potter, El Señor de los Anillos o libros como El Alquimista? ¿Por qué florecen cada día más las expresiones del pensamiento imaginario o mágico? ¿Por qué aunque la modernidad lo creía moribundo, Dios sigue resistiendo tan bien? ¿Cómo han evolucionado las religiones históricas, en contacto con las nuevas creencias y las nuevas formas de espiritualidad marcadas con el sello del individualismo y el pragmatismo? Y al fin de cuentas, ¿cómo comprender esta plétora de creencias y prácticas que se despliega ante nuestros ojos, esa religiosidad flotante, “a la carta”, que se desarrolla dentro de nuestra sociedad? (Lenoir, 2003).

La crisis de la modernidad significa también la crisis de la subjetividad. La palabra “sujeto” proviene del latín subjectus, que designa el estado de estar “sujeto a”. Ahora bien, ¿sujeto a qué? Podríamos decir que en la modernidad las personas estaban, en mayor o en menor medida, todas sujetas al relato político, científico, filosófico y también al discurso religioso. La postmodernidad ha significado la caída de estos relatos que daban sentido a la existencia, ha significado lo que Lyotard (1990) ha llamado la caída de los metarrelatos. Por eso el sujeto postmoderno fragmentado, disociado, alienado a decir de Dufour (2001), busca afanosamente un relato, un discurso que legitime su existencia.

Lo decíamos más arriba, es el sentimiento de naufragio el que predomina en nuestros días, algunas estadísticas sostienen que cerca de un 20% de la población sufre depresión. Quizás el emblema del cientificismo y el pragmatismo modernos triunfantes sea el medicamento antidepresivo. Con el antidepresivo, aparentemente, la ciencia ha triunfado sobre las fronteras del alma logrando hacer desaparecer el dolor. Vemos a diario como, a cada persona “normal” que sufre los golpes de alguna penosa pérdida, abandono, desempleo, accidente, se le receta en cada caso la combinación necesaria de ansiolíticos o antidepresivos para sobrellevar su dolor. ¿Sobrellevar su dolor? o ¿acallar su dolor?

Vemos hoy como los hombres y mujeres de nuestra cultura, afectados por las enfermedades del humor, son medicados con la misma gama de medicamentos frente a cualquier cosa. Por un lado se encomiendan a la medicina científica, y por otro aspiran a una terapia que reconociendo su identidad de lugar a la palabra. El Psicoanálisis, paradigma revolucionario desde hace ya 100 años, parecería haber perdido algo de su fuerza revolucionaria, cediendo el terreno en lo que a la “cura a través de la palabra” se refiere.

Como lo dice Élisabeth Roudinesco “Asistimos en las sociedades occidentales a un increíble auge de ensalmadores, hechiceros, videntes y magnetizadores. Frente al cientificismo erigido religión y frente a las ciencias cognitivas, que valorizan al hombre – máquina en detrimento del hombre deseante, vemos florecer, como consecuencia, toda una clase de prácticas surgidas, ya de la prehistoria del freudismo, ya de una concepción ocultista del cuerpo y el espíritu: magnetismo, sofrología, naturopatía, iriología, auriculoterápia, energética transpersonal, prácticas medúmnicas y de sugestión, etc. Contrariamente a lo que podríamos creer, estas prácticas seducen más a las clases medias (empleados, profesionales liberales y ejecutivos) que a los medios populares” (Roudinesco, 2002). Intentaremos reflexionar sobre esto último.

La pseudoterapias New Age

Daremos unas breves pinceladas acerca del fenómeno de la Nueva Era, luego pasaremos a exponer el tema de las “terapias” New Age intentado brindar una comprensión psicoanalítica de lo que, en la mayoría de los casos, sucede a la interna de esos vínculos terapéuticos. Bajo el término “New Age” se engloba un conglomerado de ideas que hace difícil su concreción: hay quienes sostienen que es una nueva forma de afrontar la vida y de expresarla, para otros es un sincretismo tan enorme que lo único que pretende es confundir y recoger el fruto de tal confusión.

Para algunos (Silleta, 2007) empezó en la década de los ´60, principalmente en California, intentando propagar una nueva conciencia, un movimiento de contracultura, donde miles de jóvenes decían no al sistema y se enfrentaban a la autoridad. Para otros (Guerra Gómez, 1998), el nombre fue divulgado por la teosofista A. Bailey (1880 – 1949) y por el esoterista Paul le Cour (1871 – 1954). Finalmente el consumo de drogas alucinógenas, como el LSD, permitió a aquellos jóvenes del movimiento contracultura, poder experimentar con estados alterados de conciencia para así poder alcanzar nuevos “niveles de conciencia”.

Hoy ya no se trata de cambiar el sistema, antes de hacerlo hay que cambiarse a sí mismo. Se encuentra que en esa búsqueda del yo, las religiones orientales están más cerca que las occidentales. Se argumenta que las religiones asiáticas valoran más la experiencia interior que los logros externos, la armonía con la naturaleza más que su explotación. Y, en muchos, casos se ha pasado del “prohibido prohibir” a un “sí, maestro”.

Nuestro momento actual dista mucho de desconocer la fascinación por lo sagrado, que irrumpe por caminos que parecían ya poco transitados o reservados a los marginados de la religión. Quién se sorprende ya por ciertos programas de televisión, ciertos programas de radio, ciertos avisos en diarios y revistas en donde aparecen “ofertas religiosas” mezcladas con “ciencia”: radiestesia, control mental, reiki, budismo, meditación trascendental, viajes astrales, Jesús cósmico, Iglesias Neopentecostales, grupos gnósticos, etc. Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo? los intentos de explicación son varios (Farías, 2004).

Una explicación socio cultural, coloca este fenómeno dentro de un movimiento sociocultural solamente, otra explicación proviene desde la crítica religiosa y afirma que las religiones históricas se han vuelto acartonadas no sabiendo dar respuestas a la nueva sensibilidad postmoderna. La tercera explicación nos introduce de lleno en ese mundo de la “New Age”, o sensibilidad mística de nuestro tiempo. Nos hallaríamos ante el inicio de una nueva época (la de Acuario) que supone una sensibilidad diferente de la que ha predominado hasta hoy (era de Píscis), más belicosa, delimitativa, institucionalizada y racionalista (Farías, 2004).

La New Age hunde sus raíces en el intento de encontrar puntos de contacto entre ciencia y religión, entre la razón y la magia, entre Oriente y Occidente. Se pretende crear un nuevo paradigma. Se trata de una huída de lo tradicional hacia lo alternativo. Una de las principales divulgadoras del pensamiento New Age, Marilyn Ferguson en el que seguramente es su libro más famoso, “La conspiración de Acuario” (Ferguson, 1985), habla de las principales psico-técnicas que hay que emplear para alcanzar la transformación de la conciencia, entre ellas incluye: la hipnosis, la meditación, grupos de ayuda, técnicas de biofeedback, técnicas chamánicas, seminarios para el desarrollo del potencial humano, la teosofía, terapias corporales, bioenergética, disciplinas orientales, etc.

Según ella, para que se de esta transformación habría que recorrer 4 etapas:

- Habría un despertar que se produciría en un momento determinado por un estímulo adecuado, como ver una película, leer un libro, tener una alucinación producida por una droga, por la recitación de un mantra, etc.

- Luego, gracias a técnicas cono el zen, el yoga, la bionenergética, etc. llegará el momento de explorar el cuerpo y la mente. De esta exploración resultaría la integración y “unificación de las energías”.

- La integración de las energías suele traer consigo el “encuentro con ángeles”, realizar un “viaje astral” en donde se percibe la “memoria del Universo”, donde se llega a tener un conocimiento superior que no está limitado por el espacio y el tiempo, donde uno es capaz de realizar lo que desee con solo pensarlo. Una vez culminada la etapa de integración con el todo, donde todo es Dios, y por lo tanto “yo soy” Dios, se pasa a la cuarta etapa.

- Llega la conspiración, donde se irradia el estado de alcanzado hacia todo lo que le rodea, hasta conseguir la transformación que él ha experimentado.

Hay que aclarar qué es lo que en la New Age se entiende por “Dios”. Dios sería la “Energía” que en un momento determinado descendió sobre Jesucristo, Buda, Mahoma, y más cerca en la historia sobre el Conde Saint Germain. Los nueverinos interpretan la crucifixión, resurrección y ascensión de Jesucristo dentro de un contexto esotérico, como un símbolo de la liberación de la Energía crística y su difusión a modo de gas vivificador del cielo nuevo y la tierra nueva, manifestación esta que se manifestará en todo su esplendor cuando ocurra el advenimiento de la “Nueva Era” o “Era de Acuario”. Mientras que el Cristo interior en inmanente a cada uno es la “chispa” interior, desprendida de la Energía o Cristo cósmico. Cualquiera puede llegar a ser “Cristo”, para ello hay que recurrir a las técnicas New Age y sobretodo provocar estados alterados de conciencia (trances místicos, fenómenos de channeling, etc.) al mismo tiempo que hay que conectarse con la ecología, conducto de la Energía cósmica. (Guerra Gómez, 1998).

A partir de la práctica del “channeling” (canalismo), se puede invocar la asistencia de los llamados “Maestros Ascendidos” o “Avatares”, estos verdaderos guías de la humanidad le dictarían en la conciencia a las personas sobre qué hacer, sentir, pensar, de manera que cada uno invocando a su Maestro Ascendido de turno, puede llegar a justificar cualquier decisión por irracional que parezca. “Estos “maestros ascendidos”, avatares, son hermanados y yuxtapuestos unos a otros en una perpleja y solidaria enumeración: Henoc, Elías, Moisés, Paracelso, El Morya, Noé, Mahachohan, Pitágoras, Confucio, Jesús de Nazareth, Hermes Trismégisto, Elohim, Buda, Nichiren, Mahoma, Krishna, Melquisedec, Maitreya, El Rey Arturo, Minerva, Nabucodonosor, Serapis Bei, Lady Rowena, San Juan Bautista, Eliphas Lévi, Sanat Kumara, El Arcángel Miguel, M. Eckhart, Nanak, Francis Bacon, La Virgen de Fátima, El Conde de Saint Germain... y también algún E.T. Todos ellos serían manifestaciones del único ‘Cristo cósmico’” (Pastorino, 2004)

Como casi siempre, cuando se mezclan tantas cosas al final no tenemos nada, al menos nada positivo o que realmente sirva para algo. Podemos decir que de cada área se entresaca lo que se quiera, sin profundizar en nada, y lo utilizan como recetas, aplicables para todo el mundo. El mayor problema con todo esto es la utilización perversa de estas creencias y técnicas. Cada uno es libre de pensar y creer en lo que le parezca más oportuno. Lo malo es cuando sin aviso previo se le van introduciendo creencias que no compartía en primera instancia, aprovechando circunstancias poco éticas a través de un proceso de manipulación psicológica (Farías, 2006).

Muchas de las ofertas terapéuticas que aparecen en los anuncios que podemos ver en las paradas de ómnibus, en la radio, en revistas y en programas de televisión van desde la terapia reikista, angeológica, terapia floral, curación con cristales, yoga, chamanismo, regresiones a vidas pasadas, el Instituto Nefrú del Maestro Rolland, la Metafísica New Age de Mario Olivero Troise… la lista es interminable. En la mayoría de estos casos no hay al frente de este tipo de ofertas terapéuticas un profesional idóneo, es decir un Psicólogo o un Psicoterapeuta formado para el ejercicio de tal función. Cuando lo hay se dan fenómenos de intrusismo profesional y abuso terapéutico.

Rodríguez y Almendros (2005), en una investigación realizada por la Universidad Autónoma de Madrid, afirman que el 97% de las personas que habían estado en pseudoterapias afirmaba haber sufrido abusos verbales por parte del “terapeuta”; el 86% se sintieron dañados por la experiencia; el 78% recibieron malos tratos; el 50% sufrieron depresión; el 25% tuvieron relaciones sexuales con el “terapeuta”. La clínica con pacientes que han vivido este tipo de experiencias y con sus familiares nos muestra que estos “terapeutas” terminan siendo verdaderos manipuladores ya que con su forma de actuar denotan un desconocimiento de la ética profesional trasgrediendo los límites de la misma, hacen un mal uso de las técnicas psicoterapéuticas y llevan a cabo un manejo de la relación terapéutica en su beneficio personal.

El funcionamiento más común de este tipo de terapeutas como lo afirma Perlado (2002) es de tipo dominante, con fuertes tendencias narcisistas, aspectos de grandiosidad y paranoidismo, mostrándose como personas muy hábiles verbalmente.

En Psicoanálisis la “situación analítica” está definida por el encuadre. El encuadre con sus reglas, posibilita el desarrollo del proceso, son los carriles por donde transcurre el tratamiento y, en general, toda ruptura del encuadre puede llegar a significar una alteración de la situación analítica y del tratamiento. Si hay algo que no hay en las “terapias” New Age es un encuadre. En general en este tipo de “terapias”, los límites terapéuticos se diluyen y los pacientes terminan por transformarse en verdaderos creyentes o adeptos, se establece una co-dependencia donde el “terapeuta” y sus pacientes transforman la experiencia terapéutica en un sistema cerrado donde predomina la perversión, de esta manera los pacientes llegan a ser amigos de sus “terapeutas”, empleados, colegas, aprendices; en las situaciones de grupo llegan a convertirse en hermanos que están agrupados con el fin de admirar y dar apoyo a su “terapeuta”. Como se podrá ver se despliega una dinámica similar a la de los grupos dogmáticos [“Grupo dogmático”,” secta coercitiva”, “grupo de manipulación” son para nosotros términos equivalentes].

No vamos a ingresar, porque no es el objetivo de este trabajo, en el difícil terreno de definir qué es una secta. El “problema de la definición” como lo llaman los especialistas en la materia, es un problema harto difícil y que suele levantar ampollas. Solamente vamos a tomar la llamada “definición psicológica” de la Dra. Margaret Singer (2003) a fin de aclarar un poco en lo que a la pregunta que motiva nuestro trabajo respecta. Singer afirma: “prefiero emplear la expresión ‘relaciones sectarias’ para significar de manera más precisa los procesos e interacciones que se dan en una secta. Una relación sectaria es aquella en la que una persona induce intencionalmente a otras a volverse total o casi solamente dependientes de ella respecto de casi todas las decisiones importantes de la vida e inculca en esos seguidores la creencia de que ella posee algún talento, don o conocimiento especial” (Singer, 2003, 34). Más adelante esta autora afirma que el rótulo “secta” refiere a tres factores: a) el origen del grupo y el rol del líder; b) la estructura de poder o relación del líder y los seguidores y c) el uso de un programa coordinado de manipulación psicológica (de aquí en adelante MP) o lo que más comúnmente se denomina “lavado de cerebro” (Singer, 2003).

¿Cómo se llega a esta situación? Desde una comprensión psicoanalítica, podemos afirmar junto con Perlado (2002) que se produce la perversión de una relación transferencial. Una forma de entender esto es tomándolo como una inversión del diálogo analítico. En la práctica psicoanalítica atendemos al paciente para conducirle por un camino desconocido de antemano que va orientado, entre otras cosas, a disolver la dependencia derivada de la transferencia para incrementar la autonomía del paciente. El propósito del terapeuta no es el lucro personal a costa de un tratamiento interminable, sino ayudar al paciente a alcanzar un mayor bienestar personal, familiar y social. En momentos del proceso puede ser que aparezca una transferencia idealizante y adhesiva que se mantiene rígida. Este fenómeno se acerca bastante a lo que pasa en la relación entre el adepto y su líder, pero al contrario de lo que sucede en el discurso dogmático que asume como cierta esa transferencia, en nuestro trabajo no asumimos esa proyección y la tomamos como producto de una fantasía inconciente. Es en este último punto en donde radica, a nuestro entender, lo que podemos entender como manipulación, es decir, una perversión del vínculo transferencial encaminada a alimentar el yo narcisista del líder (Perlado, 2002).

En los testimonios de personas afectadas por este fenómeno, podemos ver como a poco de iniciar el “tratamiento” se comienza a llevar a cabo el proceso de MP (Farías, 2006). Todo comienza con lo que llamamos “proselitismo engañoso” (Baamonde, 2003), es decir, a la persona que consulta a este tipo de “terapeutas” nunca se le dice el verdadero trasfondo sectario que este tipo de prácticas terapéuticas tienen. A poco de comenzar el tratamiento, y gracias a procesos fundamentalmente inconcientes, se le irán inculcando todo un nuevo sistema de creencias que, de haberlo sabido antes, seguramente la persona no los hubiese aceptado. Poco a poco se ira incrementando la asimetría, el “terapeuta” se auto impondrá títulos como “Maestro”, “Gurú”, “Apóstol”. A partir de este “estatus de superioridad” junto con una actitud “paternalista benevolente” irá buscando que el paciente haga “confesiones íntimas”, iniciándose así la espiral de la captación manipulatoria. El proceso de MP termina siendo una violenta intrusión en el mundo interno del paciente, implantando objetos internos nuevos, llegándose incluso a negar la parentalidad y el discurso social. Es un proceso de violencia psicológica que genera fuertes estados regresivos y una gran dependencia. Esta gran dependencia está enfocada a transformar al sujeto en objeto, en instrumento del “terapeuta”, esto explica en parte, el por qué de la gran dificultad de abandonar este tipo de relaciones. Termina por darse una lógica dual, maniquea, escindida, clivada, en donde todo lo bueno está dentro de la relación fusional con el “terapeuta” y todo lo malo fuera.

El compromiso del adepto se apoya sobre un lazo transferencial muy intenso, podemos decir que es una verdadera “realización” de la transferencia, favoreciendo la regresión para incrementar la dependencia y explotado al máximo por el “terapeuta” para su beneficio personal. Todo comienza como una seducción, a partir de esta seducción comienza una forma sutil e insidiosa de violencia, de presión emocional sobre la base del poder destinada a transformar al sujeto en objeto. Las personas tienden a consultar estos “terapeutas” generalmente en situaciones de crisis. No es tan importante el contenido de la crisis (económica, afectiva, existencial, etc.) como el hecho mismo de la crisis, el hundimiento de las convicciones básicas del sujeto y el incremento de vulnerabilidad consecuente. En un momento de crisis, la confianza en objetos internos buenos y continentes se pierde y es entonces cuando el “terapeuta” se introduce en el mundo interno del sujeto para llevarlo a la condición de adepto. Bastará con que el “terapeuta” tome un conocimiento del sujeto que alcance como para que desnude sus grietas narcisistas, estas grietas narcisistas se hacen más visibles en los momentos de crisis vitales en los que solemos todos ser más vulnerables. Así también decae la confianza en los objetos buenos continentes; el “bombardeo de amor”, el otorgamiento de “padres espirituales”, el “sobredimensionamiento de los conflictos”, sobre todo los familiares, será la manera de comenzar un ataque a los objetos parentales (de hecho, este tipo de “terapeutas” se presentan generalmente como padres o madres perfectos), para luego ser sustituidos por verdaderos “objetos internos implantados mediante un proceso de infiltración masiva en la mente del sujeto que terminara por despojarlo de su mundo simbólico llevándolo a un estado de no – pensamiento” (Perlado, 2002)

La seducción sectaria es una forma de seducción narcisista en tanto que despliega un proceso tendiente a envolver y enredar cada vez más al sujeto en la espiral del grupo, prometiéndole un ideal a través de una adhesión pasional y radical que se supone que operará como una suerte de transformación personal radical y trascendente a través de rupturas en las relaciones (“renunciamientos” a los amigos, trabajo, estudios, familia). Lo que se ofrece es una convicción totalizante a través de experiencias afectivas oceánicas que llevan a una inflación yoica (a la búsqueda del “yo ideal” infantil), de esta manera el narcisismo dañado por la crisis del sujeto es sustituido por una convicción dogmática que recubre el daño con la apariencia de bienestar. Una vez seducido el sujeto y atacado su equilibrio narcisista se ponen en marcha prácticas destinadas a desmantelar el yo (“atrofiamiento de identidad, memoria y pautas de vida”), a desmantelar el aparato mental, lo que luego encontraremos en la clínica como pacientes con una importante “hemorragia narcisista” (Perlado, 2005).

Freud en “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921), nos brinda algunas claves para comprender lo que sucede en algunos grupos terapéuticos New Age. La noción de superyo todavía no era utilizada por Freud cuando escribe esta obra, a esta altura utiliza el término “ideal del yo”, dice Freud: “llamamos el «ideal del yo», y le atribuimos las funciones de la observación de sí, la conciencia moral, la censura onírica y el ejercicio de la principal influencia en la represión” (Freud, 1921, 103). Podemos llegar a sostener que el superyo es sustituido por un superyo externo, en el caso de los grupos dogmáticos por la figura del líder, este objeto implantado a través del proceso de MP se ha puesto en el lugar del ideal del yo, calla la crítica operada por esta instancia y todo lo que el objeto hace y pide es considerado justo e intachable. La conciencia moral no se aplica a nada de lo que acontece a favor de este objeto. Freud en relación a esto termina definiendo a la masa como un grupo de individuos que han colocado un objeto en el mismo lugar, en el lugar de su “ideal del yo” y que por lo tanto se identifican entre sí en su yo (Freud, 1921). Esto ha traído a colación hechos trágicos como lo que recientemente sucediera en la región de Penza en Rusia.

Pero más allá de este tipo de hechos vemos familias fracturadas por este fenómeno, personas explotadas al extremo, graves trastornos psiquiátricos, suicidios, son las consecuencias de este tipo de “terapeutas” perversos.

En nuestro país este tema de las pseudoterapias, el tema de los grupos sectarios, no esta presente en la currícula de la formación de los futuros profesionales de la Salud Mental. Ni en la Universidad de la República, ni en la Universidad Católica ni en el Universitario Francisco de Asís se estudian ni se investigan estos temas. A partir de la investigación bibliográfica y gracias al contacto con investigadores de primer nivel a nivel mundial, como es el caso del Psicoanalista Catalán Miguel Perlado o la Dra. Carmen Almendros de la Universidad Autónoma de Madrid, y el ya fallecido Lic. José María Baamonde, hemos podido profundizar mucho a nivel teórico en este tema que nos apasiona desde hace ya muchos años. Queda pendiente el poder realizar en nuestro medio investigaciones empíricas que nos permitan cuantificar el impacto de este tipo de prácticas a nivel de nuestra realidad, llevar a cabo investigaciones de este tipo sin el apoyo de una institución es imposible. Por el momento estamos trabajando por instalar el debate sobre éstos temas, para nosotros, encuentros como el de hoy son mojones muy importantes en nuestro trabajo.

BIBLIOGRAFÍA

Almendros, Carmen. 2005. Ladrones de libertad. Pseudoterapias “religiosas” New Age. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid Ediciones

Baamonde, José María. 2003. La Manipulación Psicológica de las sectas. Madrid: Ed. Paulinas

Dufour, Dany-Robert. 2001. Los desconciertos del individuo – sujeto. Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur. 11 de mayo de 2001.

Farías, Álvaro.
- 2004. Postmodernidad, el retorno de Dios. (Inédito)
- 2006. Ladrones de libertad, un abordaje psicoanalítico al fenómeno de la manipulación psicológica sectaria. Memoria de Grado en la Universidad Católica del Uruguay.

Ferguson, Marilyn. 1985. La conspiración de Acuario. Barcelona: Kairós

Freud, Sigmund.
- 1921. Psicología de las masas y análisis del yo (Obras completas tomo XVIII) 4ª 1993. Buenos Aires: Amorrortu Editores
- 1930. El malestar en la cultura (Obras completas tomo XXI) 4ª 1993. Buenos Aires: Amorrortu Editores

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Pastorino, Miguel. (2004) New Age: la punta del iceberg. Artículo publicado en el Quincenario “Entre Todos”. Montevideo, noviembre de 2004

Perlado, Miguel.
- 2002. Intrusismo profesional y abuso terapéutico grupos de manipulación en salud mental. Publicado en: “Revista del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña”, Nº 149
- 2002. A propósito de un tipo especial de perversión narcisista. Publicado en: “Revista de Psicoterapia Psicoanalítica”, Nº 5

- 2005. La atadura sectaria. Publicado en: “Intercambios, Papeles de Psicoanálisis”, Nº 15

- 2007. Estudios Clínicos sobre sectas. Barcelona: Ed. Atención e Investigación en Socioadicciones

Roudinesco, Élisabeth. 2002. ¿Por qué el Psicoanálisis? Buenos Aires: Ed. Paidós

Silleta, Alfredo. 2007. Shopping Espiritual. Buenos Aires: Ed. Martínez Roca

Singer, Margaret. 2003. Las sectas entre nosotros. 3ª Barcelona: Ed. Gedisa

3. Aniversario de José María Baamonde: “la Nueva Era ofrece un vago espiritualismo gnóstico”. FUENTE: Arbil

Hoy, 23 de agosto, se cumple el segundo aniversario de la muerte de José María Baamonde, uno de los iniciadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Por ello añadimos a este número monográfico sobre la Nueva Era una interesante entrevista que publicó la revista Arbil (nº 71-72), y realizada por F.J.V.O. Es nuestro sencillo homenaje a José María, con cuyo espíritu queremos continuar en la RIES, y a toda la labor que desarrolló desde la Fundación Spes.

Baamonde era licenciado en Psicología, y como psicólogo clínico especializado en la atención psicoterapéutica a los afectados por las sectas, y buen conocedor del tema, en 1989 fundó la Fundación Spes (Servicio para el esclarecimiento de las sectas y nuevos movimientos religiosos), que presidió hasta 2001. Desde entonces, con su cambio de residencia a España, era el Director de su Área de Documentación e Investigaciones. Además, colaboró muy estrechamente con el Centro Ecuménico “Misioneras de la Unidad” de Madrid.

Participó en multitud de congresos y reuniones internacionales, como experto particular o representando a organismos eclesiales, como en la reciente Consulta Internacional sobre New Age (junio 2004), organizada por la Santa Sede en la Ciudad del Vaticano. Era asesor del Secretariado para la Familia de la Conferencia Episcopal Argentina desde 1997, profesor del Instituto de Cultura Universitaria de la Pontificia Universidad Católica Argentina y del Centro de Investigación de Ética Social. Desde 2003 era profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, lugar donde ha dejado buenos compañeros y alumnos.

Baamonde escribió los siguientes libros en Argentina: Sectas en Preguntas y Respuestas (1992), Los Niños de Dios (1992), Sectas y Lavado de Cerebro (1993), La Familia: La Verdadera Historia de los Niños de Dios (1993), Los Cultos Afrobrasileños (1995), Sanaciones, Posesiones y Exorcismos (1996), El Fenómeno de las Sectas y los Nuevos Movimientos Religiosos (1997), Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos (1998), La Iglesia y las Sectas (1998), Libertad Religiosa, Cultos y Sectas en la Argentina (2001), y en España La Manipulación Psicológica de las Sectas (2003).

- Usted es un conocedor de la situación de las sectas en Argentina y en el resto de Hispanoamérica, así como de su impacto en el pueblo católico. Desde su perspectiva, ¿se trata de un fenómeno creciente o se encuentra en vías de estancamiento?

- En general el fenómeno de las sectas y los nuevos movimientos religiosos (NMR), registra un constante crecimiento, aunque variable en su proporción, según una serie de circunstancias. Entre otras podemos mencionar ciertos períodos de la historia. Como dijera en un trabajo anterior, existe en el ser humano una tendencia al cierre o consumación de ciclos o períodos de años. Es por esta razón que tanto en el año 100, en el año 500, en el 1000 ó 1500, tendían a surgir grupos de carácter gnóstico o esotérico y, por sobre todo apocalípticos, que sostenían que en el año 100 iba a registrarse el fin del mundo, o en el 1000 ó el 1500.

Nuestro reciente fin de siglo, coincidente con el fin del segundo milenio, no fue una excepción. En las últimas décadas surgieron muchísimos grupos de carácter gnóstico y esotérico, al igual que grupos apocalípticos. La única diferencia distintiva que hemos registrado en la actualidad es que, por sobre la idea de un fin del mundo, ganó preeminencia la idea de transformación, surgiendo así un movimiento muy amplio y difuso, con un alto contenido gnóstico y esotérico y que se lo conoce con el nombre de New Age o Nueva Era.

Otro factor no menos importante para el crecimiento de los NMR, consiste en los Medios de Comunicación Social. Antes de la existencia de éstos, un grupo no tenía mayor influencia que en la zona geográfica donde desarrollaba sus actividades, y su propagación y crecimiento era proporcional a la velocidad de los medios de transporte de la época.

En la actualidad un NMR por más pequeño que sea, teniendo acceso a los Medios de Comunicación Social, puede llegar al mundo entero en pocos segundos, propagando sus prácticas, creencias y actividades proselitistas, masivamente. Es por esta razón que algunos NMR, especialmente evangélicos de tipo pentecostal, han montado grandes cadenas radiales y televisivas, e incluso, han comprado partes de satélites a fin de lograr emisiones durante las 24 horas a gran parte de mundo, en forma simultánea.

En la década de los ochenta, hubo un grupo evangélico pentecostal que llegó a instalar grandes antenas en medio de barrios marginales en países de Centroamérica y obsequiar televisores, a fin de que los habitantes de dichos barrios pudieran recibir sus programas exclusivamente.

- Ante el fenómeno de las sectas, las realidades de España y Argentina, ¿son equiparables en este sentido?

- Es un fenómeno mundial, aunque evidentemente, siempre encontraremos algunas características particulares de acuerdo a las diversas regiones del mundo. En lo que respecta a este tema, Argentina no se diferencia de los países desarrollados del Primer Mundo. No sólo viene importando movimientos de estas características desde hace varias décadas, sino que ya se ha convertido en un exportador más, con grupos que han tenido su origen en nuestras tierras y hoy, desarrollan una amplia actividad en países europeos, como es el caso de Nueva Acrópolis o El Movimiento, fundado por Rodríguez Cobo, más conocido como "Silo".

Y no sólo Argentina, muchos otros países de América Latina son generadores de movimientos de características sectarias y que desarrollan actividades tanto en Europa, como en los Estados Unidos de Norteamérica y el resto del mundo.

Quizás una de las tantas diferencias podremos encontrarla en lo que se refiere al tratamiento del fenómeno. En los países del Primer Mundo existe un número importante de estudiosos que llevan años en el seguimiento al presente fenómeno. Por el contrario, en Argentina como en el resto de los países de América Latina, los abocados a la presente temática son escasos y, mayoritariamente, los estudios corresponden a las dos o tres últimas décadas y desde una perspectiva sociológica o teológica, aspectos estos muy importantes, pero insuficientes para comprender a un fenómeno que obedece a muchísimas razones distintas.

- La Fundación SPES viene realizando un extraordinario trabajo especializado en la formación de laicos y sacerdotes y en el tratamiento de otros aspectos asociados al fenómeno de las sectas y los nuevos movimientos religiosos (NMR). Esta labor, ¿es suficiente, o deben dedicarse más esfuerzos en este sentido? La lucha contra el avance de las sectas, ¿debe implicar también a otros sectores de la Iglesia católica?

- En primer lugar, yo no hablaría de lucha contra el avance de las sectas. El objetivo de la Fundación SPES es el estudio interdisciplinario del fenómeno, a fin de brindar elementos para el discernimiento y respuestas al desafío que implican, como así también una serie de servicios concretos para la Iglesia y otras instituciones, y para personas que se encuentran afectadas directa o indirectamente por esta problemática.

Por otra parte, siempre existirán movimientos de estas características por lo que una lucha sería totalmente infructuosa. Estimo mucho más efectivo trabajar fundamentalmente sobre dos aspectos: la formación en la propia fe, y la información general sobre el fenómeno. De esta manera lograremos que cada vez sean menos los que se dejen seducir por propuestas tentadoras, pero irreales. Ahora bien, la gran envergadura del fenómeno, hace que los esfuerzos deban incrementarse y no sólo por parte de la Iglesia, sino que deben implicar a toda la sociedad.

En lo que respecta a la Iglesia y pese a los constantes pedidos por parte del Magisterio Pontificio, son pocos los seminarios, universidades y demás instituciones educativas, que estudien el fenómeno de manera más o menos sistemática. En los seminarios, por lo general, su tratamiento se efectúa tangencialmente cuando se estudian temas como ecumenismo o pastoral. No hablemos ya de otras instituciones educativas, incluyendo universidades católicas, donde en algunos casos existe una subestimación del tema y en otros una sobrevaloración, rayana al temor.

En cuanto al resto de la sociedad, creo que hay que superar el prejuicio de que el fenómeno de las sectas y NMR son sólo un problema que compete a la Iglesia o al resto de las religiones clásicas o tradicionales. Este tema va mucho más allá de lo simplemente religioso. Y mire usted qué curioso. Los únicos preocupados en reducir este tema a una cuestión religiosa, son las mismas sectas. De esta manera, cuando son blanco de una crítica objetiva, comienzan a realizar grandes campañas manifestando que son víctimas de una persecución religiosa y sacan a relucir clichés como Santo Oficio, nuevas cruzadas, etc.

Este tema compete a toda la sociedad, porque toda ella es interpelada por el presente fenómeno. Este es un problema que compete al Estado, a los gobernantes, a los profesionales, a los educadores y a los educandos, a los padres y a los hijos.

Quizás debiéramos preguntarnos cada uno de nosotros, en qué nos afecta o involucra el fenómeno de las sectas o NMR, de qué manera podemos responder al desafío, y cómo podemos comprometernos desde nuestra vocación particular. Creo sinceramente que todos podemos dar una respuesta: el gobernante, desde su función pública; el político, desde su bancada; los profesionales, desde sus disciplinas académicas; el educador, desde su cátedra; y los padres de familia, desde su mesa, donde comparten el pan y, en diálogo profundo, rico e íntimo, velan por una formación integral de sus hijos.

- ¿No considera que, para afrontar el fenómeno de las sectas, además de extender una buena formación es imprescindible una vivencia personal de la fe y la pertenencia a una realidad eclesial humana concreta?

- Absolutamente. La formación sin la gracia, no sirve para nada, o sirve para muy poco.

- Lleva un año viviendo entre nosotros. ¿Existe alguna iniciativa similar a su Fundación en España? ¿Cree necesario, para España, algún instrumento análogo al impulsado por usted en Argentina?

- Por el momento estamos considerando la posibilidad, junto con otros profesionales, de crear un centro de formación dentro de una institución educativa, aunque considero que siempre será necesaria la organización de diversas instituciones que se aboquen al estudio del presente fenómeno, desde diversas perspectivas.

- En América Hispana, parece ser, arraigan de forma particular las sectas pentecostales y evangélicas. En España, por el contrario, parece ser, echan raíces las diversas corrientes de la new age en su versión de "religión de supermercado". ¿Le parece justo este juicio?
- En un principio y con una mirada rápida podría decirle que sí, aunque no utilizaría la palabra secta, para referirme a los grupos evangélicos de tipo pentecostal en general, ya que dentro de este espectro existen grandes variaciones, en razón de que los pentecostales se caracterizan por ser autocéfalos. En términos generales es muy distinto el fenómeno del pentecostalismo en América Latina, que con respecto a Europa.

En América Latina los pentecostales son el grupo de mayor crecimiento en estos momentos y ello obedece a muchas razones, entre las que no se pueden dejar de tener en cuenta la situación de crisis medianamente constante que viene padeciendo toda la región; la ayuda extranjera, mayoritariamente proveniente de los Estados Unidos de Norteamérica y esto especialmente en ciertas regiones de Centro América y norte de Sudamérica; los planes y seminarios de crecimiento al que son tan afectos, como el Plan Amanecer que se proponía alcanzar a ser más del 50 % de la población para el año 2000 y edificar un templo cada mil habitantes; el proselitismo agresivo y compulsivo, denunciado en los documentos de la III y IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizadas en Puebla (1979) y Santo Domingo (1992), respectivamente; y la capacidad del autopastoreo sin ningún tipo de control, entre otras.

Esta última es una razón muy pocas veces tenida en cuenta. Al ser estos grupos autónomos y autocéfalos, es muy frecuente que un integrante de los mismos, disgustado con sus pastores o, simplemente porque cree haber recibido un llamado divino, se autoproclame pastor o pastora y dé comienzo a un nuevo grupo pentecostal. De esta manera la progresión del crecimiento, suele ser geométrica.

Algunas fuentes afirman que un 15,4 % de brasileños, unos 25 millones aproximadamente, se han adherido al pentecostalismo; un 25 % en Chile; y un 31 % en Guatemala, aunque es importante resaltar en lo que respecta a este último país, que allí el pentecostalismo tuvo gran ayuda gubernamental para su expansión, durante la presidencia del Ríos Montt. Algo parecido ocurrió en Perú, durante el gobierno de Fujimori y en Chile, durante el gobierno de Pinochet.

En España y Europa en general, la presencia por el momento de este tipo de movimientos no es de gran envergadura, pero estimo que pronto variará en razón de la gran afluencia de latinoamericanos. En lo que respecta a la New Age o Nueva Era, también en un principio coincidiría con su juicio, y ello particularmente porque lo más visible de esta corriente, apuntaría a sectores de un mediano poder adquisitivo y con una formación intelectiva media. Pero como expresara, este es sólo el aspecto más visible de la New Age.

Existe un segundo nivel que está logrando permeabilizar a todos los sectores de la sociedad, tanto a nivel económico como intelectual, y tiene también una fuerte presencia en países de América Latina.

- Sectas y new age encuentran un buen mercado entre amplios sectores católicos. ¿Qué falla en nuestra Iglesia, a su juicio, para que tengan este éxito, especialmente entre mujeres y jóvenes?

- Son varios los factores que se relacionan para el éxito de la New Age o Nueva Era en sectores católicos, una de las cuales indudablemente, responde a una muy pobre formación en la propia fe.

Ocurre que la New Age si bien no se presenta como una religión propiamente dicha, posee empero, un alto contenido religioso. Ofrece un vago espiritualismo gnóstico, donde la salvación se lograría por el conocimiento y no por la fe o la conducta. De esta manera propugnan un crecimiento espiritual sin atenerse a dogmas o sacrificios de ningún tipo, sino tan sólo escuchando la voz interior. Esta falsa espiritualidad demanda, consecuentemente, el abandono progresivo de toda creencia previa, para experimentar una nueva religión sin divisiones, donde Dios es conceptualizado como una Gran Energía.

Es aquí donde quizás se encuentre una de las razones del éxito que registran en una sociedad sensual y consumista, las doctrinas y prácticas de la New Age, al poner comercialmente y al alcance de cualquiera, una experiencia mística sensible y a medida del consumidor, una mística part time y para el tiempo libre, y sin necesidad de transitar por esa noche oscura de la que grandes y verdaderos místicos han hablado tan profusamente.

Con una oferta tan tentadora, ha logrado permeabilizar a muchísimos católicos, incluyendo algunos sacerdotes y religiosas. Al respecto son muy esclarecedoras las palabras de S.S. Juan Pablo II a los obispos norteamericanos en la visita ad limina del 18 de mayo de 1993:

"Muchos de vosotros habéis escrito cartas pastorales sobre los problemas que presentan las sectas y movimientos pseudo religiosos, incluido el llamado New Age. Las ideas de la New Age a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes, que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia.

"En su perspectiva sincretista e inmanente, estos movimientos pararreligiosos prestan poca atención a la Revelación, más bien, intentan llegar a Dios a través del conocimiento y la experiencia, basados en elementos que toman prestados de la espiritualidad oriental y de técnicas psicológicas. Tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de una vaga visión del mundo, que se expresa mediante un sistema de mitos y símbolos revestidos de un lenguaje religioso. Además proponen a menudo una concepción panteísta de Dios, incompatible con la Sagrada Escritura y la tradición cristiana. Reemplazando la responsabilidad personal de nuestras acciones frente a Dios con un sentido del deber frente al cosmos, tergiversando así el verdadero concepto de pecado y la necesidad de la redención por medio de Cristo".

De esta manera, a través de diversas organizaciones, programas educativos, libros, revistas, programas radiales y televisivos, la New Age va ganado adeptos día a día con el objetivo final, según sostienen, de borrar las fronteras universales, para lograr la creación de una suprarreligión donde el hombre sea el Alfa y el Omega, el Principio y Fin de todas las cosas, logrando así una caricatura de la religión: Ya no es el hombre el creado a imagen y semejanza de Dios, sino Dios, el creado a imagen y semejanza del hombre.

- La Masonería jugó, en el pasado de Argentina y de España, un importante papel. En la actualidad, sin embargo, parece haberse difuminado su tradicional influencia. Sin embargo, parece adivinarse un influjo de muchos principios masónicos en buena parte de los presupuestos y propuestas de la new age y numerosas sectas ocultistas. ¿Qué opinión tiene al respecto?

- La influencia de la masonería, a mi entender, sigue con plena vigencia en los más diversos ámbitos y comparte con las numerosas sectas ocultistas, sus contenidos de carácter gnóstico y esotérico. En cuanto a la New Age o Nueva Era, pueden observarse claramente estos influjos en muchas de las propuestas que hace el presente movimiento. Desde la creación de una suprarreligión, hasta su rechazo, yo diría en algunos casos hasta visceral, al cristianismo

- Desde algunas revistas especializadas, es el caso de "30 días en la Iglesia y en el mundo", se ha denunciado la irrupción actual de concepciones gnósticas semejantes a las sufridas en los primeros siglos del cristianismo. ¿Se trata de un fenómeno asociado al florecimiento de las sectas o se encuentra, por el contrario en la base del mismo?

- La mayor tentación del cristianismo, a lo largo de toda su historia, fue el gnosticismo. La posibilidad de alcanzar la salvación mediante el conocimiento y el propio esfuerzo, desechando en un neopelagianismo, la gracia sobrenatural. Creo que esta gran tentación humana, es en términos generales uno de los pilares donde se asienta el crecimiento y la difusión de la mayor parte de las sectas y los NMR.

Pareciera que para algunos aceptar el don de gratuidad de Dios, fuera imposible, empezando a recorrer así el camino del mayor de los dramas humanos, que es el vivir apartado de nuestro Creador. La tentación del conocimiento para la salvación lo podemos encontrar desde las más clásicas organizaciones ocultistas, hasta en métodos pseudo científicos y muy populares como el Control Mental. En estos métodos se propone habitualmente que entrenándonos nada nos será imposible, por lo que no deja de ser aunque algo reciclada, la primera y más antigua de las tentaciones que sigue hoy teniendo toda su vigencia: "... y seréis como dioses" (Gn. 3, 5).

- Dada su vinculación actual a la Universidad San Pablo–CEU de Madrid, ¿tiene previsto proponer algún tipo de encuentro multidisciplinar, con vocación de futuro y servicio a la Iglesia, relativo al mundo de las sectas y los NMR y su incidencia en la sociedad actual?

- Sí, son varias las propuestas y en distintos niveles, que se están estudiando. La primera y básica es que los alumnos puedan contar con un conocimiento, aunque sólo fuera una mínimo e introductorio sobre el presente fenómeno y presentado de acuerdo a las distintas disciplinas profesionales. Es decir que los alumnos de psicología conozcan la presente problemática desde una perspectiva psicológica, los alumnos de abogacía, desde una perspectiva jurídica, etc.

Considero esto sumamente importante, porque en el día de hoy están saliendo de universidades católicas de todo el mundo, profesionales que no sólo desconocen absolutamente el presente fenómeno, sino que incluso están convencidos de que grupos pertenecientes a religiones clásicas o tradicionales son una secta, mientras que le asignan carácter de religión clásica o tradicional, a grupos como Cienciología o los Niños de Dios. Es decir que la ignorancia y confusión, es prácticamente absoluta.

En un segundo nivel, sería recomendable una profundización de estos estudios, especialmente en ciertas disciplinas académicas. Y ello sobre todo, porque será habitual que en sus futuras carreras profesionales, deban enfrentarse con casos relacionados a la presente problemática. Al día de hoy, lamentablemente, casi no contamos con psicólogos y psiquiatras capacitados en el tratamiento psicoterapéutico de personas que han sido miembros de algunos movimientos de características sectarias, y que han sido sometidos a prácticas muy particulares, con las consecuentes secuelas físicas y psicológicas.

Algo similar ocurre con el aspecto jurídico y también el periodístico, donde en ocasiones llegamos a leer en periódicos y revistas verdaderas barbaridades o, en el mejor de los casos, tratamientos sensacionalistas. Finalmente sería deseable que en alguna universidad católica se creara un instituto o departamento que se abocara al estudio interdisciplinario del fenómeno, pudiendo ser un referente y brindar un servicio a la Iglesia en particular y a la sociedad en general, a través de conferencias, seminarios y publicaciones tanto a nivel académico, como pastoral, y asesoramiento a otras instituciones.